La corrupción ‘nostra’

Autor: Álvaro González Uribe
2 septiembre de 2017 - 12:09 AM

Cuáles tres poderes, cuáles tres ramas del poder público. Hoy podemos resumir los tres poderes en un solo poder: El poder corrupto

-Doctor, lo estábamos esperando, un gusto volverlo a ver por aquí doctor, entre por esta puerta doctor, bien pueda, ahí está la toga y al lado la tula doctor, siéntese doctor, ¡juzgue usted la Patria! Listo doctor, vuelva, sírvase salir por la otra puerta hacia aquel edificio doctor, ya conoce la entrada doctor.

-Bienvenido doctor, ahí están su toga y su tula doctor, siéntese doctor, ¡juzgue usted la Patria! Bien pueda doctor, salga por allí hacia la otra oficina doctor, imagino que no necesita que le indique por dónde es doctor.

-Buenos días doctor, tiempo sin verlo, ¿cómo van las ventas de su libro?, entre por acá doctor, ahí donde la dejó está su toga, ¿trajo la tula doctor?, siéntese doctor, ¡juzgue usted la Patria! Levántese honorable doctor, salga por la puerta grande hacia el otro edificio doctor.

-¡Qué bueno verlo de nuevo por aquí mi doctor!, ¿y su familia?, ¿y sus estudiantes?, tome su toga doctor, deje su tula ahí en el armario doctor, siéntese doctor, ¡juzgue usted la Patria! Gracias doctor, bien pueda, salga hacia el palacio del frente doctor.

-Mi doctor, cómo me le va, nos tenía olvidados, pase, todo está como lo dejó, lo veo más repuestico doctor, mídase su toga a ver si le sirve doctor, ya veo que trajo una tula más grande doctor, esta inflación nos está matando doctor, ¡juzgue usted la Patria! Gracias doctor, salga por esa puerta más grande, vuelva doctor, no se olvide de nosotros, doctor…

Y así, no todos, pero sí los suficientes.

Desde el colegio nos enseñaron que el Estado colombiano funciona mediante una división de poderes: El legislativo que hace las leyes, el ejecutivo que las hace cumplir y el judicial que sanciona a quien las incumple. Las leyes, todo por las leyes, todo con las leyes, todo para las leyes: hacerlas, vigilarlas, ejecutarlas, manosearlas, evitarlas, torcerlas, camuflarlas, derogarlas, cambiarlas, acomodarlas, disfrazarlas, las leyes… Son ‘leyezuelos’…

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Cuáles tres poderes, cuáles tres ramas del poder público. Hoy podemos resumir los tres poderes en un solo poder: El poder corrupto.

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La dictadura de la corrupción. En una dictadura un solo poder se toma los demás poderes para arrebatarles sus funciones. Terrible. Pero en Colombia es peor: Es la corrupción la que dice qué hacen todos los poderes, es el poder supremo. Cientos de quienes ostentan los tres poderes formales están sentados a sus anchas en un gran trono séptico donde fraguan, conciertan, maquinan, se distribuyen, se nombran. No son todos pero sí los suficientes.

Y no es cosa de un partido y tampoco es de este gobierno ni de los últimos. Es de todos y desde hace muchos, muchísimos años. Y no es solo la cosa pública, es también la cosa privada como lo ha sido la cosa ‘nostra’, la poderosa y también la ciudadana que recoge las migajas bajo la mesa o que mira para otro lado porque “nada se puede hacer”. Todos culpables, unos más que otros y otros más que unos. En Colombia se debería decretar la emergencia ética, pero, ¿quién la podría decretar?

Las leyes, ¿se lo creen? Todo por las leyes, ¿se lo creen? Es todo por la plata. ¿Ya están cotizando en bolsa las sentencias?

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A 6.000 la sentencia. / A 2.000, pues. / Vendo, vendo, vendo, vendo… / ¿Quién da más? / ¿Nadie da más? / Entonces le digo a "mi papá".

“A mi papa”, ¡qué ternurita! Tan tiernos y tan pestilentes ellos. “A su papá”, qué digo: a su compinche, a su colega, / a su cómplice, a su estratega. Mirringa Mirronga, la gata candonga va a dar un convite jugando escondite. Que vengan los Porcinos, los Morenos y los Tarquinos, y los Bulas, los Bustos y los Musas, y que vengan las Fuñas y las Fanfarriñas y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas…, para que hagan cenas con tortas ajenas…

La corrupción ‘nostra’, no de todos pero sí de los suficientes para estar como estamos, no solo de la rama jurisdiccional, no solo de los funcionarios públicos, no solo de los abogados, no solo de los poderosos, no solo de los de una región, no, no todos somos corruptos aunque los que sí lo son se defiendan “insultándonos” de moralistas, ¿y qué?

Salvamento de voto: Qué pena con los honestos que los hay (y muchos y muy capaces, doctor), qué pena por la dureza de esta columna, pero estoy indignado como lo están muchos colombianos. ¿No es así, lector?

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Comentarios:

Edgar
Edgar
2017-09-02 09:34:24
Me gustó lo de "No son todos pero sí los suficientes". Como una parodia del inefable presidente aquél: Bajar la corrupción a sus justas proporciones. Y dónde iremos a parar ? Habrá alguno de nuestros políticos más influyentes que se pellizque? Y esos togados, tan callados, alzarán su voz? Y nosotros qué esperamos? Qué letargo Dios mío!

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