Cuando buscaba el impacto en la disminución de homicidios que tuvieron las políticas públicas aplicadas en Medellín entre los años 2005-2015, lapso en el que la tasa de homicidios (muertes violentas por 100.000 habitantes) pasó de 381 en 1991 a 20 en 2015, el investigador Luis Felipe Dávila se encontró con un complejo entramado de reglas y actores que ordenan los territorios, la vida y la muerte en esta ciudad.El resultado de su trabajo de cinco años se encuentra publicado en la tesis doctoral Reglas, crimen y orden, un estudio sobre la seguridad en Medellín, editado por La Carreta en 2018.Además de proponer un enfoque teórico inexplorado en los procesos de búsqueda de respuestas a la persistencia de los homicidios y otras formas de crimen en Medellín, un gran valor de este documento es un intenso trabajo de campo que incluyó la realización de 65 entrevistas formales, reuniones con la Secretaría de Seguridad, observación etnográfica en las 16 comunas y en dos corregimientos, además de nueve grupos focales en que participaron policías y reinsertados. El resultado del proceso de indagación es un acervo testimonial y documental que confrontar con la teoría del orden de Friedrich Hayek, premio nobel de Economía, quien considera que el orden tiene dos dimensiones: una exógena o artificial y una endógena, o del kosmos.A partir del conocimiento de Hayek, Dávila desestima el tono triunfalista de quienes declaran la existencia de un “estado mágico”, que logró la disminución en 90% de los homicidios de la ciudad, gracias a políticas públicas acertadas. También desmiente las especulaciones de quienes atribuyen a “pactos de bandas” la menor ocurrencia de homicidios. “El problema de Medellín está atravesado por cómo se configura el orden social en los micro territorios”, explica el investigador.Lea también: Limpiar las calles de la ciudadReglas y reguladores cambiantes“En los diferentes territorios de Medellín no siempre las reglas de juego son las estatales, pero no porque estén ausentes, sino que esas reglas terminan formando amalgamas con otras reglas que son informales, unas criminales y otras no”.El libro Reglas, crimen y orden, fue publicado por Editorial la Carreta y editado por César A. Hurtado Orozco.La complicada situación en la que el anhelo de las comunidades por tener estabilidad no es resuelto, como ocurre en muchas sociedades, por el Estado, tiene su origen, según Dávila en “un panorama normativo como el nuestro, en el que tenemos exceso de normas”, muchas de las cuales “no sirven para nada” porque “las instituciones del Estado están lejos”,, porque “poner una denuncia es difícil, el lenguaje jurídico es un impedimento y los niveles de impunidad llegan al 99%, dicho por el fiscal”.La lejanía de las comunidades con el Estado no se traduce en caos puesto que esas mismas comunidades “orden, certeza, regularidad, porque eso se lo que les permite tener cierta certeza, cierta estabilidad”. ¿De dónde sale, entonces, el orden que habitan? Dávila ha encontrado lo que llama “una amalgama” que ocurre en los micro territorios donde confluyen “regulación estatal, regulación criminal que influye, relaciones informales comunitarias”, de manera que “la gente termina cumpliendo normas, ordenando su vida, y a veces no sabe qué norma está siguiendo”.Este amalgamiento, explica, surge de que “una tradición de incumplimiento de reglas, instituciones inciertas, actores criminales, lugares de acumulación de desventajas sociales” y conduce a que “las comunidades en su necesidad de tener certeza se vuelven creativas frente a lo normativo”, que son “otras reglas, que han sido desconocidas, banalizadas o criminalizadas” por la academia.Aunque las atienden, así muchas veces no descifren cómo se originaron, las comunidades también sufren por la multiplicidad de actores que crean reglas para forjar órdenes. “Cuando hay multiplicidad de actores, el panorama es tan complejo, a las comunidades les cuesta tomar decisiones porque tienen que hacer cálculos de maximización de beneficios, y se equivocan”, además de que “tener múltiples agencias prestadoras de servicios genera sobrecostos a los habitantes, y fricciones”.Lo invitamos a leer: Elogio a la policíaLas regulaciones del crimenEn el período que el autor estudió logró reconocer mutaciones del crimen, especialmente por la progresiva disminución de homicidios, hasta 2015.Unos de los cambios están asociados a las transformaciones que también ha tenido el Estado en políticas de seguridad, acciones integrales como las inversiones en urbanismo, educación o prevención del delito, e incluso en las que él llama “blandas”, que son tendientes a provocar cambios mentales, actitudinales o culturales entre los jóvenes.Pero la disminución también “tiene que ver con la terminación del conflicto armado interno en Medellín; con los aprendizajes de la fuerza pública y el crimen sobre la ciudad, y con cómo los agentes criminales terminaron entendiendo que puede ejercerse la violencia de forma distinta no tan letal, pero sí eficiente para el control y generación de recursos”.Las entrevistas le mostraron a Dávila, por ejemplo, que muchos de los criminales han sido agentes de contención de homicidios, llegando incluso a castigar a los responsables de perpetrarlos, lo que muestra como “en las prácticas de Medellín, en las reglas informales, se puso en el centro del orden social, la negociación, los pactos, no la confrontación”.El nuevo crecimiento de homicidios en Medellín es explicado por Dávila en que “nuestros gobernantes y los habitantes entendimos el 2015, con una tasa de 20 homicidios, como un punto de llegada, fuimos triunfalistas”. La tasa que a Medellín alegró, sin embargo, es distante de la que pide la OMS, que debe ser de un dígito (8 o 9) por cien mil habitantes.Qué se puede hacerEl crecimiento de homicidios en Medellín, que no es igual al de los años 90, invita a “construir una mejor sociedad”, donde “se valore la vida, existan oportunidades para los jóvenes y las relaciones no se construyan a partir del miedo, sino de la esperanza”.Para tal transformación, Dávila considera que la nueva Alcaldía debería “avanzar en urbanismo social, en prevención social del delito, en opciones de empleo, en impulsar todo un trabajo de revalorar la vida, trabajar con los hombres jóvenes de estratos 1, 2 y 3, en salud mental y en programas de contención de la violencia… invertir más en estrategias blandas que dan frutos a largo plazo, no en infraestructuras para la guerra”.En su criterio, la Consejería Presidencial y los gobiernos de Sergio Fajardo, Alonso Salazar y Aníbal Gaviria, habían dado pasos que no son “de derecha ni de izquierda” sino de Estado para esa sociedad mejor.
Un patrimonio mayor de la humanidad lo constituyen once códices repartidos en cuadernos que alcanzan más de 7.200 páginas, todo ello con la autoría de Leonardo da Vinci. Es posible que solo se conserve una cuarta parte de lo que en realidad existió. En forma con frecuencia abigarrada, las páginas incluyen dibujos y textos con ideas que todavía causan asombro, descripciones sobre lo realizado o en marcha, pautas de trabajo personal, observación de los gestos y las emociones de las personas, apuntes de la vida cotidiana… Los textos están escritos con la mano izquierda, de derecha a izquierda, en lengua vulgar y no en latín como era usual, y en forma especular, o sea, que cada página puede leerse al ver su imagen en un espejo. El examen de muchos de esos cuadernos fueron la base para que Walter Isaacson escribiera en inglés una gran biografía de Leonardo, de la cual fue publicada en 2018 una versión al español. El autor era ya bien conocido por una extraordinaria biografía de Einstein, en la cual sortea con éxito una aproximación a los trabajos de uno de los científicos más importantes de la historia.Es asombroso el trabajo interdisciplinario de Leonardo, una preparación que en buena medida adquirió en la corte del duque Ludovico Sforza, en Milán, donde pudo encontrarse con artistas, músicos, poetas, ingenieros, políticos, arquitectos y mecánicos. Aunque en una solicitud de empleo al duque se presentó como ingeniero, civil y militar, para lo cual no tenía experiencia, solo al final escribió que también era artista que podía pintar como el mejor. No sorprende porque se supo en su tiempo que no era muy amigo de tomar el pincel, a pesar de que había progresado mucho en sus anteriores años formativos en Florencia, cuando trabajó en el taller de Andrea del Verrocchio. Finalmente, se dedicó al entretenimiento de la corte y a los espectáculos públicos mediante impresionantes montajes teatrales que incluían escenografía, música, vestuario, decorados, mecanismos escénicos, autómatas y artilugios, todo lo cual le interesaba. Se critica su dedicación a lo anterior, pero es bien posible que esa experiencia le ayudase en su posterior diseño de muchos ingenios.Lea también: El método de Leonardo Da VinciLas técnicas impresionantes del pintorEl libro de Isaacson avanza en forma cronológica con la descripción de aspectos biográficos y el análisis de obras de Leonardo. Conocemos pinturas y dibujos del gran renacentista, pero pocas veces aprendemos a apreciar, como en este caso, su impresionante técnica de las veladuras, el esfumado y el claro oscuro, la elaboración y significado de los detalles, el conocimiento anatómico de los gestos y la psicología de los retratados, la dinámica del movimiento y la exactitud geológica y botánica de los paisajes de fondo. A lo dicho deben añadirse sus estudios sobre la óptica, las sombras, la perspectiva, el color y la luz, todo ello plasmado en cuadros de tanta trascendencia histórica como La última cena.Diseccionó muchos cadáveres para dibujar en forma exquisita músculos, huesos, tendones y nervios, hasta cuando la descomposición de los cuerpos le impedía seguir trabajando. Estudió tan a fondo los músculos que controlan el movimiento de los labios, que se ha llegado a afirmar que ello le permitió crear la enigmática sonrisa de la Mona Lisa que ha cautivado al mundo. Quien haya estado en el Museo del Louvre, podrá observar el auténtico tumulto que se forma ante dicho cuadro, no obstante que al salir de la sala correspondiente el espectador encontrará nada menos que la Virgen de las rocas, con no tanto favorecimiento del público.La Virgen de las rocas. San Juan Bautista, con una cruz como premonición de la crucifixión, se inclina ante el niño Jesús, y este le imparte una bendición.Pasión por las máquinasLeonardo desarrolló una fascinación por las máquinas que transmitieran el movimiento o que aprovecharan la energía para convertirla en un movimiento útil, para lo cual introdujo la novedad de no solo presentar la máquina en su integridad, sino efectuar su despiece y dibujar secciones de la misma. De mucho interés fueron sus estudios sobre el vuelo de las aves y las obras hidráulicas, siempre con base en dibujos más que en prototipos. Se ocupó de máquinas de guerra y fortalezas, proyectó la desviación del río Arno y diseñó ciudades ideales. Pero nada de lo anterior fue llevado a la práctica y menos a la imprenta que ya existía. Por ejemplo, un libro sobre las máquinas, la certera discusión sobre los movimientos del agua, así como su aprovechamiento, y los dibujos anatómicos, publicado en su tiempo, habría adelantado el progreso de ciencia, la tecnología y la medicina en años o en siglos.Llaman la atención dos obras apenas iniciadas y no completadas: la estatua ecuestre del padre del duque Ludovico, de siete metros de altura, y el enorme mural para la batalla de Anghiari. Pero su sino fue el resultado de una curiosidad insaciable, que saltaba de una idea a otra, sin aceptar o completar encargos. Con razón, a pesar de ser autodidacta, Leonardo se consideraba no solo artista sino científico e ingeniero que debía perseguir sus propios intereses y no las demandas de la época.Como este artículo está destinado a la sección Ciencia del periódico EL MUNDO, conviene destacar algunos valiosos descubrimientos de Leonardo en el campo científico, un maravilloso ejemplo de su estupenda visión anticipatoria.Le puede interesar: Da Vinci, el genioLeonardo y la naturalezaEl ciclo hidrológico. Observemos este increíble texto procedente de uno de los cuadernos: “El origen del mar se opone al de la sangre, porque el mar recibe dentro de sí a todos los ríos, que son producidos por entero por el vapor de agua que asciende por el aire.” Agregó que la cantidad de agua en la Tierra permanece constante, solo que “circula y da vueltas de forma continua.”El río y sus riberas. Con su poder de observación y medición, Leonardo estableció correctamente que es máxima la velocidad del agua en el centro del río y que es menor la del agua cercana a las riberas, ya que ésta se encuentra afectada por la fricción en las orillas. Explicó la erosión originada por la corriente de agua que arrastra tierra de las orillas. Comprobó que los estratos de rocas a uno y otro lado del río son semejantes, lo cual permite deducir la importancia del río en la creación del valle correspondiente.El color del cielo. Algunos niños preguntan por qué el cielo es azul, pero los adultos con frecuencia ignoramos la pregunta, a pesar de que grandes científicos se han ocupado del asunto. Hoy se sabe que el azul se debe a la llamada dispersión Rayleigh, pero Leonardo proporcionó una explicación en la dirección correcta: “El aire adquiere el azul por los corpúsculos de la humedad, que captan los rayos de luz del sol.” Esos corpúsculos eran para él minúsculos e imperceptibles átomos originados en “la cálida humedad evaporada”.Fósiles en las montañas. Leonardo se preguntaba cómo los fósiles de animales marinos habían ido a parar en varios estratos de las montañas. Descartó un origen único para esos fósiles, en particular el diluvio universal, y señaló que en efecto cada estrato con fósiles estuvo alguna vez en un fondo marino que emergió para formar parte de la montaña. Se interesó en particular en los Alpes, y un video reciente sobre esta cadena de montañas le rinde un merecido homenaje por esa visión extraordinariamente científica y precursora (https://www.youtube.com/watch?v=mJnf3eN5D-U).En sus últimos años en Francia, Leonardo dibujó varias veces imágenes del diluvio. Su interés por los flujos de agua y viento con remolinos, vórtices y en espiral, culminó con imágenes como la aquí presentada. Cabe interpretarla como expresión de la fuerza de la naturaleza.El anatomistaDescubrimiento de la arteriosclerosis. En sus muchas disecciones de cadáveres, en particular la de un anciano que había muerto a los cien años y la de un niño, descubrió que con la edad las arterias se endurecían y ensanchaban debido a la acumulación de sustancias parecidas a placas, y cómo las de un niño eran flexibles y sin obstrucciones “contrario a todo lo que encontré en el anciano”. Un distinguido cardiólogo e historiador de la medicina consideró que era la primera descripción de la arteriosclerosis como un proceso en función del tiempo.La válvula aórtica. En sus estudios sobre el agua, Leonardo se interesó mucho por los vórtices y los remolinos, así como los flujos en espiral. Sus continuas analogías, en este caso entre los movimientos de la sangre y del agua, lo llevaron a un sensacional descubrimiento, reivindicado 500 años después. Con sus detallados estudios relacionados con el corazón pudo determinar que el flujo de sangre que el corazón impulsa hacia arriba, en la raíz de la aorta, no se devuelve en razón de una válvula que se cierra cuando la sangre trata de devolverse, tal como se creyó durante mucho tiempo. Observó que el flujo en espiral de la sangre, cuando atraviesa una parte de la aorta llamada senos de Valsaba, crea turbulencias y remolinos que sirven para cerrar dicha válvula. Un crucial experimento de 2014 en Oxford, que pudo estudiar la circulación de la sangre en un ser humano vivo, demostró que Leonardo tenía razón y concluyeron: “Confirmamos en un ser humano in vivo que la predicción de Leonardo sobre los vórtices de flujo sistólico era acertada y que proporcionó una representación asombrosamente exacta de estos vórtices en proporción con la raíz aorta”.El supuesto autorretrato de Leonardo, llamado de Turín.Lo invitamos a leer: La cúpula de BrunelleschiCiencia y arteEste artículo es apenas una aproximación mínima a un personaje muy complejo. El interés primordial del texto es incitar a los lectores a acercarse a su vida y obra. Un estudio a fondo exigiría una aproximación casi enciclopédica que condujese a resaltar que estamos ante una de las mentes más brillantes de la historia y frente al ser humano que mejor encarnó, en forma natural y convincente, la estrecha relación entre ciencia y arte, no tan favorecida después del Renacimiento y solo revivida en el siglo XIX por Alexander von Humboldt.
La historia de María Teresa Uribe de Hincapié se entreteje con la de la familia que formó y guio junto a Guillermo Hincapié Orozco, con la de las aulas y discusiones de la Universidad de Antioquia y con la de la sociedad a la que interpeló con sabiduría mientras la acompañaba a tratar de entender las tramas del poder y la violencia o de construir caminos para forjar instituciones y provocar la paz.La lúcida intelectual falleció el 1 de enero de este año, seis días después de la muerte de su esposo. Ambos padecieron pulmonía.Lea también: La U de A reconoció a María Teresa Uribe de HincapiéHasta sus 32 años, cuando culminó la carrera de Sociología en la UPB, la vida de María Teresa Uribe, para entonces de Hincapié por su amado esposo Guillermo Hincapié Orozco, recorría los trayectos de una digna señora de clase media-alta antioqueña, formada en ternura, delicadeza y generosidad acompañadas de suave firmeza para hacer valer sus posiciones, unas calidades de las que disfrutaron sus tres hijos: Ana Lucía, Marta Isabel y Luis Guillermo.De la escolástica al marxismoEn 1973 llegó a la Universidad de Antioquia, institución en la que permaneció hasta su retiro, por salud, a mediados del año 2006.Como recuerdan los profesores-investigadores Eufrasio Guzmán Mesa, exdirector del Instituto de Filosofía, y Fabio Giraldo, exdirector del Instituto de Estudios Políticos y amigo de María Teresa, por aquellos tiempos y hasta la reforma construida durante la crisis de los años 80, la Universidad había abrazado el marxismo como enfoque académico de sus maestros y postura política en algunos profesores y en muchos alumnos.La apuesta definió enfoques para la investigación y el análisis que condujeron a lo que los profesores señalan como “el esperpento de las ciencias sociales adoctrinadas, en las que el ideal revolucionario avala la profesión”, una tentación en la que cayeron casi todos, incluso aquellos que, como María Teresa Uribe, rectificaron para recuperar el pensamiento liberal.La adhesión a la doctrina alentó la ruptura de los nuevos investigadores con los estudios previos realizados por quienes en Antioquia habían buscado respuestas a las preguntas sobre el ser regional, sus creencias, adhesiones y proyecciones. El llamado a la acción abrió la tronera a la formación de militancias y grupúsculos, clasificados por siglas incomprensibles para los laicos, que terminarían desatando una atroz oleada de violencia, que el paramilitarismo atizó en los años 80, y profundas divisiones entre y dentro de las facultades.Fruto de este período académico de la profesora María Teresa Uribe es el libro Las raíces del poder regional: el caso antioqueño, escrito entre 1982 y 1986, en intrépida coautoría –por lo que implicaba la interdisciplinariedad en tiempos de encierros y muros- con el economista Jesús María Álvarez. También, sus preocupaciones por entender las raíces de la violencia, un empeño en el que abrió caminos, aventuró hipótesis, desató polémicas y ofreció claridades necesarias, en particular en defensa del lugar de las víctimas.Allí quedaron plasmadas sus preocupaciones por el poder, la violencia, lo antioqueño y la política. Ellas fueron inspiradoras de su lúcido, aunque no carente de controversia, trasegar académico, docente y ciudadano.La historia del adoctrinamiento de la academia, las violencias y odios, que la Universidad recuerda con gran dolor y que busca entender en la discusión sobre si la universidad pública debe buscar ser objeto de reparación colectiva, desató dos procesos terriblemente contradictorios en sus empeños de recuperar la razón como fuerza de la Universidad, el desatado a partir del documento Hacia un proyecto de universidad, de la Rectoría de Darío Valencia Restrepo, y de convertir el campus en escenario de sus guerras, el mantenido por las guerrillas y el paramilitarismo.El planteamiento de Valencia Restrepo, que renunció porque no sería rector de una universidad cerrada, inspiró decisiones colectivas que guiaron los rectores Santiago Peláez y Luis Pérez, quienes propusieron consolidar las ciencias sociales –anatemizadas por algunos practicistas que las consideraban costosas o inútiles- y mantener la fuerza de las áreas de ciencias exactas. Tan importante como generar la estructura para la convivencia de los enfoques fue la determinación de romper con dogmatismo marxista para propiciar la apertura a la ciencia, la investigación y la búsqueda de la verdad.Con sus colegas, María Teresa Uribe dijo adiós a la doctrina y se abrió al pensamiento y a la ciudadanía.Las prolijas exploraciones en busca de respuestaTras su primer texto de investigación, María Teresa se prodigó en proyectos y productos que forman un cuerpo analítico en el que, como explican los profesores Giraldo y Guzmán, brillan su conocimiento e ilustración, fuente de su sabiduría ecléctica, sin rumbo metodológico fijo y expresada más en ensayos que desde la sociología y la politología se aproximan más a la filosofía que al esquematismo de las ciencias sociales puras.En su trabajo intelectual, esta otra “madre” de la sociología, la violentología y los estudios regionales, se ocupa de la memoria, para entender la historia; de dilucidar –y lo consigue- cómo operan en esta sociedad los conceptos de nación-soberanía-ciudadano, una reflexión que dejó en su obra Nación, ciudadano y soberano (2001) y de explorar las raíces y responsabilidades de las violencias que atravesaron la universidad, muchas vidas que le importaban y la ciudad que en la década de los ochenta vio estupefacta cómo toda una generación de niños-jóvenes tomó las armas para librar las guerras ajenas del narcotráfico, principalmente.En estas etapas, María Teresa cumple un papel importante en la inspiración del grupo de estudios sobre la violencia, que la sociedad conoció como “los violentólogos”, en el que participaron, entre otros, el ingeniero Antonio Vélez, el sicoanalista Juan Fernando Pérez, el antropólogo Hernán Henao Delgado. También fue fundamental su presencia en la creación del Instituto de Estudios Regionales, casa de la maestría en Estudios Regionales y de las investigaciones sobre el territorio realizadas en Antioquia, así como en la consolidación del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.El 26 de marzo de 2015, en su último acto público como rector, el médico Alberto Uribe Correa ejecutó la decisión del Consejo Superior de la Universidad de Antioquia de conceder a María Teresa Uribe de Hincapié, ausente del campus desde 2006, el Doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales. El homenaje materializó el sentimiento compartido por los universitarios, que justiprecian a María Teresa Uribe como una de las grandes maestras que la Universidad de Antioquia ha entregado a su departamento.La maestra de la sociedadEl proceso académico de María Teresa Uribe tuvo un importante salto cuando, en compañía de colegas como Beatriz Restrepo Gallego y Hernán Henao Delgado, decidió salir de las aulas para iniciar un diálogo con aquel que en los años 70 y comienzos de los 80 había sido el objeto de sus críticas, algo cercano al “enemigo”: el Estado.En esos momentos, María Teresa y sus compañeros empezaron a participar en mesas de trabajo y discusiones públicas sobre las razones de la violencia en Antioquia y Medellín.La conversación con los gobiernos, las ONG, gremios del sector privado y sectores ciudadanos fructificó en diagnósticos certeros que aclararon realidades no vistas, como la inequidad, la exclusión de los jóvenes, la marginación de la mitad de la ciudad, la carencia de espacios públicos; esos hechos objetivos y demostrables estaban en la raíz de la violencia incomprensible, enfrentarlos era empezar a cambiar realidades, según los académicos contribuyeron a demostrarlo en los seminarios Medellín, alternativas de futuro (1990) y Antioquia hacia un pacto social (1991).Vea también: Universitarios ejemplaresDe nuevo concentrada en la Universidad, María Teresa afianzó su calidad de maestra e investigadora dueña de una propuesta intelectual propia, que fue punto de encuentro entre la ilustración y la ciencia, convergencia que le dio lucidez para interpretar el presente recogiendo las luces que le dejaban sus estudios de la historia y la ciencia política, así como firmeza para defender frente a sus interlocutores las ideas y posiciones forjadas con talento y trabajo.Los últimos librosEn el legado de María Teresa Uribe de Hincapié quedan cuadernos de trabajo, artículos académicos, ponencias y libros, que buscaban explicaciones y propuestas construidas en solitario o con coinvestigadores, que también eran sus amigos.En los últimos cinco años en la Universidad de Antioquia publicó La política en escenario bélico: complejidad y fragmentación en Colombia (2003).En coautoría con Liliana María López Lopera Las palabras de la guerra un estudio sobre las memorias de las guerras civiles en Colombia (2006) y Las guerras por las soberanías, memorias y relatos en la guerra civil de 1859 1862 en Colombia (2008).En homenaje a María Teresa Uribe de Hincapié, las universidades de Antioquia y Eafit publicaron en septiembre de 2009 la obra Las tramas de lo político, coeditado por los profesores Liliana María López Lopera y Fabio Humberto Giraldo Jiménez.El doctorado que consagró su maestríaEl 26 de marzo de 2015, en el último acto público de su rectoría, Alberto Uribe Correa entregó a María Teresa Uribe de Hincapié el doctorado honoris causa en Ciencias Sociales, que le concedió la Universidad según iniciativa de su Facultad de Ciencias Sociales, el Iner y el Instituto de Ciencia Política.En esta consagración como maestra, el rector de la Universidad reconoció en María Teresa Uribe que “lo que ha construido con su ejemplo intelectual, convertido en obra escrita, y con su dedicación al magisterio, hecha vida en sus alumnos, no es sólo huella sino también horizonte para la interpretación de la vida cotidiana y de sus tramas sociales y políticas.Le puede interesar: Una voz sabia en tiempos aciagosEn la declaratoria de reconocimiento a sus merecimientos, el Consejo Superior de la Universidad destacó que su propuesta académica “radicalmente crítica y heterodoxa, se ubica en una frontera interdisciplinar entre la historia, la sociología, la filosofía, la antropología, la teoría y la filosofía políticas, y esta opción analítica le ha permitido concebir y proponer una aproximación politológica propia del proceso colombiano desde los últimos años del siglo XVIII a la época contemporánea”.Dijo María Teresa Uribe de Hincapié “El territorio de la nación colombiana ha sido siempre más amplio, grande y extendido que aquél efectivamente controlado por los recursos institucionales del poder público”: In: Las soberanías en disputa: ¿conflicto de identidades o de derechos?, Universidad de Antioquia 1999.“Hoy pienso que la relación con mi padre está en la raíz de mis preferencias intelectuales, de mis búsquedas incesantes, de mi vocación como maestra e investigadora; así como en la necesidad acuciante por desentrañar las razones y sinrazones de la violencia y el terror, de las falencias de la democracia, las desigualdades y las exclusiones”: del discurso al recibir el Doctorado honoris causa en Ciencias Sociales, en la Universidad de Antioquia.“La tarea de quienes retornan del mundo de las ideas es fundar la polis, la óptima república. Enfrentarse al caos de la vida social y establecer un orden que permita la convivencia y la justicia mediante la ley y la acción política”, de una invitación a la política; lección inaugural ante los estudiantes de Ciencias Políticas en UdeA y Eafit, 2004.
De la medicina humanizada a los algoritmos computacionalesPor Gabriel Jaime Gómez CarderEn los últimos años ha cogido fuerza el tema de los algoritmos, expresión matemática que se extiende desde principios del siglo XVII cuando Galileo dijo que la naturaleza está escrita en lenguaje matemático. También lo habían dicho los pitagóricos en el siglo V antes de Cristo y el mismo Leonardo Da Vinci en el Renacimiento. El éxito alcanzado por la ciencia y la tecnología en el siglo XX y en lo que va de éste, parece confirmarlo. Hay una fe casi ciega en creer que algún día, incluso la medicina, con ayuda de los algoritmos y las computadoras, de la genética y la nanotecnología y sobre todo con los avances de la biología molecular, derrotarán la mayoría de las enfermedades que hoy afligen a la humanidad para llevarnos “ad portas” sino de la inmortalidad por lo menos de una larga y provechosa vida.Para conseguir este anhelo, los médicos contarán con una enorme base de datos normalizada en forma de algoritmos, es decir, de fórmulas o diagramas para diagnosticar la mayoría de las enfermedades. Y hasta aquí todo muy bien. El peligro que se avizora es llegar a pensar que la inteligencia artificial suplantará en parte o casi totalmente al médico personal y que antes conocimos como el médico de cabecera o médico de familia. Es un peligro ciertamente deshumanizante llegar a pensar en la sustitución del médico o por lo menos, llegar a creer que los algoritmos le den solución a lo que antes era una relación entre el médico y el paciente, una relación afectiva, intuitiva y casi siempre reconfortante.Lea también: La inteligencia artificial al servicio de la saludSe alega y con alguna razón, que ahora se dispondrá de una formidable información al servicio del paciente y que esta tendrá mayor soporte científico que la modesta información del médico de cabecera, que escasamente cuenta en su haber con unos pocos casos para hacer un buen diagnóstico. Sin embargo, quienes defendemos la medicina más como un arte que como una ciencia aplicada, alegamos con alguna razón, que el contacto humano, a través de la palabra, es insustituible para devolverle al enfermo confianza y ánimo de vivir. Porque ciertamente la palabra vincula con el ser profundo del otro, estableciendo muchas veces una relación catártica y sanadora.Ya lo decía Hipócrates en su tiempo, “el médico trata, cuando puede alivia, pero siempre da consuelo”. En Colombia hacen falta médicos y para-médicos, hacen falta hospitales y medicinas al alcance de los menos favorecidos. Hacen falta equipos y seguramente algoritmos computacionales, pero lo que más falta hace en Colombia es cultura en salud pública y derecho a la dignidad. El costo de la salud ha llegado a ser tan alto en los últimos años, que ya es un privilegio de pocos tener derecho a una EPS y mucho más, a una medicina pre-pagada.Una cultura en salud pública debería llevarnos a todos a reclamar el derecho a tener agua potable en todos los rincones del país, a tener control de plagas, a tener información sobre higiene personal y alimentaria. Los más pobres de Colombia conviven con animales domésticos, con bichos y roedores de toda especie. Las plagas de mosquitos azotan sin piedad y sin control alguno a los habitantes de nuestras dos costas. El agua de los ríos y caños es impotable. Las deficiencias nutricionales en la primera infancia son alarmantes. En una situación así se podría decir que sobran los algoritmos para diagnosticar una diarrea, un paludismo, una tuberculosis.Lo que necesitamos es sentido de humanidad, de solidaridad y mejor distribución de la riqueza. Necesitamos muchos médicos generosos y humanitarios, que se metan al campo para ayudarle a los más pobres y, sobre todo, necesitamos que el presupuesto nacional en educación y salud pública se fortalezca. Para conseguirlo se necesita voluntad política, educación y compromiso de todos los colombianos. Es evidente que estos buenos propósitos son imposibles de lograr en un país dividido y fustigado por la violencia armada. La salud como la paz, son el fruto de la armonía.En conclusión, los algoritmos pueden ser útiles para que el médico se acerque a un mejor diagnóstico, pero nunca para que sean su remplazo y menos para que se sustituyan galenos por un servicio de inteligencia artificial. Le tengo miedo como decía Hannah Arendt a que terminemos gobernados por algoritmos, es decir por un mundo de tecnócratas fríos, sin sentimientos, sin alma. Otra cosa y la más grave aún, es desconocer que el cambio climático está haciendo estragos en todas partes y mucho más en los países pobres. La salud pública será la más amenazada con la presencia de nuevas plagas e insospechados vectores. La peste de la Edad Media no es una leyenda. Podría resurgir en cualquier momento diezmando a la población más vulnerable del planeta. En este caso, haríamos bien en acudir a pronósticos preventivos y predictivos con ayuda de las matemáticas.Respuesta de Darío Valencia RestrepoBienvenida la discusión sobre un asunto que bien lo merece. Precisamente, el reconocimiento de lo anterior llevó al suscrito a presentar dos posiciones, una que señalaba que el fin último era la eliminación de los médicos, y otra que opinaba sobre la buena ayuda que podría prestarle al médico la IA, pero sin sustituirlo en ningún caso. Vemos que esto último lo considera don Gabriel Jaime.Si tenemos en cuenta un médico con las acertadas características que señala nuestro interlocutor, a quien agradecemos su importante comentario, cabe preguntarse si un médico tal rechazaría como auxiliar un programa de IA, como el descrito en el artículo del suscrito, que le proporcionaría información para tener en cuenta antes de definir un diagnóstico y adoptar una prescripción. ¿Se negaría ese médico a conocer la lectura de un electrocardiograma por parte de la IA como insumo para su diagnóstico?Lo invitamos a leer: La interacción de las cuatro culturasPero ahora pasemos a la realidad. Como millones de personas en el mundo mueren sin cobertura de salud, es necesario examinar si la IA puede ser una alternativa para intentar que una persona no se muera por la carencia de un médico. En nuestro país, es raro que un paciente encuentre en una EPS un médico que lo atienda con el tiempo y las características humanitarias que menciona don Gabriel Jaime. Tal vez la IA podría colaborar en una mejor disposición del tiempo asignado al galeno.De otra parte, muchos pacientes se mueren por errores médicos. En Estados Unidos es la tercera causa de muerte (https://tinyurl.com/ErroresMedicos). Un estudio del British Medical Journal of Clinical Evidence revisó 3.000 prácticas médicas y encontró que 35 % de las mismas eran efectivas o probablemente efectivas, 15 % dañinas y 50 % de efectividad desconocida. ¿Podría una IA, con capacidad de actualizarse en forma constante para descartar prácticas inconvenientes o inocuas, contribuir a mejorar la situación antes descrita?Para terminar, comentemos que el futuro de la Inteligencia Artificial es más promisorio que nunca, en especial para aquellos programas basados en el autoaprendizaje. Hace poco ocurrió un hecho impensable: a uno de estos programas se le suministró las reglas para jugar al ajedrez, empezó a jugar partidas consigo mismo con el fin de discernir y guardar buenas estrategias y tácticas, y a las dos horas estuvo en condiciones de ganar al programa de computador que es campeón del mundo entre computadores. No olvidemos que se requirieron alrededor de seis décadas desde que Turing demostró conceptualmente que una máquina podría jugar al ajedrez, hasta que Deep Blue derrotó a Kaspárov, uno de los mejores jugadores de la historia.
Durante el presente año ocurrió un hecho de innegable trascendencia y significado. Se fusionaron dos organizaciones internacionales, una dedicada a la ciencia y otra a las ciencias sociales. La primera fue fundada en 1932 y llevaba el nombre de Consejo Internacional para la Ciencia, en tanto que la otra databa de 1952 con el nombre Consejo Internacional de Ciencias Sociales.Se creó entonces el Consejo Internacional de Ciencia, del cual hacen parte 40 organizaciones científicas de carácter internacional y 140 de carácter regional que incluyen academias y consejos de investigación. Estamos ante un reconocimiento de la necesidad de interacción entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, puesta de presente, por ejemplo, cuando se desea investigar los efectos globales del cambio climático. En efecto, el Panel Internacional sobre Cambio Climático debe integrar en sus estudios factores climáticos, ecológicos y socio económicos. Un reconocimiento de los graves impactos de la variabilidad climática sobre las poblaciones humanas.Lea también: La inteligencia artificial al servicio de la saludEl camino recorridoA pesar de la importancia de lo anterior, nos queda camino por recorrer. Un poco de historia aclarará el punto. Durante la década de los años cincuenta del siglo pasado, C. P. Snow pronunció en Londres una conferencia titulada Las dos culturas y la revolución científica en la cual lamentaba el distanciamiento, a veces la oposición, entre los científicos y los letrados, situación que podría impedir el empleo de la tecnología para resolver problemas básicos del mundo. Snow consideró inaceptable que el término intelectual se aplicara solo a los letrados y se desconociese la existencia de una intelectualidad científica, y que los primeros tuvieran tanta influencia en las decisiones sociales en detrimento y desconocimiento de las contribuciones de científicos y técnicos al bienestar de las gentes después de la Revolución Industrial. Se inició entonces en Occidente una polémica que todavía no termina.Pero un libro de 2009 titulado Las tres culturas. Ciencias naturales, ciencias sociales y las humanidades en el siglo XXI, de Jerome Kagan, señaló que las culturas no eran dos sino tres, pues era indispensable incluir las ciencias sociales en atención a la importancia que habían adquirido estas hacia fines del pasado siglo. Y nosotros agregaríamos que falta integrar una cuarta, la correspondiente al arte, por la capacidad de esta manifestación para expresar lo inefable y, además, por ser fuente potencial de conocimiento y de crítica. Y entonces surge con facilidad el recuerdo de Edward O. Wilson, quien propone la consiliencia de saberes y la unidad del conocimiento (ver tinyurl.com/WilsonUnidad).Existe pues una tendencia creciente a considerar que todo estudio o investigación de cierta envergadura científico-técnica requiere la mirada analítica de múltiples disciplinas y profesiones, como paso previo a una necesaria síntesis integradora. Una situación de grandes implicaciones para la educación, tal como lúcidamente lo ha señalado Edgar Morin en su bello libro para la Unesco titulado Los siete saberes necesarios para la educación del futuro (ver tinyurl.com/MorinSaberes).Podemos afirmar que hoy se requiere personas con capacidad integradora, de personas que puedan establecer aproximaciones e interacción entre las cuatro culturas ya mencionadas. En particular, son múltiples las relaciones que existen entre ciencia y arte, fundamento para una visión integral del mundo (ver https://tinyurl.com/CienciaArte). A la vez, con argumentos convincentes se ha mostrado que es posible una educación que en forma transversal incorpore el arte en los estudios, con el fin de fomentar y desarrollar la capacidad creativa, un aspecto central para el buen desempeño en las diferentes disciplinas y profesiones. Es oportuno entonces recordar el ensayo de Carlos Enrique Ruiz, director de la más que cincuentenaria revista cultural Aleph, titulado Educación por el Arte, en Herbert Read. Sentido de vigencia. (ver tinyurl.com/ReadAleph).Para terminar, vale la pena mencionar lo conocido durante una reciente visita a España por parte de una delegación de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Dicha visita tuvo como objeto la participación en los diferentes actos que en homenaje a Francisco José de Caldas tuvieron lugar en cinco ciudades de la Comunidad Autónoma de Galicia. En conversación con la presidenta del Consejo Cultural de esta región, se supo que este cuerpo asesor incluye en sus actividades tanto la cultura humanística como la cultura científica, un ejemplo que los colombianos deberíamos mirar con interés.Un hito editorial en Colombia: La Humboldtiana neogranadinaEntre nosotros hemos tenido un Ministerio de Cultura y un Instituto de Cultura, sin que se tenga claro el significado de cultura, pero bien se sabe que esta no tiene relación con la cultura científica. Ahora mismo se habla de la economía que incluye un concepto tradicional de cultura, y hasta se ha calculado su contribución al PIB de Colombia, sin que se haya prestado igual atención al caso de la ciencia y la tecnología.
Es bien probable que usted, amable lector, al sentir síntomas de una posible enfermedad, se haya dirigido a Google para averiguar algo al respecto, incluso antes de consultar a su médico, o, con posterioridad a la prescripción de medicamentos, quiera con ayuda del famoso buscador conocer los efectos favorables o desfavorables de los mismos.Vea también: Los reversazos médicosPero eso puede cambiar radicalmente. Hace años que un inversor del valle Silicon se preguntó si necesitamos médicos o algoritmos. Señaló que la Inteligencia Artificial (IA) es superior a un médico porque cuando este prescribe un tratamiento a partir de síntomas, lo hace con un volumen de información personal, mínima si se compara con lo que puede obtenerse internacionalmente y clasificarse en forma sistemática en una base de datos que puede ser de enorme tamaño.En efecto, están apareciendo aplicaciones de IA que permiten al paciente un diálogo sobre los síntomas que lo aquejan y que le indicarán si el asunto es de poca monta y fácil de resolver, o si es necesario que obtenga una cita médica. Un artículo reciente de la revista Technology Review, una publicación del Instituto Tecnológico de Massachusetts, señala que dichas aplicaciones siguen el llamado triaje clínico, un procedimiento que evalúa prioridades de atención de acuerdo con las necesidades terapéuticas y los recursos disponibles.Las aplicaciones en cuestión emplean técnicas de la IA para el procesamiento de lenguaje, de modo que el paciente pueda expresar sus síntomas en palabras ordinarias. Luego, los llamados sistemas expertos consultan unas gigantescas bases de datos médicos con el fin de buscar relación entre síntomas y condición del enfermo, algo que la máquina realiza cada vez mejor pues está programada con capacidad de aprender.Ya existe en Londres el primer proveedor de cuidados de salud con carácter digital, llamado Babylon Health, cuya misión dice ser la siguiente: Poner a disposición de cualquier persona en el mundo un servicio de salud accesible y de módico costo. Agrega el fundador, Ali Parsa, que la mejor manera de cumplir lo anterior es lograr que el paciente no necesite una cita médica.Las aplicaciones están programadas para que en caso de duda se recomiende consultar una segunda opinión, esta vez de un médico. De mucho interés es saber que, cuando la compañía empezó a aconsejar pacientes, la mitad de ellos prescindieron de solicitar cita médica ya que se dieron cuenta de que no la necesitaban. Sorprende saber que la primera de las aplicaciones de este tipo, cuyo nombre se indicó anteriormente, está integrada al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, tradicionalmente considerado como uno de los mejores del mundo.En otro artículo de la misma edición de la revista citada, el doctor Rahul Parikh muestra cierta cautela cuando afirma que la IA no puede reemplazar a los médicos pero que sí puede mejorarles su práctica. Agrega que debía manejar entre 1.500 y 2.000 pacientes para atención primaria, pero que ahora puede hacerlo mucho mejor y más rápido pues consulta la máquina con el fin de prescribir drogas y dosificarlas, al igual que para ordenar exámenes.Vea también: Máquinas que aprenden- Impresión 3D de edificios- Un triunfo admirableFacilidades médicas como las descritas serían de mucho interés para países como Colombia, cuya escasez de médicos en áreas apartadas es una verdadera tragedia para la población rural. La interacción con la máquina la podría realizar el mismo paciente, o también un paramédico que sirva de intermediario entre el paciente y la máquina. No estamos hablando de ciencia ficción, sino de realidades que ya están al alcance de un sistema nacional de salud y que han sido probadas.
Con edición académica de Alberto Gómez Gutiérrez, se presentó el 30 de agosto de 2018, en el Museo Nacional de Colombia, la monumental obra Humboldtiana neogranadina, en seis volúmenes. La publicación fue auspiciada por las siguientes seis universidades: Colegio de Estudios Superiores de Administración, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad de los Andes, Universidad del Rosario, Universidad EAFIT y Universidad Externado de Colombia.Las relaciones del paso de Humboldt por la Nueva Granada, el copioso contenido documental y la exquisita presentación e ilustración de la obra, la convertirán sin duda en una referencia obligada para los estudiosos de la vida y obra del prusiano. No podía pensarse en un mejor preámbulo para el Año Humboldt 2019, cuando el mundo celebrará los 250 años de su natalicio.La publicación está dividida en cuatro tomos así:Tomo I, volumen I: Apuntes y encuentros (1800-1801)Tomo I, volumen II: Apuntes y encuentros (1802-1859)Tomo II: Publicaciones integralesTomo III: Escritos científicos y disciplinaresTomo IV: Representaciones e iconografíaÍndiceLo invitamos a leer: Reconocimiento internacional a Francisco José de CaldasTal como se señala al presentar la obra, “Humboldtiana neogranadina es el resultado de la pasión investigativa y de la recolección de fuentes de uno de los grandes admiradores de Alexander von Humboldt en Colombia: Alberto Gómez Gutiérrez. Con su trabajo, demuestra la versatilidad del enfoque interdisciplinario, trashumante y humanista del viajero prusiano. Tomo a tomo esta obra muestra de manera singular la estadía de Humboldt en la Nueva Granada, sus investigaciones acerca de esta región y la perspectiva desde la cual la asociaba con los territorios del resto del mundo. Además de los trabajos del barón prusiano, se publican comentarios y estudios sobre sus textos elaborados por renombrados investigadores proveniente de diferentes disciplinas, junto con textos e ilustraciones de y sobre la obra de Humboldt inéditos hasta hoy.”Alexander von Humboldt, acompañado del botánico Aimé Bonpland, realizó por iniciativa propia y corriendo con sus propios gastos una exploración científica, entre 1799 y 1804, de los hoy países de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Cuba, México y Estados Unidos. A su regreso a Europa, gracias al enorme número de publicaciones, conferencias y reuniones que se extendieron hasta los casi 90 años de edad del prusiano, pudo por fin la gente del viejo continente tener un conocimiento serio e ilustrado de los habitantes y los territorios del Nuevo Mundo.Como señala la publicación que se comenta, Humboldt pasó dos veces por la hoy Colombia: una primera en 1800 cuando estudiaba la desembocadura del Meta en el Orinoco; y una segunda, entre marzo y diciembre de 1801, para viajar desde Cartagena hasta la frontera con Ecuador, pasando por Honda, Santafé, Quindío, Popayán y Pasto. Con los mejores instrumentos de la época hacía toda clase de mediciones relacionadas con la geografía, la botánica, la zoología, el clima… y las acompañaba de dibujos y extensa literatura. Baste decir que los diarios de su viaje por América contienen 450 dibujos y numerosas páginas escritas alusivas a cada uno de estos.El material del viaje por las regiones equinocciales exigió una publicación de más de 30 volúmenes. Pero también importante fue para nosotros el interés que Humboldt despertó por la investigación científica, así como las relaciones y redes de comunicación que estableció a su paso por la Nueva Granada. A pesar de nuestro incipiente desarrollo científico, el prusiano pudo establecer algún diálogo gracias al ambiente de estudio e investigación que había propiciado la Real Expedición Botánica. Y con José Celestino Mutis, director de aquella, tanto Bonpland como él tuvieron un intercambio botánico de igual a igual.Mucha tinta ha corrido sobre el encuentro de Humboldt con Francisco José de Caldas. Dada la importancia para Colombia de la relación entre los dos naturalistas, la Humboldtiana dedica al tema un total de 216 páginas, de modo que la gran documentación y un trabajo de análisis sin precedentes permiten llegar a conclusiones bastante firmes.El prusiano siempre consideró que su trabajo más importante era el relacionado con la geografía de las plantas, una disciplina que hace parte de la biogeografía, y así lo ha reconocido también la historia de la ciencia. Por eso cobra especial valor una de las conclusiones de la obra que se comenta, cuando se refiere a las notas que escribió el neogranadino para analizar y criticar aquel trabajo de Humboldt: “Las notas de Caldas en este sentido, y como se ha mencionado en otros apartes de este tomo, resultan cruciales para fundamentar el desarrollo eventualmente simultáneo de la idea de la biogeografía en las mentes del payanés y del berlinés”.Lo invitamos a leer: Las medallas Darwin-Wallace y Humboldt-Caldas
En una nueva edición del Bar de historias Explora se vivirá una charla para salir ‘ebrios’ de dudas. Los asistentes podrán conocer, de la boca de una ‘investigadora cazamentiras’, las formas para detectar mentiras y mentirosos.También se abordará ampliamente las adicciones sociales al truco y las pistas que dejan en sus gestos los maestros de la traición.La conversación estará dirigida por Rita Karanauskas, experta en la comunicación gestual y no gestual.También se conocerá cómo actúan los cerebros manipulables, cuáles son las costumbres intoxicantes y todo sobre el arte de las simulaciones y camuflajes, entre otras más historias en el reino de la distorsión, aseguró la también escritora.Cabe destacar que Rita Karanauskas es profesora de la Universidad El Rosario, formada con el FBI en el Marshalls Academy, con maestros como Paul Ekman, director de la serie Lie to me.Igualmente, es investigadora contratada por la justicia colombiana, experta en comunicación no verbal, grafología, morfosicología y autora de libros como El cazamentiras y No te atrevas a mentir.Mas informaciónFecha: vienes 31 de agosto.Lugar: Sala Comedor del Parque Explora.Mayores informes: celular: 319 394 4223 - info@salallena.com.Hora: 6:30 p.m.Entrada: entrada con boleta, valor: $25.000, disponible en taquilla o en salallena.com.
Más de 160 bólidos se han observado durante las Perseidas, una de las lluvias con mayor actividad en el año, cuyo radiante se ubica en la constelación Perseo.Según Jonathan Ospina, quien realizó observación astronómica cerca a la vereda Yolombal (próxima a los municipios San Vicente Ferrer y Guarne), en Antioquia, entre la 1:00 y las 4:00 de la madrugadade este 12 de agosto se apreció un “espectáculo celeste”.“Es muy interesante poder observar este evento, ya que en una misma noche lograrías admirar decenas o centenares de meteoros, como lo fue el caso de la madrugada de este domingo 12 de agosto que logramos observar 162 bólidos”, destacó Ospina.Los bólidos, explicó Ospina, son meteoros muy brillantes,caracterizados por parecer bolas de fuego y producir huellas luminosas al entrar en la atmósfera terrestre, las cuales pueden verse de diferentes colores según su composición química, “su brillo es tan intenso que supera, así, el brillo generado por el planeta Venus”.Métodos de capturaOspina detalló que, gracias a la alta actividad de la lluvia, se logró capturar imágenes con una cámara llamada Allsky, con la cual se vigila el cielo y que trae un lente de 160 grados.Asimismo, especificó que para el proceso de captura se necesita “sincronizar la cámara con el propósito de tomar fotos de 10' (segundos) de exposición continuamente”, mientras se espera pacientemente “el paso de un muy bonito Meteoro o Bólido”.HistoriaLas Perseidas son una de las lluvias de meteoros más esperadas durante el año, junto a las Cuadrántidas que se aprecian en enero y las Gemínidas, en diciembre.Los meteoros que provienen de las Perseidas son los restos del cometa109P/Swift-Tuttle, según lo afirmó el PhD en Astrofísica Jorge Zuluaga: “este cometa es muy especial, es uno de los objetos más grandes del Sistema Solar que se ha acercado a nuestro planeta, ya que tiene 26 kilómetros de diámetro”, más del doble del asteroide que terminó con los dinosaurios, el cual medía solo 10 kilómetros.“La última aproximación a la Tierra que presentó el cometa fue en el año 1992 y el próximo acercamiento se estima que ocurra para el año 2126”.