“A Léon Werth”  

Autor: David Alejandro Rosenthal
2 julio de 2020 - 12:00 AM

También el gran zorro le dice que “solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”. Y, es esta la frase que mejor representa esta grandiosa obra, que ha pasado por generaciones siendo un tesoro de quien se apropia de ella.

Bogotá

Antoine de Saint-Exupéry, nació hace 120 años. Tendría hoy la edad con la cual murió Moisés. Su obra El principito es considerada por algunos como el libro más vendido después de la Biblia. Sin lugar a dudas, es uno de los libros más leídos en la historia. Si bien es un libro de literatura infantil, también es un libro apto para cualquier persona que quiera entender a profundidad preguntas y respuestas. Misterios y paradigmas de la vida, del ser humano y de la sociedad que lo circunda. La dedicatoria del libro está considerada como una o la más bella dedicatoria de la historia universal de la literatura. A Léon Werth, su amigo mayor, judío, perseguido por los Nazis. Al igual que Antoine, francés y escritor. Su mejor amigo simplemente, y su obra la cual leía antes de conocerlo, aunque el nombre del uno, hoy no sería nada sin el nombre del otro, inmortalizado en tan bella y sublime obra, como lo es El principito.

Lea también: Un nuevo mundo

«A Léon Werth:

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esa persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esa persona mayor lo comprende todo, hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esa persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío; tiene verdadera necesidad de consuelo. Por si todas esas razones no fueran suficientes, dedico este libro al niño que una vez fue esta hoy persona mayor. Todas las personas mayores han sido niños alguna vez (pero pocas lo recuerdan). Corrijo, pues, mi dedicatoria:

A Léon Werth,
cuando era niño»

Werth, representa al hombre perseguido por la guerra, al amigo de alguien, al compatriota que es tan francés como el autor de esta inigualable dedicatoria. Al hombre que corre riesgo tanto por francés como por judío, como diría Antoine en otra obra. Werth es el adulto que ya no es niño pero que un día lo fue, como todos lo han sido. Más ahora pasa hambre y frío y es mayor, como muchos lo pasan, pues el mundo no es tan justo como Antoine lo hubiese deseado desde muy temprana edad, cuando su padre murió. Antoine vio en Léon Werth un hombre especial, fue el mayor admirador de su obra, aunque considerada surrealista, Antoine dijo que le parecía veraz, admiraba el espíritu de búsqueda de Werth y además la simpleza de su prosa.

Una amistad muy interesante, tanto por la diferencia del uno con el otro como por la pureza de la misma. Aunque era muy diferente a Werth, quien además era anarquista, anticlerical y un gran crítico de la política, incluso socialista. Antoine, conde de Saint-Exupéry, no solo es el hombre detrás de El principito, sino que también es el principito. Nació el 29 de Junio de 1900. Vivió la Primera Guerra Mundial, pero no la luchó, a pesar de ya saber pilotar avión, desde los 12 años lo hizo, más aún era un niño. Se presentó para ser parte de la Escuela Naval pero fue rechazado, así que se enroló en el Ejército y allí en la Fuerza Aérea. Su pasión más allá que escribir sería volar al igual que El principito de micro planeta en micro planeta hasta llegar a tierra.

En 1939, fue designado para hacer peligrosas misiones de reconocimiento contra los alemanes. En el Ejército del Aire francés, es decir la Fuerza Aérea francesa, arriesgó su vida, a pesar de que su esposa, Consuelo Suncín se opusiera, quien era viuda ya por 2da vez y con la temprana desaparición de Saint-Exupéry lo sería por 3ra y última vez. Las misiones que además de ser hazañas aéreas absurdas y suicidas, no fueron de gran utilidad por la pronta rendición francesa en cabeza del mariscal Petain, frente a la campaña Nazi.

Saint-Exupéry, se traslada a New York, lugar donde El principito sería publicado. A pesar del interés de participar en la guerra, no fue tenido en cuenta sino hasta 1944. Año en que sería designado finalmente a participar en la Segunda Guerra en el frente italiano. Córcega y Cerdeña serían el destino final de su misión como aviador y de su vida como escritor y ser, pues ese día, el 31 de julio, poco antes de la toma de Francia por los aliados, Antoine de Saint-Exupéry desapareció en un Lightning P-38.

Tierra de hombres, obra de Antoine en 1939, relata su accidente en el desierto del Sahara, también evoca cuando El principito se encuentra con el aviador que había estrellado en su biplano. El hecho real fue durante una misión para Aeropostale, la compañía en la que trabajó Antoine hasta la bancarrota de esta. En aquel momento estaba acompañado de su navegador aéreo André Prevot. En este accidente en la parte Libia del desierto del Sahara, casi la obra El principito, no ve la luz, pues estuvieron a punto de morir de deshidratación.

Este libro, Tierra de hombres, lo dedicó al piloto francés Henrique Guillamet, precursor de la aviación francesa y amigo personal de Antoine, pues coincidieron y trabajaron juntos en Buenos Aires. Una aventura de Guillamet en Argentina también lo inspiró para este libro, ganador del premio de la Academia Francesa. Guillamet estuvo cinco días perdido, hasta que se encontró con un pastor que el mismo Saint-Exupéry lo rescató.

La vida de este valeroso hombre y a la vez muy humano ser, estuvo acompañada de hazañas de todo tipo, también tuvo innumerables amantes e historias de amor. A los 44 años desapareció como los millones de hombres que la guerra desapareció. Era un hombre mayor para luchar, así que su escuadrón era solo de reconocimiento y con la tan mala suerte de tener aviones desgastados y obsoletos.

El principito es un mundo dentro del Universo que conocemos. La vigencia de esta obra es un legado eterno para la humanidad. La rosa, su rosa amada que lo llevó a buscar otras rosas, pues no lo valoró en su momento. Una frase como “Al primer amor se le quiere más, al resto se le quiere mejor” no parece acorde a un cuento de niños sino a la realidad de la vida, a la realidad que él vivió junto con su mujer. “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”. Esta frase se la dice el zorro, aquel sabio animal con el que se topa y con el cual tiene diálogos filosóficos y esenciales para sí mismo.

Lea también: Sofonisba Anguissola: Una mujer del Renacimiento

También el gran zorro le dice que “solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”. Y, es esta la frase que mejor representa esta grandiosa obra, que ha pasado por generaciones siendo un tesoro de quien se apropia de ella. Lo esencial es invisible a los ojos y así, El principito, que salió de su pequeño mundo a explorar todo el Universo, siente desolación y decide perecer en un intento de inmortalidad, entregándose a la serpiente que aprovechando la candidez del noble ser, lo devuelve de nuevo al lugar de donde vino, al igual que Antoine de Saint-Exupéry lo haría con su avión.

 

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Comentarios:

Lina Marcela
Lina Marcela
2020-07-09 09:33:24
Que buen articulo, como menciona el autor La vigencia de esta obra es un legado eterno para la humanidad.
Sara
Sara
2020-07-03 09:02:19
Que espléndida la vida se Saint Exupery y su obra tiene un legado para todas las generaciones. Seguro mis hijos leerán esa dedicatoria a Léon y también mis nietos algún día ..
Nicole
Nicole
2020-07-02 18:32:54
Que belleza de artículo. Me recuerda mi infancia y a mi primer amor y ahora veo que tan grande personaje era el autor. Me enamoreeee

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