Foto: Giuseppe Restrepo
Oswaldo Gómez narró que el nombre "Confiar" fue elegido entre las muchas propuestas de los asociados a la cooperativa Cootrasofasa, pues era necesario abrirse a la comunidad y hacer llegar un mensaje de confianza a quienes quisieran asociarse. |
Aunque las cooperativas financieras empiezan a abrirse espacio entre las personas que buscan servicios de este tipo, a un costo menor que en los bancos, todavía hay bastante camino por recorrer para que puedan considerarse a sí mismas como una opción. Oswaldo Díaz, gerente de Confiar, habló con EL MUNDO sobre el panorama de las cooperativas financieras.
“Es algo paradójico. Ahora el concepto banco está muy desvalorizado desde el punto de vista social. Eso ha servido para que las cooperativas avancemos. Aunque diría que no se ha aprovechado lo suficiente porque la crisis del sector a finales de los (años) 90, melló un poco la confianza. Pero esa situación ha mejorado con los resultados de las cooperativas”.
“Estamos muy bajitos, si lo vemos como conjunto, los bancos en general tienen una bancarización del 60%, y las cooperativas en conjunto son solo el 5%, tanto en número de personas como recursos que mueve el sistema financiero colombiano. Es decir que hay mucho por hacer”.
“Estamos en una fase en que el sistema financiero ha desarrollado demasiado el crédito de consumo, sin medir las consecuencias sobre los deudores. La tendencia en el mundo es que los créditos de consumo se otorguen a plazos no mayores a 36 meses. En Colombia ya se otorgan a cinco años y a veces no es suficiente, entonces otorgan a siete años. Eso se puede agudizar si la tasa de interés sigue aumentando. No es lo mismo pagar intereses al 1% que al 1,5% porque eso es un aumento del 50% en los costos del crédito”.
“Sí, hemos notado menos demanda por el crédito de consumo, aunque desde 2010 se ha buscado fortalecer otro tipo de crédito, como el hipotecario o el microcrédito. Pero vemos que ha bajado a un 50% cuando antes era del 80%”.
“Se debe aprovechar para hacer una gran labor de llevar servicios a la gente, no solo en cuanto a servicios financieros, sino en muchos otros escenarios: la educación, vivienda, transporte, reivindicar el trabajo asociado en verdaderas cooperativas, retos muy grandes”.
En 1972, un grupo de 33 trabajadores de la ensambladora Sofasa en Envigado buscaron formalizar su "natillera" de fin de año y convertirla en una cooperativa de ahorro y crédito. En los primeros diez años, solamente se vincularon trabajadores de esa empresa particular, pues Sofasa tenía también sede en Duitama y Bogotá, pero no estaban asociados. Luego, comenzaron a vincularse empleados de otras industrias, como cementeras y textileras antioqueñas. En los años 90, los servicios de la cooperativa se abrieron a la comunidad. Actualmente, la Cooperativa Financiera Confiar está entre las cinco más grandes del país en términos de activos, además de tener más de 200.000 asociados.