Si la conclusión es que el atentado fue obra del Eln, como se ha sugerido, es imperativo confirmarlo para reconsiderar la pertinencia de unos diálogos de paz con un grupo que así recurre a la violencia.
El patrullero Albeiro Garibello Alvarado falleció ayer después de luchar tres días por su vida, tras el atentado que el domingo, en el barrio La Macarena, en el centro de Bogotá, lo dejara a él, a otros 25 uniformados y a dos civiles, heridos. El uniformado, de 23 años de edad, hacía parte del grupo de policías que acudió a prestar seguridad a los asistentes a la Plaza de Toros de Santamaría, razón por la que, en un principio, se pensó en grupos antitaurinos como autores del hecho, hipótesis que se diluyó por parte de las autoridades ante la clara intención de matar del artefacto cargado de metralla.
Es urgente avanzar en la investigación, pues no creemos acertado descartar como autores a los grupos antitaurinos, en cuyas protestas es factible la infiltración de quienes tienen, entre otros motivos, afinidad por su causa. Pero si la conclusión es que el atentado fue obra del Eln, como se ha sugerido, es imperativo confirmarlo para reconsiderar la pertinencia de unos diálogos de paz con un grupo que así recurre a la violencia.