Los empalmes

Autor: Tomás Castrillón Oberndorfer
7 diciembre de 2019 - 12:02 AM

En el campo local es preciso hacer un balance entre las realizaciones y las frustraciones

Medellín

Durante las transiciones entre los gobiernos que salen y los que entran, se desarrollan muchas actividades de balance y entrega de las ejecutorias de los salientes mandatarios, que han sido denominadas como el “EMPALME”, aunque la palabra parece ser que se aplica más al cableado eléctrico, y también se habla de “ligar o unir los planes o ideas”, etc. Esto último no parece ser del caso, porque generalmente “cada alcalde manda su año”, y lo usual es que vienen con sus planes e ideas sin importar lo que está planeado con anticipación.

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 Aunque es prácticamente imposible ser exhaustivos, es decir que se logre un conocimiento en un ciento por ciento de los estados de cuentas y ejecuciones de los que los anteceden a los nuevos mandatarios, deben recibirse estas con “beneficio de inventario”. Si los nuevos administradores no se dan cuenta o no quieren manifestar las deficiencias que encuentran, están cargando de entrada con un tremendo lastre. Algunos han pretendido publicar, a la manera de excusa o disculpa, y con fines politiqueros, libros negros frutos del “espejo retrovisor” o cosa parecida, con resultados poco prácticos.

Antes de proceder a analizar los procedimientos que se están desarrollando en el EMPALME a nivel local, es necesario mirar el ambiente que se tiene en general.

Si CONMOCIÓN es la “alteración, violenta y brusca” y además se entiende como CAOS, “la falta de orden, la desorganización y el desconcierto” es preciso reconocer que la CONMOCIÓN y el CAOS, describen muy bien el ambiente que se vive en la actualidad.

Este estado de cosas propiciado por el comunismo internacional (o mamertismo local) es muy bien aprovechado en su afán de apoderarse del poder en Colombia. Fieles a su estilo característico de accionar al recurrir a “todas las formas de lucha”, han logrado que los educadores no eduquen (Fecode, por ejemplo) y los estudiantes no estudian (UNAL y UdeA para mencionar tan solo dos), haciendo mención únicamente de la educación, aprovechando, además, a un gobierno “tibio y timorato” que no gobierna, a un mandatario que no manda, sino que dialoga, logrando paralizar muchas actividades. Simultáneamente, el Gobierno Nacional se ha visto sometido al ataque del santismo (con sus matices bien caracterizados del mamertismo y el narcoterrorismo, que eufemísticamente llaman oposición), mediante una reacción virulenta debida a la dieta sin mermelada a que ha sido sometido.

Todo lo relacionado con la educación, es especialmente preocupante cuando se ven las declaraciones de algunos manifestantes que demuestran en sus intervenciones una muy mala preparación hasta en la forma de expresarse. Esto no es casual ni gratuito: se debe a un proceso, lento pero continuo, fríamente calculado, que, desde hace mucho, transformó a dichos jóvenes, en “idiotas útiles”.

Asimismo, en su afán de desinstitucionalizar y acabar con las entidades legítimamente constituidas, ya la emprendieron, permanentemente auxiliados por la “gavilla mediática”, contra el Esmad, que solo ha hecho gala de paciencia al soportar los ataques de “infiltrados encapuchados” y aprovechan cualquier malhadado accidente para endiosar a una presunta víctima.

Volviendo a el EMPALME, en el campo local es preciso hacer un balance entre las realizaciones y las frustraciones. Para no alargar mucho el concepto, en el departamento de Antioquia se tienen realizaciones como el Túnel de Oriente y el desarrollo del Túnel del Toyo, pero es preciso contrastar con la contingencia de Hidroituango. Para apartarse de la infraestructura, no debe olvidarse el fracaso deportivo que se tuvo en los pasados Juegos Nacionales, en donde a pesar del gran esfuerzo de los deportistas, fueron evidentes los desgreños administrativos que no permitieron retener el título. Existen además otros pendientes o en desarrollo, como el mal llamado “Central Park”, el asunto de Belén de Bajirá, la cárcel de Yarumal, los mega colegios, el norte de Antioquia incendiado, etc.

En el municipio de Medellín, a pesar del gran despliegue mediático mostrando realizaciones, quedaron dos grandes frustraciones con la movilidad y la seguridad. Respecto a la primera se pretendió solucionar la creciente inmovilidad colocando materos (estorbos) y estrechando vías. La colocación de innumerables medios de control, como las cámaras, parecieron estar orientada más en obtener ingresos con las sanciones que en contribuir a solucionar el problema. Al mismo tiempo que se “inaugura” la muy costosa y controvertida segunda etapa de Parques del Río, herencia de la administración anterior, se estrechan vías como en la quebrada La Picacha. Sigue pendiente, además, el caso de la biblioteca España y claro que también tiene mucho que ver con la contingencia de Hidroituango.

No dejan de ser muy preocupantes las declaraciones, irrespetuosas y soberbias, del alcalde electo, pronunciadas en el Concejo de la ciudad, durante su campaña preelectoral, refiriéndose a las EPM.

La preocupación se aumenta al conocer sus primeras declaraciones, sin asumir el cargo, proponiendo una nueva constituyente y atacando al ESMAD (¿?).

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Algún comunicador, pretendiendo ser original, describió al nuevo alcalde como: “Daniel, el travieso”, pero aparentemente se olvidó que el título en inglés de la tira cómica original es: “Dennis, the menace”. Queda la impresión o percepción que se trata de un advenedizo enviado por… “El que entendió, entendió”.

 

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