La destrucción de la ejemplaridad

Autor: Darío Ruiz Gómez
9 diciembre de 2019 - 12:05 AM

Alguien tiene entonces que explicar la aparición de un grupo terrorista como el “Jaime Báteman Cayón”

Medellín

La construcción de una vida en común basada en el pluralismo debió ser la tarea inmediata que las Farc debió empezar una vez iniciado el Postconflicto, igualmente la tarea a cumplir por la llamada clase política , considerando a ésta como representativa de la pluralidad de etnias, de regiones y de subregiones que componen el país real, tal como históricamente lo hizo la llamada Revolución en Marcha del año 39 incorporando las culturas regionales al derecho a la educación pública y al nacimiento de unas formas democráticas necesarias basadas en la noción de libertad con el fin de combatir los caciquismos, la lacra del contratismo; pero en lugar de esta descentralización lo que se ha dado a cambio es el regreso a un nuevo centralismo – tanto en las actividades de la Cámara y el Congreso- del “país nacional bogotano” como lo llamó Gaitán al cual nunca llegan las voces y exigencias de las regiones, ni se plantea precisamente aquello que concierne a las problemáticas específicas del postconflicto, recuérdese el divorcio total entre los satisfechos excomandantes y sus fabulosos sueldos de congresistas con los exguerrilleros abandonados a su suerte. La llamada violencia revolucionaria, parodia de modernidad política, constituye el ejemplo más terrible de lo que puede significar la depravación de una falsa utopía pero es más escandalosa la amnesia que sobre algo que nunca puede repetirse se ha apoderado de una sociedad dominada por la frivolidad informativa y por el imbecilismo de quienes al negarse a asumir las responsabilidades que conlleva la vida en común de una sociedad libre – ¿En qué momento ha dejado de conspirar Iván Cepeda?- han permitido que la vida nacional permanezca bajo una continua zozobra. Para salir de una sin salida moral una sociedad que aspira a la madurez debe re-capacitar sobre los errores cometidos, sobre los estragos causados por la corrupción de las costumbres políticas, para ello se hace necesario recuperar lo que Javier Gomá llama ejemplaridad en la vida pública pues “no puede haber integración social sin una concepción del bien común, un conjunto de verdades”, premisa moral de la ejemplaridad que quienes pretenden hablar a nombre de la paz y la reconciliación deben radicalmente respetar. Ejemplaridad para vencer la vulgaridad y la marrulla de quienes continúan utilizando la política pregonando la paz sin dejar de alentar soterradamente sus propios objetivos. Es condenable moralmente entonces la tarea que bajo una abierta conspiración iniciaron el PCC, y la “Oposición” -donde se camuflan extremistas de todas las pelambres- y el santismo apoyados en las falsedades manipuladas por los grandes medios de comunicación bogotanos a través de fake news en una verdadera conjura para desestabilizar el gobierno Duque, mientras reinsertados, habitantes de las remotas regiones, mineros, campesinos, empresarios, la gran clase media – el 90% del país- se han quedado esperando lo más importante de ellos: un gran pacto social que permita la reconciliación y le dé a la clase política la oportunidad de recuperar su desprestigiada imagen. Políticamente el concepto de Paro Nacional para derribar un gobierno supone estrictamente en la estrategia revolucionaria la adhesión inmediata de las distintas fuerzas laborales, trabajadores, campesinos, asociaciones femeninas, profesionales, pensionados, para paralizar, mediante el Terror, la vida de un país e iniciar la toma revolucionaria del poder. ¿Puede llamarse un Paro Nacional el desfile de estudiantes que no saben explicar por qué protestan, el de indígenas traídos de sus reservas por demagogos, el de sindicalistas sin crédito político alguno? El desastre en las pruebas Pisa de conocimiento pone de presente el grave daño a la educación pública causado por Fecode. Alguien tiene entonces que explicar la aparición de un grupo terrorista como el “Jaime Báteman Cayón” y si este nuevo terrorismo es parte del proyecto populista bolivariano cuyas cabezas visibles son Iván Cepeda y el inefable Petro.

Lea también: Delito político y sociedad

 

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Comentarios:

Edgar
Edgar
2019-12-10 22:32:47
Excelente puntillazo a la mamertera nacional.

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