La Catedral Basílica Metropolitana de Medellín es, además del templo principal de la arquidiócesis, un recinto que custodia tesoros que pocos pueden contemplar.
Las gruesas paredes de la Catedral Basílica Metropolitana no sólo aíslan el calor, la luz y el ruido del Centro de Medellín, también mantienen cautiva una colección de arte que sólo algunos afortunados han podido apreciar: el órgano, que data de 1932 y un museo con obras pictóricas y ornamentos eclesiásticos, que hacen parte esos detalles que escapan al alcance del visitante común, lugares que las miradas no tocan en la amplitud de un espacio en el que, aparentemente, todo se puede ver.
Esta edificación en ladrillo, considerada la más grande en estructura similar que hay en el mundo, alberga en su estilo románico un grupo de simbologías que pasan desapercibidas: las figuras vegetales en el suelo de mármol del altar, que podrían ser confundidas con flores de lis, en realidad retratan orquídeas propias de la región; lo mismo ocurre con las partes superiores de las columnas, que en un primer vistazo asemejan estilo Dórico, con hojas de acanto, pero en realidad retratan las hojas de la mazorca, la planta del maíz.
“Aquí hay cosas que parecen ser algo pero en realidad no lo son”, dijo el auxiliar de mantenimiento de la Catedral, Rubén Darío Vallejo, quien señaló que esos detalles superiores de las columnas, que parecen ser de cobre o piedra, en realidad están trabajados en una técnica ancestral que combina la tapia y el yeso. Igualmente, los paneles de los techos, que simulan ser de madera pulida, en realidad son de bahareque pintado.
Acústica, esa es otra de las palabras que es importante en la Catedral Metropolitana, ya que su estructura presenta unas condiciones particulares: justo detrás del baldaquino, la cúpula interna sostenida por cuatro columnas de mármol, se encuentra el coro de los canónigos, un bóveda en forma de elipse desde cuyo centro es posible escuchar el eco de quién habla en su interior, un efecto arquitectónico similar al sonido de retorno que asiste a los artistas en los conciertos.
En el extremo opuesto de la catedral, está el balcón del Coro en el que reposa el órgano, un instrumento alemán de la casa E.F. Walcker & Cie de Ludwigsburg, ensamblado en 1933, un año después de su fabricación, por Oskar Binder, uno de los creadores más importantes del momento, quien también hizo instrumentos de menor tamaño para el Colegio San José y en la Sala de Música del Banco de la República. A este balcón se sube por uno de los primeros ascensores que llegó a la ciudad.
Es un instrumento difícil de ignorar desde la planta baja, la riqueza de sus detalles, la imponencia de sus 3.800 tubos y el psicodélico juego de espejos que asisten a quien lo toca para ver el altar, son características deslumbrantes. El padre Diego Alberto Uribe, historiador y docente de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la UPB, quien en su momento estuvo a cargo de la Catedral, resaltó además que se trata de una obra sumamente significativa para la música alemana, que goza del aprecio del gobierno de ese país: “En su momento, fue el cuarto órgano más grande del mundo, ahora hay unos más grandes y modernos, pero no están hechos con esta técnica artesanal. Funciona con una cantidad inmensa de aire, es un conjunto de flautas que se activan desde un teclado que les envía señales por medio de electroimanes, es un sistema muy interesante que alimenta flautas, tubos y trompetería de madera, cobre y latón”.
Él agregó que diariamente la ciudadanía puede disfrutar de las bondades del órgano, en la misa matutina. Esta Semana Santa sonará durante los momentos destacados de la pasión.
“Hemos hecho conciertos tradicionalmente, quizá el más especial de todos ellos es el que se realiza todos los Lunes Santos, en el que se han tocado recurrentemente obras de Johann Sebastián Bach. Anteriormente hacíamos el Festival internacional del Órgano, que, desgraciadamente, no se ha vuelto a convocar por falta de presupuesto”, comentó el padre Diego Uribe.
La pérdida del Festival, cita destacada en América Latina, fue también lamentada por Juan Fernando Gil, docente de la Universidad Eafit y experto en Musicología Histórica, quién explicó que, además de la importancia que tiene exaltar el principal instrumento de la catedral Metropolitana, que sólo riñe en el continente con órganos de México y Brasil; el certamen también le brindaba a la ciudad un incremento de la cultura musical de quienes la habitan.
“Es importante que la gente sepa que con este órgano se posibilita realizar conciertos de alta calidad, porque permite abordar desde obras tempranas del Barroco hasta los trabajos más interesantes del siglo XX, como las composiciones del francés Olivier Messiaen”, explicó el experto.
De acuerdo con las apreciaciones de Gil, este instrumento precisa de un riguroso mantenimiento que permite lucir la potencia y las posibilidades que tiene musicalmente, un procedimiento que resulta bastante costoso: “Creo que debería haber un movimiento social que posibilite que el órgano cuente con los cuidados necesarios, que se fomente nuevamente un encuentro internacional alrededor de él, porque está en perfectas condiciones, tanto así que aún conserva sus etiquetas de fábrica originales en la caja de flautas”, apuntó el musicólogo.
Hábiles manos como las de los organistas Jaime Santamaría, Hernando Montoya, Esteban Bravo y Luis Eduardo González, entre otros, han, no sólo tocado, sino también protegido y acondicionado durante décadas el mecanismo del órgano.
En el ala izquierda de la Catedral, detrás de una puerta cerrada, sobre la Cripta del templo, permanece bajo tenue luz el pequeño museo que los párrocos de la catedral se han esmerado en cuidar durante décadas. El conjunto de obras tuvo su origen en la donación pictórica de la colección privada de Monseñor Santiago Ospina, pariente del expresidente Mariano Ospina, quien entregó un conjunto de óleos y grabados a la Catedral. Con el paso de los años, a la donación de Monseñor Opina le sumaron elementos litúrgicos como ornamentos caídos en desuso, después del Concilio Vaticano Segundo: prendas sagradas como mitras, guitarrones, dalmáticas, capas pluviales y casullas, que están expuestas en vitrinas, acompañadas por elementos trabajados como cáliz, atriles y candelabros.
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De acuerdo con Cristian Suaza, sacristán de la catedral y quién hace las veces de guía del museo para recorridos privados, la apertura al público del museo es una idea que vienen trabajando desde hace varios años y para la que hay apertura: “El tema de la seguridad ha sido una dificultad, la catedral ha sido muy vulnerable en ese sentido, especialmente por el punto en el que está. Por ejemplo, un antiguo instrumento de viento llamado armonio, que tenemos aquí en el museo, fue robado hace 2 años de una casa de la Catedral que queda al frente, y fue vendido por quienes lo sustrajeron por $10.000 en una compraventa, entonces ese tipo de episodios son los que ha hecho complejo adelantar el proyecto”, explicó el sacristán al indicar que en la muestra hacen presencias escuelas de artesanos religiosos como la de Quito, Santa Fe y Sevilla (España).
Al respecto, el Párroco de la Catedral, padre Bernardo Restrepo, explicó que, además de los problemas de seguridad del sector, las obras que salvaguarda la Metropolitana podrían ser confiscadas por otras entidades al ser expuestas: “Si abrimos el museo nos estamos exponiendo a que obras antiquísimas, que datan del siglo XV, XVI y XVII, pasen a manos de terceros. Incluso hay rumores de que mucho patrimonio se quiere expropiar y se quiere llevar directamente a Bogotá o a centros específicos, lo que es ajeno a nuestro pensamiento porque creemos que cada región tiene su herencia propia para presentar”, expresó el presbítero, quien agregó que no por ello han dejado de hacer esfuerzos por buscar una manera de acercar las obras a la ciudadanía. Han adelantado conversaciones con el Museo de Antioquia para que asesore a la Catedral en este tema.
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Osarios obispales, que datan de la época en que fue condenada la quebrada La Loca para la construcción de ese templo, también integran el grupo de obras, que incluye desde tallados en pasta de arroz hasta reliquias de varios órdenes pertenecientes a santos extranjeros.
Por su parte, el padre Diego Uribe consideró que hablar de un museo sería una exageración dadas las dimensiones de la muestra. “La palabra museo, estrictamente hablando no podría definir lo que hay ahí, es más un grupo significativo que recorre diversas épocas de la historia del arte, que exigiría un montaje logístico sumamente complejo para constituirse como una exhibición. Conocemos las dificultades que tiene el sector en temas como el social y el logístico, montar un museo implica un equipo complejo de expertos, de conservadores de artes, guías, seguridad, etc. Por ahora no tenemos las condiciones de poderlo ofrecer como es debido”, aseguró.
Por ahora, el proyecto de conformar esta exposición estará aplazado hasta que las condiciones, tanto logísticas como financieras, se les presenten. No obstante, para el próximo año, en la celebración de los 150 años de la Arquidiócesis de Medellín, esperan que tanto la Catedral como las diócesis sufragáneas, es decir, las que conforman la provincia eclesiástica de Medellín, programen eventos tanto religiosos como culturales como conciertos y exposiciones.
Entre los feligreses y visitantes recurrentes del Parque de Bolívar, el museo de la Catedral es sólo un mito. Sin embargo, los conciertos de órgano y demás eventos culturales realizados en sus alrededores son considerados encuentros de interés para el transeúnte. Así lo explicó Pablo Herrera, quien desde hace 25 años visita con frecuencia el Parque y las actividades que allí programan: “Yo vengo a todo, pero realmente lo que desmotiva es la falta de continuidad, cuando uno ya está acostumbrado y se programa para venir resulta que ya lo quitaron, o que lo hacen en otra parte, o que van a tener un tiempo de receso. No sé si será por cuestiones de presupuesto o qué”.
Germán Puerta, otro de los visitantes asiduos del Parque y de la Catedral, explicó la importancia de estos eventos para la ciudadanía, ya que para él “este Parque es el ícono de Medellín, así como la retreta. Todo lo hacen por ciclos, dos meses sí, y luego paran, pero son cosas que vale la pena hacer, porque eso culturiza de alguna manera, es mejor oir a Mendelssohn que a Darío Gómez. Sabemos que no estamos en Viena, pero si hace falta cultura ante esta música nueva que sólo habla de tocar los genitales del otro”, concluyó el visitante, descontento por lo que catalogó como una ”inestabilidad cultural”.
Festival de Música Clásica y Religiosa de Santa fe de Antioquia
Domingo 9 de abril, 4:00 p. m. Catedral Basílica, Municipio de Liborina, Banda Sinfónica.
Lunes 10 de abril, 5:00 p. m. Templo de Santa Bárbara, Escuela de Música Jorge Robledo Ortíz, Marchas Tradicionales.
Miércoles 12 de Abril, 5:00 p. m. Templo de Santa Bárbara, Municipio de Caldas, Banda Sinfónica.
Jueves 13 de abril, 5:00 p. m. Museo Juan Del Corral, Ligia Monsalve y Astrid Martínez, Voz y Piano.
Viernes 14 de abril, 4:30 p. m. Templo de Santa Bárbara, Escuela de Música, Jorge Robledo Ortíz, Banda Sinfónica.
Sábado 15 de abril, 4:00 p. m. Templo de Santa Bárbara, Orquesta Filarmónica de Medellín.
Festival de Música Religiosa de Marinilla
Domingo 9 de abril, 12:30 p. m. Cra 29 con Clle 32, Marinilla, Concierto de Ars Nova Coro Mixto de Sabaneta.
Lunes 10 de abril, 07:30 p. m. Cra 29 con Clle 32, Marinilla, Concierto de Ars Antiqua.
Martes 11 de abril, 07:00 p. m. Cra 29 con Clle 32, Marinilla, Concierto Misa Réquiem, de W.A. Mozart
Miércoles 12 de abril, 06:30 p. m. Cra 29 con Clle 32, Marinilla, Concierto del Canalón de Timbiquí en Marinilla.
Jueves 13 de abril, 06:00 p. m. Cra 29 con Clle 32, Marinilla, Concierto del Ensamble Enpúa y el coro Cantarte.
Viernes 14 de abril, 07:00 p. m. Cra 29 con Clle 32, Marinilla, Segundo montaje Veni Sancte Spiritus y Crucifixus.
Sábado 15 de abril, 07:30 p. m. La Macarena centro de Negocios y eventos, zona Cuatro Caminos, Tercer montaje y clausura: Ester ópera bíblica en tres actos
Spirituals y Poemas en Concierto
Sábado 15 de abril, 04:00 p. m. Comfama de Tutucán, Rionegro, Ensamble vocal de Medellín. En el evento se presentarán las obras de Jorge Hernán Arango: Amazing grace, Climbing up the mountain, Deep river, Blessed be god, Nobody knows, Elijah rock, Sometimes I feel like a motherless child, Soon ah will be done, Morning trumpet, Every time I feel the spirit, I´m gonna sing, Come to Zion, Swing low y Walking the spirit.