Decir que las mujeres tienen participación efectiva en la política es un sofisma. El debate no es nuevo, la lucha tampoco. En el Concejo hay cinco mujeres, de 21 concejales; en la Asamblea hay dos, de 26 diputados. El reto está en formar mujeres para que se deshagan del patriarcado.
Algunas luchan por una participación efectiva en las instancias de poder; otras, por la Ley de Paridad, con la intención de democratizar las elecciones dentro de los partidos; otras, trabajan en la formación de mujeres líderes que transiten a la vida pública; mientras algunas, muy pocas, ya en el poder, deben trabajar el doble y a veces hasta el triple para ganarse el respeto tanto de los colegas, como de las mismas mujeres.
Hoy, cinco mujeres hablan del camino recorrido, de sus conquistas, de las batallas que deben sortear todos los días; pero también, de la confianza en que habrá, en un futuro, un espacio de participación política más sólido para ellas, por nada distinto, al trabajo que vienen adelantando.
“Lo personal es político”
Sentada en la oficina de maestros de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma Latinoamericana, Dora Cecilia Saldarriaga, excoordinadora del Observatorio de Género de la institución y candidata al Concejo de Medellín por el movimiento Estamos Listas, mueve las manos para reforzar sus palabras: “Muchos partidos vinculan a las mujeres para cumplir con la cuota de género, pero ¿dónde las ubican en términos de la lista?”
La adscripción de mujeres en los partidos políticos como relleno es una discusión que lleva años gestándose en la población femenina; si bien la Ley de cuotas garantiza la participación de ambos géneros, no asegura nada respecto a la capacidad de poder de los cargos asumidos. Por ello se conformó Estamos Listas: una agrupación de 2.039 mujeres que desean llegar al Concejo para poner su propia mirada y voz en los asuntos de ciudad.
“Nosotras ubicamos a la vida en el centro y eso nos permite poner la lupa en asuntos que no están en la agenda política: el trabajo de cuidado, el desarrollo sostenible y la educación no sexista. Es que lo personal es político, eso es lo que hacemos, llevar lo político a lo cotidiano e intervenir para que las mujeres lleguen a la política”.
Para Dora Cecilia, hablar de mujeres es hablar de autonomía, por lo que se deben garantizar condiciones que permitan el desarrollo equitativo de ambos sexos. En ese sentido, escribió la periodista Aura López, en Mujer y Tiempo: “En la medida en que tomemos conciencia de nuestra propia libertad para decidir, las mujeres estaremos cambiando el mundo. Y cuando el mundo cambia, las leyes, naturalmente, cambian también”.
“Qué bueno sería que una mujer diga: ‘Qué bueno votar por ella’ pero no sucede; aún no somos conscientes de que cuando una gana, ganamos todas. Nosotras somos el 52% de la población y no significa que el machismo sólo esté concentrado en los hombres, también hay mujeres que pueden irse en contra de sí mismas: No reconocemos que, si una mujer avanza, ningún hombre retrocede”.
El poder de decisión, la capacidad de acción, un frente del desarrollo... hay quienes les gusta definirla así y, sin embargo, las palabras quedan cortas para ella. Relegada, prohibida y culpabilizada; para nosotras, la política siempre ha sido como “La Esquina de las Mujeres”.
“Luchamos por la Ley de Paridad”
Cerca de la estación del tranvía Pabellón de las Aguas se alza el enrejado de una casa que hace las veces de central de una de las agrupaciones más simbólicas del siglo XX: la Unión de Ciudadanas de Colombia. Luchar por el derecho al voto y lograr la conformación de organizaciones y entes del Estado que trabajen el enfoque del género fueron consignas de la UCC en 1957.
Sonia Vásquez Mejía, vicepresidenta de la UCC y actual consejera departamental de Participación Ciudadana, interviene en la política desde 1990, cuando se lanzó a la JAL de la Comuna 10 sin el apoyo de un partido pero con el respaldo de los comerciantes de la fundación que entonces dirigía, Coraje. Así se dio su ascenso político; desde gerente del Centro y secretaria de las Mujeres hasta concejal por la Alianza Social Independiente y candidata a la Cámara por el Partido Verde.
Ella afirma que, al ser un entorno tradicionalmente masculino, las mujeres encuentran más desafíos: “Eso se llama violencia política, siempre nos la han hecho. Ahora venimos luchando por la Ley de Paridad; para que, a través de los partidos, haya sistemas democráticos más fuertes, como la lista cerrada, con la que se votan por partidos y no por candidatos en específico, y la de cremallera, que asegura la alternancia de hombres y mujeres. Si no, sólo nos usarían para rellenar”.
El panorama en los espacios de poder es desalentador: en Medellín sólo se cuenta con cinco mujeres de 21 concejales, mientras que, en Antioquia, hay dos diputadas en una Asamblea de 26. Paradójicamente, estas cifras coinciden con el aumento de participación femenina; según una encuesta de la Alcaldía, la participación política en 2019 es de 42% por las mujeres y 37% por los hombres.
Eso no desanima a Sonia: “Ahora tenemos a Estamos Listas, un movimiento creativo, pero parcialmente democrático; por hacer parte de un partido político no me invitaron y me cerraron las puertas. Así nos pasó a mujeres como Rocío Pineda y Teresa Muñoz. Pero les deseo suerte y firmeza a ellas y a las que quieran meterse en esto”, dijo.
Lea: No quieren ser más relleno
“Sí vale la pena”
A las 6:00 p.m. de un viernes, el sexto piso de la Gobernación parece la sala de un hospital abandonado. El pasillo es interminable y los recepcionistas lucen como zombies. Pese a todo, el letargo del fin del día no se ha extendido a todo el recinto; los ojos de Luz Imelda Ochoa Bohórquez, secretaria de las Mujeres de Antioquia, rebosan energía.
“Hemos podido incursionar en cosas en las que no somos tan amenazantes: derecho en la salud, educación, adquisición de bienes... Pero es diferente en la política; los cargos públicos son limitados numéricamente y si los hombres pierden esos cupos, ¿quiénes los ganan? Mujeres. Ahí es donde ellos se han negado, entonces nosotras nos encontramos con violencia política, techos de cristal, pisos pegajosos”, aseveró.
La Gobernación ha venido formando más de 470 mujeres en la llamada Escuela Política Pa’ Mujeres; de estas, 420 se perfilan como candidatas en 2019. Como líder del programa, Luz Imelda explica que, además de la competencia masculina, las mujeres deben luchar contra la culpa de salir de sus casas y el miedo a ser señaladas; barreras que no se superan del todo. Después de que una alcanza un cargo, lo siguiente es conservarlo.
“Los hijos solos, el trabajo político, el marido que se siente inferior... Todo tiene un costo y hay muchas que, frente a lo que están ‘perdiendo’ y lo que viven en sus hogares, se preguntan: ‘¿Esto sí vale la pena?’ Para nosotras, ese es el momento de soltar todo. Por ello, este año diseñamos un mecanismo para decir: ‘Sí, sí vale la pena’”.
Aunque ya existen actividades de capacitación política femenina, la realidad es que las administraciones siempre han estado rezagadas. Según un análisis de la Alcaldía, las problemáticas femeninas logran legitimarse públicamente en 1990 y debe pasar una década para que se establezca la Secretaría de las Mujeres de la Gobernación (2000) y la Secretaría de la Mujer en Medellín (2007).
Para Luz Imelda, la igualdad social es un resultado evolutivo de hombres y mujeres: “Estamos construyendo juntos una sociedad más evolucionada; despacio, pero vamos por una sociedad de iguales. Para estar donde estoy he recibido ayuda de muchos hombres, ¿cómo negar que estamos llenos de hombres y que ellos están llenos de mujeres?”
“Contra viento y marea”
Con casi 40 años en la política, a Luz María Múnera le gusta admitir que tiene la maldición del paraíso: ser de izquierda y mujer. Para posicionarse dentro del Concejo lanzó una campaña electoral con finanzas propias porque no quería cometer el mismo error que en su primer intento de llegar al poder: depender económicamente de un partido.
La concejal recuerda la justificación de sus compañeros del Polo Democrático para no entregarle su dinero de campaña: “Es que a las mujeres no se les puede dar plata porque la gastan en arepas”.
“Eso ardió mucho. Entonces dije ‘contra viento y marea, de izquierda y derecha, que si esa vieja es loca, que si esa hijueputa jode mucho, que si ella no es capaz… no importa, seré concejal’”.
Por su condición femenina y fuerte carácter, ha tenido muchas disputas con sus compañeros, desde el desafío a una pelea a puños que le hizo a Bernardo Guerra -el rey de los machos-, hasta su lucha en contra de la disminución de los presupuestos para las mujeres. La concejal se queja de que, para este cuatrienio, los fondos para la población femenina bajaron más del 70%.
Actualmente, la Secretaría de la Mujer en Medellín está contando con 40.000 millones de pesos anuales, es decir, 20.000 millones de pesos menos que en otras administraciones. Respecto al área de participación política de la entidad, las cifras se reducen: según Luz Constanza Jiménez, profesional universitaria de la Secretaría, este año sólo se disponen de 350 millones de pesos para promover el empoderamiento femenino.
“Hacer política no es fácil, creo que ni la izquierda tiene claro para qué servimos. Nos toca hacer mayores esfuerzos; un hombre puede dar un discurso con tres palabras, mientras que a nosotras se nos exige conocimiento, capacidad y formación”.
Para terminar, Luz María cuestiona, pero también propone: “Hay que ver los programas de la Primera Dama, programas para que cumplas tu función histórica: criar hijos, casarte, ser juiciosa. No hay una concepción de avanzada ante nosotras, debemos seguir trabajando y no dejarnos, no se trata de ser feministas radicales, sino de caminar junto a los hombres y amarnos a nosotras mismas”.