A partir de 1880 principiaron a llegar a Colombia cantidad de ‘árabes’, los que hicieron enormes cambios en todo el comercio y en las formas de operar para vender desde las mismas calles, para lo que usaban el dicho: bendo bunito y barrato, el cual acabo de escribir en la forma exacta que aún se conserva en viejos escritos manuales que están en el Museo Nacional.

Los ‘árabes’ que llegaban aceptaban las normas y costumbres religiosas del catolicismo pero en el campo de los negocios y ventas modificaron las costumbres pues salían a vender a las calles y optaron la costumbre de fiar cobrando buenos intereses, al mismo tiempo que hicieron lazos y conexiones con los más ricos y poderosos hasta en la política y pronto participaron de altos cargos del Gobierno, como es el caso del presidente Turbay quien antes de ejercer la presidencia fue varias veces Ministro de Gobierno, Relaciones Exteriores y Minas y Petróleo.

También aparecieron importantes ministros de apellidos árabes como Hernando Barjuch, Gustavo Dajer Chadid y Ramses Hakim. También fue famosa Ministra de Comunicaciones Nelly Turbay. Todo lo anteriormente anotado nos muestra que esos ‘arabes’ en Colombia marcaron una serie de cambios sociales que fueron muy importantes para abrir una nueva cultura social pues todos esos ‘árabes’ se integraron a la sociedad inteligentemente sin creerse superiores o inferiores.

En la actualidad no se nos puede olvidar un ilustre personaje en los medios de comunicación como es Yamid Amat, lo mismo que su hijo, que se constituyeron en importantes comunicadores.

Recordando viejos tiempos, los ‘árabes’ que llegaron a Colombia tenían un pasaporte expedido por Turquía y cada documento en la parte izquierda estaba escrito en francés y a la derecha en árabe. Turquía era el único país que expedía pasaportes a los habitantes de la región que hoy llamamos arábica y por los tristes conflictos bélicos que se dan en esta región se hizo que muchos personajes tenían la idea de sobrevivir llegando a Colombia en donde se integraron con la población y hoy todos los descendientes de esos árabes muestran serios aportes en el comercio y hasta en la cultura, al mismo tiempo que abrieron el camino de fiar y vender productos por las calles en forma alegre, simpática y correcta.

Finalmente recomiendo a mis lectores el libro ‘Los árabes en Colombia’, del que se acaba de publicar la tercera edición. En tal libro se encuentran las más maravillosas anécdotas de unos personajes que llegaron a nuestro país y nos hicieron progresar inteligentemente.