El informe de Save the Children hace un llamado a todos los gobiernos del mundo, y especialmente a los países que viven conflictos, a proteger los derechos de NNA.
Las guerras y los conflictos se están intensificando en todo el mundo y son cada vez más peligrosos para la infancia. Si bien menos niños y niñas viven en zonas afectadas por estas hostilidades desde que la ONU inició los registros sistemáticos -2005-, el último informe publicado por Save the Children, organización no gubernamental y sin ánimo de lucro que trabaja por los derechos de la niñez, señala que aquellos que las habitan enfrentan mayores riesgos de sufrir violencia extrema. Y Colombia no es la excepción, con el agravante de que aquí, la “utilización” es una nueva forma de vinculación y explotación de los menores de edad por parte de los grupos armados al margen de la ley, la mayoría de los casos asociados al narcotráfico y las rentas ilegales.
La investigación revela que unos 415 millones de niños y niñas de todo el mundo vivían en zonas de conflicto en 2018, algo menos que la cantidad registrada en 2017. Sin embargo, el número de violaciones graves verificadas -los peores crímenes que puedan cometerse contra la infancia- aumentó, lo cual refleja que los niños y las niñas que viven en zonas de conflicto están expuestos a una mayor probabilidad de ser asesinados o mutilados, reclutados, secuestrados, abusados sexualmente, de que sus escuelas sean atacadas, o de que se les niegue acceso a la ayuda.
La cantidad de niños y niñas que viven en zonas de conflicto de alta intensidad asciende a la alarmante cifra de 149 millones, el doble de la cantidad de niños y niñas que viven en los Estados Unidos.
Lea: Reclutamiento y utilización asechan a la niñez
En Colombia, más de 400.000 niños y niñas menores de 5 años se han visto afectados por hechos relacionados con el conflicto armado, víctimas de desplazamiento, actos terroristas, reclutamiento forzado, entre otros, y 2.271 han sido víctimas de homicidio en el marco del conflicto.
De acuerdo con el Registro Único de Víctimas y el Centro Nacional de Memoria Histórica, de las 8.874.110 personas víctimas en Colombia, 2.312.707 son niños, niñas y adolescentes -NNA-, es decir, aproximadamente el 30% del total de los registros.
Una muy dura realidad que afronta el país y que golpea especialmente a algunos departamentos y subregiones del país, caso Antioquia, que presenta el mayor número de hechos victimizantes contra los menores de edad, seguido de Meta, Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Chocó y el Catatumbo en Norte de Santander.
Lo peor, es que el escenario no cambia. De hecho, los últimos episodios de violencia ocurridos en Medellín relacionan el homicidio de un menor de edad en la Comuna 13, pero además, según las autoridades, entre los victimarios aparecen implicados otros dos menores de edad.
Según el Boletín de Monitoreo del Observatorio de Niñez y Conflicto Armado de Coalico, en Colombia, durante el primer semestre de 2019, se registraron 266 eventos de conflicto armado, de los cuales 126 implicaron afectaciones directas a NNA. De esos eventos, se monitorearon 21 sobre violaciones e infracciones contra el derecho a la vida e integridad personal de NNA: 9 correspondieron a homicidios y 12 a lesiones.
Con apenas 8 años de edad, José David (nombre cambiado) fue herido por un grupo al margen de la ley en medio del fuego cruzado con el Ejército de Colombia: “Vi como explotaba frente a mí la cabeza de un militar, no sabía qué hacer, sólo corrí. Ese día cuando intentábamos escapar del pueblo, pensaron que éramos militares y nos empezaron a disparar. Mi primo murió y a mí me dispararon en un brazo y una pierna. Recuerdo que lo único que quería era que amaneciera para que se acabara la pesadilla”.
“El uso y utilización de menores de edad para el conflicto armado vulnera todos los derechos de las niñas y los niños que son víctimas. Y la mejor manera de prevenir que esto les ocurra es garantizando la totalidad de sus derechos; un niño que tenga educación, que tenga un entorno seguro, que tenga un entorno familiar amable, es menos vulnerable a los grupos armados”, asegura María Paula Martínez, directora ejecutiva para Save the Children Colombia.
Esta tendencia tan preocupante es una de las conclusiones del informe Alto a la guerra contra la niñez 2020: el género importa, el tercer informe anual del organismo internacional sobre la cantidad de niños y niñas que viven en zonas de conflicto en todo el mundo.
Perspectiva de género
El informe Alto a la guerra contra la niñez también incluye un análisis sistemático acerca de cómo las seis violaciones más graves contra esta población que vive en zonas de conflicto afectan de distinto modo a las niñas y los niños.
El estudio señala que ellas están mucho más expuestas a ser violadas, forzadas al matrimonio forzoso o a ser víctimas de otros abusos sexuales -el 87% de los casos de violencia sexual verificados involucraron a niñas, mientras que el 1,5% fueron perpetrados contra niños-. En el 11% de los casos, no hay datos sobre el género.
Las violaciones a las que estuvieron más expuestos ellos fueron los asesinatos y las mutilaciones, los secuestros, y los reclutamientos por parte de fuerzas o grupos armados. De todos los casos comprobados de asesinatos y mutilaciones, el 44% de las víctimas fueron niños y el 17% niñas. En los casos restantes, no había datos sobre el género. Y en materia de secuestro o reclutamiento, se estima que de los más de 2.500 niños y niñas secuestrados por los grupos armados en 2018, el 80% eran varones.
De la misma manera, se estableció que entre 2005 y finales de 2018, hubo casi 20.000 casos verificados de violencia sexual contra niños y niñas. Pero las investigaciones permiten entender que esta cifra es apenas la punta del iceberg, dado que la violencia sexual muchas veces no es denunciada ni visibilizada por las mismas barreras sociales y el estigma con el que está asociada.
También contribuyen al subregistro de estos casos las mismas dificultades a la hora de monitorear, informar y verificar los hechos victimizantes -debido al acceso limitado a las zonas afectadas, las amenazas a la seguridad y la sensibilidad relacionada con las violaciones-, lo que impide que se conozca la verdadera dimensión de las violaciones de los derechos de la infancia.
Tan solo en 2018, la violencia relacionada con los conflictos hizo que más de 12.000 niñas y niños resultaran muertos o heridos; esta cifra es un 13% superior a las cifras del año anterior.
Y aunque Colombia no está en la lista de los diez primeros países en conflicto con mayor riesgo para la niñez, que según el estudio están ubicados en África -Yemen, Sudán del Sur, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Mali, Nigeria y Somalia-, así como en Afganistán, Siria e Irak, las estadísticas muestran que este también es un territorio con una enorme deuda frente a la niñez.
Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children International, señala: “Es escalofriante que el mundo permanezca impávido mientras las niñas y los niños son blanco de ataques impunes. Desde 2005, se han registrado, al menos, 95.000 muertes o mutilaciones infantiles, decenas de miles de niños y niñas han sido secuestrados, y a miles de ellos se le ha negado el acceso a la educación o a los servicios de salud. La muerte de niños y niñas continuará, a menos que todos los Gobiernos y las partes en conflicto actúen ahora mismo para hacer valer las normas y los estándares internacionales, y para lograr que los perpetradores respondan por sus crímenes”.