¿Por qué no se cumplen los propósitos?

Autor: Estefania Posso Soto
8 enero de 2017 - 12:00 AM

Con cada año nuevo las personas hacen una lista de propósitos que se quedan sin cumplir.Esto sucede porque no se tiene la capacidad suficiente para hacer transformaciones radicales en los estilos de vida.

Medellín

Ir al gimnasio, adelgazar, leer más libros, aprender inglés y muchos más son los propósitos que las personas suelen hacer reiteradamente cada año, pero ¿por qué no se cumplen estas metas? Jairo Quiceno, sicólogo clínico especialista en psiconeuroinmunoendocrinología, explicó que  las personas no cumplen sus propósitos por dos factores esenciales: los hábitos y las creencias que tienen tan arraigadas en su subconsciente. 
Los hábitos y las creencias, manifestó Quiceno, son parte fundamental del crecimiento y la evolución de todo ser humano, la gran mayoría de la gente tiene el hábito y la creencia de la escasez, “no tengo dinero, no tengo tiempo, las dos grandes mentiras que pueden haber, sobre todo la segunda, todo el mundo dispone de 24 horas al día”, puntualizó. 
Por su parte, Tavata Cadavid Gutiérrez, astróloga y consultora del feng shui, señaló que el cerebro humano tiende a procrastinar y a aplazar las actividades cuando las ve muy largas, muy grandes o muy dispendiosas. 
Cuando una persona se fija un propósito, añadió Quiceno, no lo logra cumplir porque sin darse cuenta en su mente subconsciente están pasando mensajes como “ no puedo, no me lo merezco, no sé si lo podre alcanzar”. 
Asimismo, el sicólogo indicó que cuando una persona se fija los propósitos debe elaborar un plan de acción que le permita lograr ese objetivo, y a partir de este se crea una cadena que poco a poco dará los resultados deseados: para lograr algo hay que ir a la acción, para ir a la acción se debe estar motivado y para estar motivado tiene que sentir la necesidad. 
En tres puntos, Quiceno enseñó cómo se pueden cumplir estos propósitos: 
1. Identificar si el propósito o meta es valioso y necesario para sí mismo, qué beneficios y ventajas tiene para la persona, es decir, que se sienta impulsada para hacer algo y sentir que sí lo puede lograr.
2. Imaginar que ya lo ha logrado, un paso fundamental que la mayoría de las personas no hacen, porque sitúan ese propósito en el futuro y todo lo que se fija en el futuro se queda allá, hay que traerlo al presente, para eso hay que imaginarlo y vibrar con esa meta.
3. Desarrollar un plan de acción, es decir, qué pasos debo yo hacer para lograr mi objetivo, y entonces lo debe dividir en dos, tareas fáciles y tareas difíciles. Las fáciles van a permitir avanzar paso a paso pero sentir que se va a lograr para luego coger las tareas difíciles y de este modo la persona no se frustre y se quede en el intento.
En ese mismo sentido, Távata Cadavid Gutiérrez aclaró que las personas cumplen con mayor facilidad las micrometas que las macrometas, por eso recomendó hacer uso de una técnica japonesa de mejoramiento continuo llamada kai zen, dentro de esta se aplica un ejercicio conocido como un minuto diario, esto hará que la tarea no sea tan tediosa, dado que las personas programan su cerebro para trabajar durante un minuto, pero se queda más tiempo haciendo la actividad sin darse cuenta. 
Quiceno describió que estas actividades buscan hacer un entrenamiento en las neuronas para que estas se programen y formen un engrama, y esa información que le suministra a una sola neurona ella a las demás por la metodología de neurona espejo. Una vez se ha logrado esta programación el proceso de cambiar los hábitos requiere de 21 días y las creencias de 90 días. 

Hábitos y creencias
Según explicó Jairo Quiceno, sicólogo clínico especialista en psiconeuroinmunoendocrinología, los hábitos y las creencias son la experiencia que va adquiriendo el individuo desde el momento en que es gestado. La gran mayoría de estos hábitos y creencias son limitativas, pues “desde muy pequeños nos dicen no ande descalzo que le hace daño y no tenemos oportunidad de verificar que es falso”, entonces nos va limitando. 
Lo primero que tiene que hacer un padre de familia es revisar sus hábitos y sus creencias, luego saber qué le quiere enseñar a su hijo para que logre sus metas, por eso no es correcto mencionarle situaciones donde se le diga que no es capaz o no puede, sin darle la oportunidad de intentarlo; lo segundo es el ejemplo que le está dando y así garantiza que le está enseñando hábitos y creencias que le puedan permitir alcanzar o hacer realidad todo aquello que desee.

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