¿Otra petroestafa?

Autor: José Alvear Sanín
11 abril de 2018 - 12:10 AM

Es difícil imaginar especuladores tan inescrupulosos e irresponsables como los gestores de la criptomoneda de Miraflores.

 

El bitcoin es la estrella bien publicitada de las “monedas digitales”, o criptomonedas. En cambio, casi nadie ha oído hablar de Peercoin, Freicoin, Litecoin, Etherneum, Rippe, Dodgecoin, Lamecoin… y siga contando…

No todo el mundo las considera monedas. Para muchos se trata de sofisticadas pirámides; para otros, de burbujas especulativas.

La directora del FMI señala los peligros de esos instrumentos, cuando teme que pueden convertirse en “nuevos y potenciales vehículos para el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo”, pero Mme. Lagarde no desconoce la interesante tecnología innovadora detrás de ellas, que “podría usarse para regularlas…”

Indudablemente el bitcoin es sorprendente. Es el sofisticado producto de extrañas empresas, como las que acabo de descubrir en una interesante crónica de Der Spiegel (2 de abril) sobre inmensas instalaciones en Islandia, que se está convirtiendo en uno de los principales países “mineros” de bitcoins, porque estos dizque son “minados” (extraídos) por un incesante flujo de algoritmos o algo así. La revista alemana nos ofrece fotos de inmensos galpones donde millares de computadores, 24 horas diarias, producen un flujo de bitcoins. Esas “minas” islandesas ya consumen más energía eléctrica que la que demanda la población total de ese país, donde la energía geotérmica es abundante y barata.

Lea también: Maduro anuncia la creacióndel Petro, la criptomoneda de Venezuela

Sin embargo, las mayores “minas” de bitcoins continúan operando desde China. Por ejemplo Bitmain, “(…) empresa con sede en Beijing, que también fabrica máquinas para la minería de criptomonedas (…), que realizan miles de millones de cálculos por segundo para resolver operaciones criptográficas sumamente complejas que producen nuevos bitcoins (…) 25.000 máquinas (…), que consumen grandes cantidades de electricidad (…) 39.000 dólares diario de energía (…) Siete millones de nuevas monedas al día, etc. Etc”.

Lo anterior, para describir una planta que dizque “apenas representa el 4 % del poder de procesamiento de la red bitcoin…”

Bueno, cualquiera que pueda poner a trabajar, digamos, 25.000 computadores, etc., se puede volver “minero” de criptomonedas.

La descripción de esas operaciones es absolutamente incomprensible para los legos cibernéticos, que somos algo así como los 99% de los humanos. Desde luego, yo no las entiendo. Afortunadamente, la sensación de ignorancia y analfabetismo, con su correspondiente angustia, me la disipó Paul Krugman, premio Nobel de Economía, que se atreve a decir que eso no lo entiende nadie. Después de leerlo me pareció ver en los “mineros” de las criptomonedas a los aventajados sucesores de aquellos maravillosos sastres que elaboraban el nuevo traje de fiesta del emperador, con agujas, botones, adornos y exquisitas telas bordadas con hilos de oro que solo podrían ver los inteligentes…

Pues bien, si no son monedas, sí son burbujas, digitales, fluctuantes, inestables, de exclusiva circulación en etéreas casas de cambio en la nube, etc., posibles e inmensas cyberpirámides globales que tardarán quizás años antes de estallar, aunque otros las saludan como a monedas del futuro, alejadas de los gobiernos, liberadas de la política de los Estados, incorruptibles, ágiles, etc.

No puede negarse entonces, que estamos en presencia de una industria monumental, que vende esos instrumentos a cambio de dólares, euros, yens… y que es medio de pago en exóticas transacciones. Como toda gran actividad económica, esta tiene sus “autoridades”, empezando por Coindesk (“World leader in news prices and information on bitcoin and other digital currencies”), calificadora de criptomonedas, o Github como “auditora” (?), de cuya solvencia y orígenes poco se sabe. También aparecen el Icoindex, Ico Bench, Cryptorated y Icoreview. Todas estas fuentes se van de frente contra el petro de Maduro.

Coindesk dice que: “(es una) criptodivisa creada por el gobierno venezolano con la finalidad de encontrar nuevos fondos, intentando estafar al resto del mundo (…) el equipo detrás del petro no ha liberado el código fuente de ese criptoactivo para que pueda ser auditado por cualquier repositorio de Github…y que falta la descripción del mecanismo, la tecnología y cómo será un petro respaldado por petróleo (...) los altos índices de corrupción del gobierno, que despiertan suspicacia…”.

Aunque estamos en presencia de posibles rivalidades entre “caballeros de industria”, no puede ignorarse el estado de postración de Pdvsa, que acaba de tener que cerrar otras cuatro plantas por falta de crudo (!) y por el estado lamentable de las refinerías. Dos de ellas fueron ofrecidas, una a Rosnef y otra a una empresa china, pero no fueron aceptadas por esas compañías porque exigían reconstrucción total. En esas condiciones —acoto–, la redención del instrumento mediante la entrega de hipotéticos barriles en el futuro es impensable.

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Francamente, con los economistas del equipo de Chávez y Maduro, es difícil imaginar especuladores tan inescrupulosos e irresponsables como los gestores de la criptomoneda de Miraflores, a menos que contemplemos ciertos aspirantes presidenciales en Colombia.

                                                                              ***

“El buen pastor sacrifica su vida por las ovejas. Más el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa”. (Juan 10, 11-12).                                                                             

***

¡Las Farc, con el 0.32% del electorado, disponen de tres candidatos presidenciales!

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