Foto: Edwin Bustamante
A pesar de no tener una trayectoria reconocida, las obras de Natalia Botero (foto) por sí mismas se ganaron un sitial importante en el ámbito artístico internacional y será exhibidas en Nueva York. |
Más que una escultura figurativa, la obra de Natalia Botero es definida por ella como una escultura que se siente viva y que hace sentir, una escultura que habla mucho de ella, de su interior, de su formación como sicóloga, en filosofía y letras y como escritora y de la vena artística que ha estado presente en su familia.
Justamente esas esculturas, en las que ha trabajado a lo largo de cinco años y que trascienden el modelado a través del sentido que ella le da a cada obra, se exhibirán en diciembre próximo en Nueva York, no sólo abriendo nuevas puertas para su creadora, sino también a los colombianos pues es la primera ocasión en que un escultor colombiano llegará al Consulado de Colombia en Nueva York.
Y es que aunque ella no es una artista con una reconocida trayectoria, esta invitación a exponer su trabajo en el exterior le permite entrar por todo lo alto al mundo del arte, mundo en el que está inmersa desde hace varios años de manera anónima, a través de su trabajo dedicado, pero desde hace algún tiempo, animada por quienes conocen sus obras, decidió darse a conocer y luchar en un circulo bastante cerrado en el que no ha sido fácil ingresar.
Sin embargo, el profundo significado que le imprime a sus obras, su cuidado minucioso de todos los detalles, procesos y el terminado que le da a cada una de ellas, han sido suficientes para ir abriéndole un camino pues ante sus obras no es necesario hablar, sólo sentir, percibir esos sentimientos de la creadora reflejados en su obra que se caracteriza por ser sumamente expresionista.
Veinte son las obras que ella expondrá en el extranjero, estas obras se enmarcan dentro de la serie “Aquella raza abandonada….
Olvidada” y sobre ese tema que aborda, Natalia Botero afirma que es un tema que tiene muchos contrastes, que es muy fuerte, que da para hablar; éste como suele suceder con los temas que trabaja en sus esculturas tiene bastante relación con la literatura, y por medio del él no pretende simplemente acordarse del negro, sino que enmarca diversas situaciones como la permanente discriminación hacia el negro, el desarraigo que ha padecido a lo largo de la historia, de ahí un sinnúmero de expresiones reflejadas en estas obras.
Así mismo, la artista toma elementos como son las mismas características de la anatomía del negro en las que además de verse toda su fuerza puede vislumbrarse su humildad.
Y es que la importancia de abordar este tema, para Natalia Botero, radica en que va mucho más allá de la raza y se centra en la historia que el negro ha tenido que vivir, pero que además a través de esa anatomía que habla, refleja muchas situaciones a las que se ve expuesta la raza humana diariamente.
Entre las figuras de hombres, manos, torsos, mujeres, entre otras, en las que expresan diversos sentires hay una que la artista destaca y es justamente porque con ella se cierra esta serie, en ella se pueden apreciar rostros y manos dentro de un mezclador de cemento, una composición que por encima de su valor estético encierra una reflexión muy profunda centrada en que sin importar las condiciones de vida de los seres humanos, cuando estos mueren todos terminan en el mismo sitio.