Una de las recomendaciones por parte de la Administración de Medellín para hacerle frente a las alertas ambientales que han aquejado especialmente la ciudad en los últimos días, ha sido el uso del Sistema de Transporte Masivo. Sin embargo, el aumento en la cantidad de usuarios, que según el Metro llegó al 8% este jueves, ocasionó congestiones que fueron denunciadas por varias personas a través de redes sociales.
Pero estas situaciones no se registran únicamente en época de contingencia ambiental. Aunque la compañía ha implementado medidas como la adquisición de nuevos trenes, de los que ya se han puesto en funcionamiento cuatro de los siete que ya llegaron provenientes de España, las quejas son frecuentes por la dificultad para acceder a las plataformas y abordar los vagones por la gran afluencia, lo que se presenta especialmente en horas pico.

Han ocurrido peleas
“A mí ya me ha tocado ver varias peleas con golpes, pero generalmente siempre hay discusiones a diario. No hay día en que esto no ocurra porque la fricción es demasiada y la gente al entrar o al salir, incluso sin intención, pisa o empuja a los demás”, narró Juan Sebastián Londoño, uno de los usuarios que viaja todos los días en el sistema.
Aseguró que después de ingresar a la plataforma, a él y a muchas otras personas les toca dejar pasar cuatro o cinco trenes para poder subirse por fin a los vagones.
Asimismo, afirmó que “el metro está muy deteriorado. Si uno se pone a ver detalles del metro se da cuenta del mal estado de la parte superior de las puertas. Eso se está desprendido de la gente meterse y forzar y quedar en el vagón sosteniéndose. Sobre todo en los trenes nuevos, que parece, son un poco más endebles”.
De todas las estaciones “sin duda la más congestionada es Poblado porque tanto en la mañana como en la tarde convergen muchos trabajadores de las fábricas del sector industrial de Guayabal, más los estudiantes. Para mí hoy por hoy es la estación más caótica, incluso por encima de San Antonio, donde también converge mucha gente en hora pico”, recalcó.

También para comprar los tiquetes
Luis Octavio Ardila, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio Manila, expresó: “yo me mantengo impresionado. Yo prefiero irme casi que caminando o en otro vehículo distinto al metro porque en la estación Poblado no hay cultura. Tenemos que recuperar la Cultura Metro”.
El líder comunal manifestó que “en las horas pico se volvió una tragedia entrar al metro” y que los empujones son la constante dentro del sistema, donde hay que hacer largas filas para comprar los tiquetes.
En ese mismo sentido, Juan Sebastián Londoño concidió con el miembro de la JAC, afirmando que “en Poblado, en Estadio, Hospital y Universidad es muy caótico comprar los tiquetes. Hay mucha fila y no hay personas suficientes en las taquillas para atender la demanda. Generalmente sólo hay uno, aunque la fila sea extensa. Y casi nunca hay dos taquilleros simultáneamente”.

Rutas alimentadoras
“Son otro problema. Las rutas que reemplazaron muchas rutas de Aranjuez, de Campo Valdés, y de la zona nororiental no dan abasto con la cantidad de gente. Hay filas que perfectamente pueden durar entre 40 minutos a una hora antes de que un usuario logre coger un alimentador de esos. La frecuencia es muy pobre y la capacidad del bus en sí es muy pequeña a diferencia de la regularidad que tenían las rutas. Para mí, esta es una problemática grave y que afecta mucho la calidad de vida de las personas”, dijo el usuario Londoño.
Haciendo un balance, el usuario resaltó que es larga la espera para poder subirse al metro, a lo que se suma otro largo rato para poder usar el alimentador. “¿Cuánto te demoras para llegar a la casa? ¿Y quién responde por ese tiempo?”.
“Yo creo que el metro en el servicio que está prestando no está ayudando a facilitar la calidad de vida de las personas, y que esto el sistema podría mejorarlo”.
Por otro lado, “los operarios que son del metro solamente aparecen cuando hay urgencias, que ocurren muy seguido, pero es para atender situaciones técnicas, que son a diario, como que la puerta se atoró”, apuntó Londoño.
“Por ejemplo, para hacer un recorrido entre Poblado y Hospital el metro hace por ahí tres o cuatro paradas no programadas”.

Llegando tarde al trabajo
Una ciudadana que quiso reservar su identidad y reside en la urbanización Territorio Robledo, sector Santa María, comentó que ya ha llegado tarde varias veces a su lugar de trabajo por cuenta de las demoras para poder utilizar la ruta integrada de Robledo 250 I que la lleva hasta la estación del metro en la mañana.
Narró que la frecuencia es deficiente. “En Villas de Santa Fe de Antioquia, que es donde está la terminal, el bus se llena y se ocupan todos los asientos. Cuando ya baja a Santa María y a Territorio Robledo, viene llenísimo y ahí sólo se suben los que pueden. En estos días me ha tocado viajar casi que colgando de la puerta”.
“Ya he llegado hasta media hora tarde. Y me ha tocado explicarle a mi jefe y mostrarle las fotos y los videos para que me crea”, narró.
Además, según la ciudadana, por las falencias en el servicio de los buses alimentadores los residentes de este sector en muchas ocasiones se ven obligados a recurrir a la piratería del transporte  para poder llegar a tiempo a sus lugares de destino, utilizando vehículos particulares a manera de colectivos.

Las medidas
Daniel Herrera, jefe del área de Sistema Operativo del Metro de Medellín, recalcó que con la compra de los 22 nuevos trenes que adquirió la empresa en 2016 se busca reducir las congestiones.
“Evidentemente la afluencia de usuarios está aumentando permanentemente de la mano del crecimiento poblacional de la ciudad. Nosotros estamos aumentando considerablemente la flota de trenes. El año pasado compramos cinco buses también, y con la llegada de los nuevos trenes la idea o la estrategia que estamos implementando es reforzar las horas pico y también las valle, a medida que nos van llegando todos los trenes”, que permitirán mejorar la frecuencia paulatinamente, acotó.
En las horas pico, cuando se presenta mayor congestión, “tenemos toda nuestra flota de trenes, buses y tranvías operando para prestar un muy buen servicio, siempre teniendo muy en cuenta las medidas de seguridad”, especificó.
Por otro lado, la puesta en funcionamiento de los nuevos sistemas, como el Tranvía y los cables “obviamente se incrementa la cantidad de usuarios que utilizan y llegan al metro”.

Control de alimentadores
“Nosotros en las cuencas 3 y 6, que son la cuenca de Belén y la de todo el Nororiente de la ciudad tenemos estipulado (con ellos) unas frecuencias y unos controles previos que nosotros les realizamos. Con las otras rutas de buses integrados, nosotros también tenemos comunicación permanente con ellos y cuando nos llegan las quejas de los usuarios se las hacemos llegar”.
Acerca de las fallas que ocasionan suspensiones en el servicio, el funcionario aseguró que “desafortunadamente se presentan pero han conservado su tasa de crecimiento. Esto no es muy habitual”, y añadió que en muchas ocasiones los retrasos se presentan porque los usuarios activan de manera incorrecta los botones y las palancas de emergencia.
“Mediante el ejercicio de la Cultura Metro se hacen campañas permanentes para que quienes viajan en el sistema usen correctamente estos elementos”, aclaró.