El trasegar de los humanos por el planeta, está lleno de vicisitudes. El camino no es precisamente un sendero de rosas, pero muchas de las veces, los humanos nos las sabemos complicar, pues luego de dar algunos pasos hacia adelante, salimos con las sorpresas de desandar los pasos y perder así el tiempo y la experiencia invertidos y adquiridos, en el entendido que cada cual, ve la realidad y se aproxima a ella, de acuerdo con sus intereses. Por lo tanto, los comentarios y reflexiones que vamos a plantear son obviamente, subjetivos.Después de varios decenios de ser declarada como Museo y además Patrimonio de la Humanidad, y después de haber sido aceptadas estas condiciones por todas las religiones interesadas, el controvertido gobierno turco de Erdogan, declara que Santa Sofía (Aya Sofya) en Estambul, vuelve a ser mezquita después de 86 años, volviendo a alborotar el avispero de los fanáticos de todas las religiones, fanatismo que siempre ha estado ahí y que no requiere sino de una buena excusa para explotar. La buena excusa está servida. ¡Amanecerá y veremos!En lo local, la nueva Constitución Política abrió la posibilidad de la dosis mínima de consumo de marihuana, el actual gobierno la frena a través del nuevo Código de Policía y hoy los altos tribunales vuelven a aceptarla. ¡Qué pérdida de tiempo y qué falta de sindéresis!Se anuncia por parte de EPM que su planta piloto Jepírachi en la Guajira, funcionará hasta el 2023, noticia, que nos deja apesadumbrados, ya que la energía eólica es una de las mejores alternativas para la producción de energía limpia. Razones técnicas y financieras debe tener EPM para tomar esta decisión que esperamos sea compensada con el montaje de un nuevo campo eólico ya no como piloto, si no como planta de producción de energía limpia en propiedad.Como periódicamente sucede, el actual contralor general de la Nación recorre el país “descubriendo” elefantes blancos, es decir, obras inconclusas que están ahí, a los ojos de todo el mundo, sin que hasta el presente se hayan tomado las medidas y las acciones necesarias para culminarlas, que sería lo obvio, o para tumbarlas.Debería existir un punto dentro de un Plan de Desarrollo serio, para destinar los recursos necesarios para que este tema sea resuelto y obviamente los responsables asuman las responsabilidades de todo orden que les competan. No es suficiente la alharaca mediática, si no se toman las decisiones apropiadas y oportunas dentro de la extemporaneidad.Un ir y venir de discursos se pronuncian por kilómetros, alrededor del problema de la deforestación y de los programas de reforestación. Lo cierto es que a la fecha no hay un control efectivo contra la deforestación generada por parte de cualquiera de los varios actores involucrados que la provocan, como tampoco un proyecto serio y continuado para recuperar y ampliar la extensión forestal en el país.Ojalá aprovechemos la nueva producción de nuestro grande Carlos Vives, CUMBIANA, para volver los ojos hacia la Ciénaga Grande de Santa Marta y hacer lo que haya que hacer para intervenir las infraestructuras viales mal diseñadas y volver a permitir mediante obras apropiadas, la circulación de las aguas del mar y del Magdalena para que renazcan los manglares y reviva ese maravilloso ecosistema destruido por imbéciles.Por último, ya aparecen las pilatunas legales para evitar o demorar la demolición del Edificio Aquarela construido cerca al Castillo de San Felipe en Cartagena, el cual no debió haber recibido nunca licencia de construcción, entregada en su momento por otros imbéciles. Ya la UNESCO dio como plazo hasta el 2021 para que la construcción sea demolida, o sino Cartagena y Colombia perderán la calidad de Patrimonio de la Humanidad que hoy posee el Castillo de San Felipe.Excelente el programa que ha emprendido la Alcaldía de Medellín para aprovechar estos nuevos días de cuarentena para intervenir zonas en estado de deterioro y recuperar el espacio público que se había perdido. Las acciones inicialmente emprendidas en los sectores de La Bayadera y el Sagrado Corazón o Barrio Triste, son ejemplarizantes y deben servir de estímulo y de ejemplo para intervenir otras zonas en franco deterioro. ¡BRAVO!Como una cosa es planear y otra planificar, y otra cosa es no planear y no planificar, es prudente que aquellas construcciones de vivienda subsidiada que se entregan en obra negra después de muchos trámites y una alta dosis de paciencia por parte de los beneficiados, -que en la mayoría de los casos se originan por una tragedia previa como un derrumbe, una inundación, un incendio, un temblor u otra calamidad-, sean dotados de los servicios públicos elementales, entre ellos, ya no como cosa marginal, sino estructural, la conexión a INTERNET. Pongo como ejemplo la urbanización La Cabañita en San Cristóbal, una Unidad de 9 bloques de 6 pisos ocupada recientemente por sus nuevos dueños, un poco más de 50 familias cuyos niños no tendrán como acceder a la educación virtual forzada, a la cual nos tiene sometida la bendita pandemia.NOTA 1: Mi completa solidaridad con el Señor Gobernador Aníbal Gaviria Correa y su distinguida familia.NOTA 2: Mis agradecimientos a la casa EL MUNDO por haberme permitido comunicarme con ustedes a través de las 900 columnas que ajustamos hoy y que coinciden con la suspensión de actividades para el Periódico y mil gracias a ustedes por tomarse el tiempo para leer esta Columna de Opinión.Es un golpe duro para el fortalecimiento democrático y para el ejercicio de la pluralidad y la tolerancia, pero esta es la realidad que nos corresponde enfrentar, en un país como el nuestro. Una última invitación, a que vayamos siempre, con prudente optimismo, ¡DE CARA AL PORVENIR!
Puede ser que algunos de los escritorios en los que nos sentábamos quienes trabajamos en el Periódico EL MUNDO hayan estado ahí desde siempre, desde que lo crearon, a finales de la década de 1970. Sí, caminar hoy por su sala de redacción es como si se apreciara una instalación de Doris Salcedo, la melancolía de esos muebles parece decir que se apaga un sueño que comenzó el 20 de abril de 1979, cuando empezó a circular en Antioquia un diario con ideas fundamentales, como la de la libertad. Esa libertad no podía escapar de la cultura. EL MUNDO fue pilar del inicio de proyectos culturales que transformarían la vida de la ciudad, del departamento y del país. Basta con entrar al Archivo, buscar los folios del Pequeño Teatro, el Matacandelas, el Taller de Artes, La Fanfarria y darse cuenta cómo el Periódico de logo rojo, liberal, entrevistó a miles de artistas, entonces emergentes, creyendo en que nuestra realidad podría existir un sector cultural que se hiciera preguntas importantes.Lea también: Un sector que sigue sacando el sombreroAna María Cano, quien después fundaría La Hoja de Medellín, fue la primera periodista cultural de EL MUNDO. Después la reemplazó Ana Piedad Jaramillo, directora de los Eventos del Libro y exdirectora del Museo de Antioquia y el Teatro Colón. Vino entonces el tiempo de Maryluz Vallejo, hoy doctora en Ciencias de la Información, profesora Titular de Tiempo Completo del Departamento de Comunicación y jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar este 2020. Cuenta Carmen Vásquez, periodista de moda, que cuando Darío Arizmendi era el director de EL MUNDO le dio a cada una su “reino”, le dijo a la periodista cultural que ella se encargara de lo artístico, mientras a Vásquez la mandó a los cocteles, a buscar a la “gente linda”, le permitió tener la primera página exclusiva de moda en estas tierras, guiado en lo que hacía la Revista Hola en España, para que así estuviera clarísimo qué era cultura, qué era entretenimiento, qué era moda y qué era sociedad.Desde sus inicios, EL MUNDO dedicó páginas enteras a la agenda cultural, que eran las más difíciles de editar, porque tenían la agenda de cine, la de teatro, los conciertos, los recitales, las presentaciones de libros, todo, independiente de los artículos periodísticos de una y dos páginas que hacía la sección de cultura.Antes de que su experticia fuera el periodismo político y de opinión, Luz María Tobón, directora de EL MUNDO, fue periodista cultural. Todavía tiene en su oficina una foto de su entrevista a un joven Fernando Botero. Ella, de mamá artista, de familia siempre amante de la cultura, defendió el periodismo cultural hasta el cierre, influyendo, de alguna manera, en que siguiera con cada cambio de dirección. Con la llegada de don Guillermo Gaviria Echeverri, quien respetó lo que hacía el Periódico en este campo, se dio vía libre a que ese saber no se apagara.Nombres como el de Pilar Velilla, exdirectora del Jardín Botánico y el Museo de Antioquia; María del Rosario Escobar, exsecretaria de Cultura Ciudadana de Medellín y actual directora del Museo de Antioquia; la maestra Patricia Nieto, quien guía la Editorial Universidad de Antioquia y es docente de la Alma Mater; o el crítico de cine Pedro Adrián Zuluaga, escribieron una historia cada día, por varios años, en la redacción de EL MUNDO, cubriendo cultura.El Mundo Semanal, el Imaginario y Palabra&Obra fueron los tres suplementos culturales que dijeron cosas muy importantes a la ciudad, al país. Óscar Valencia, jefe de diseño de EL MUNDO, contaba que Imaginario fue osado, despertando muchas molestias en algunos “paisas de Medellín”, cuando su editora puso en la portada la foto de dos hombres homosexuales, desnudos, después de una Marcha del Orgullo. Sus contenidos hablaban de la cultura como lo que somos, reflexionaban sobre la ciudadanía cultural. Palabra&Obra, por su parte, buscaba hacer reportajes de largo aliento con personajes que se destacaban en el campo cultural, teniendo en su portada a importantes creadores como Débora Arango, Gilberto Martínez, Víctor Gaviria, Fernando Botero, Félix Ángel, Cristóbal Peláez, Beatriz González, Alberto Sierra, Antonio Caro, Dora Ramírez, Leonardo Padura, René Uribe Ferrer, entre muchos otros. Una vez, el artista Richard McGuire, reconocido por ilustrar publicaciones como The New Yorker, nos hizo el honor de hacernos una edición especial de Palabra&Obra. Publicamos un especial completo sobre la salvaguarda del patrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera, hecho en Ciudad de México, analizamos muchas veces lo que hacían en el Ministerio de Cultura, cubrimos la Bienal de Venecia, la Feria Internacional de Arte de Madrid (España), Artbo, el Salón Nacional de Artistas, el MDE, la Fiesta de las Artes Escénicas, el Festival de Tango, los diez años de la Fiesta del Libro con edición especial, siempre estuvimos ahí, en cada evento, en cada lanzamiento, en cada nacimiento.Y cometimos errores, muchos, porque EL MUNDO siempre fue una escuela de periodismo cultural. Cómo les parece que una vez, matamos a alguien que revivió. Olga Elena Mattei estuvo muerta durante unos minutos, nos llamaron directamente desde la clínica a contarnos tal suceso. Lloramos, planeamos un especial, llamamos a Héctor Abad Faciolince, él nos dio su declaración sobre la importancia de Mattei para la literatura nacional y corrió a publicar en su Twitter que había muerto.Hasta que, de esas cosas que pasan, los médicos la revivieron, la reanimaron y no se murió. Desde entonces, Faciolince ha sido muy lejano. Es que en el Código Caracol, María Lucía Fernández publicó lo que pasó, en la edición de las 7:00 de la noche: “la inmediatez de las redes sociales le jugó una mala pasada al escritor Héctor Abad Faciolince”. Casi nos ahorca, publicó en su cuenta en esa red: “serán imbéciles los de EL MUNDO”...Vale la pena decir que defendimos causas importantes. Hay que agradecerle a Irene Gaviria y Luz María Tobón que nos permitieron ser autónomos en el contenido cultural. Fuimos nosotros quienes cuestionamos el cambio de vestido que les hicieron a los Silleteros, desconociendo que eran un patrimonio, con lo que hubo polémica nacional, cuando Aníbal Gaviria era el alcalde. No nos censuraron.Fuimos nosotros quienes iniciamos a hablar de los “hipster”, cuando todavía esa manifestación cultural era bastante desconocida.Gritamos duro con investigaciones. Nosotros nos dimos cuenta de que las Bibliotecas Públicas de Medellín habían sido cerradas por el gobierno de Federico Gutiérrez, desconociendo su importancia en la transformación social, con la excusa de ahorrar recursos del presupuesto público. Vaya error de visión política, por eso insistimos con varios artículos en que los Parques Bibliotecas eran la opción que tenía un niño de cualquier comuna de no caer en las redes de tráfico, su puerta de escape muchas veces a la violencia física y sexual. Incomodamos a Sergio Fajardo sobre la responsabilidad en las fallas en la fachada de la Biblioteca España, tanto que salió en portada diciendo “voy a hablar de la Biblioteca España, cuando yo quiera”, los memes no se hicieron esperar en las redes sociales.Cuando iban a sacar al maestro Alberto Correa de la Filarmónica, nosotros lo contamos. Insistimos en que el presupuesto para cultura siempre debía subir en el gobierno nacional, el departamental y el local. Y, sobre todo, le dimos voz a un sector que no encontraba en otros medios un espacio que valorara sus obras, que escuchara sus demandas, que necesitaba, en pleno siglo XXI, más que nunca, una presencia en la agenda pública.EL MUNDO insistió en la importancia de la formación artística para la infancia. Con su proyecto Educar Mientras se Informa y su Concurso Personitas de Colores, invitó a que los niños pintaran sus sueños. Otra cosa que hizo fue premiar con el Mundo de Oro a quienes durante decenios trabajaron por el sector, entre los ganadores estuvieron Graciliano Arcila Vélez, la Emisora HJCK de Bogotá, Guillermo Abadía Morales, Fanny Mickey, la Orquesta Sinfónica de Antioquia, la Cámara de Comercio de Medellín, la Biblioteca Pública Pilotoy la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, Débora Arango, la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia, Carlos Castro Saavedra, el Instituto de Integración Cultural Quirama, Luis Alberto Correa, Rafael Sáenz Moreno, el Museo de Arte Moderno de Medellín, Luis Alberto Álvarez y la maestra Cecilia Espinosa, su última galardonada.En los comités de redacción, muchas veces nos peleamos con quienes nos preguntaban “y ese, ¿a quién le ha ganado?”, poniendo en duda la idoneidad de los artistas emergentes, peleamos por ellos como el futuro del sector y del arte nacional. La cultura también era un tema para abrir el Periódico, nosotros le dimos la portada al Salón Nacional de Artistas, cuando volvió a Medellín, en su edición 43. Juliana Restrepo y Jaime Cerón, sus directores, llegaron con la edición impresa de EL MUNDO a la apertura de aquel certamen, que durante sus tres meses contó con un cubrimiento diario, detallado, sobre lo que intentaban decir los curadores, que propusieron como tema el oxímoron “Saber-desconocer”.Cuando la notoriedad no abarcaba la obra de Pablo Montoya, cuando parecía que a la crítica local y nacional le faltaba creen en tal talento, nosotros reseñamos su Tríptico de la infamia, sin necesitar que el Premio Rómulo Gallegos nos validara lo grande el autor, porque pudimos verlo.Le puede interesar: ¿Seguro les hace falta la crítica?Que sea el momento para decirles gracias a los cientos de artistas, gestores, investigadores, profesores, curadores, comunicadores y colegas que nos buscaron para pedirnos una opinión, para ofrecernos sus contenidos, así como para criticarnos. Aprendimos juntos, crecimos juntos, hicimos historia juntos.EL MUNDO fue y será la casa de la cultura de Medellín, como quedará para la historia en su archivo, porque aquí pasaron hitos como que Gabriel García Márquez quisiera que la redacción del medio que soñó fundar se pareciera a la del diario liberal de Medellín, donde estuvo dando talleres y compartiendo con los periodistas.Gracias, EL MUNDO, gracias porque nos dejaste soñar que esa utopía que adoptamos, la de cambiar el mundo haciendo periodismo cultural, podía ser posible.
Con todo respeto, no comparto el criterio de quienes han venido criticando a la Corte Constitucional por haber declarado la inexequibilidad del Decreto Legislativo 580 de 2020, por el cual se dictaban medidas en materia de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y aseo, por el motivo que condujo a la adopción del fallo y que también expuso la Secretaria Jurídica de la Presidencia de la República: aunque, según el comunicado de la Corte, se dictó y promulgó en desarrollo del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica, se expidió dentro del término de vigencia del estado de excepción y se encuentra brevemente motivado y lleva la firma del Presidente de la República, no fue suscrito por todos los ministros del despacho. Faltaron las firmas de los ministros de Salud –lo cual llama la atención en cuanto la emergencia fue provocada por la pandemia- y de Ciencia y Tecnología.Lea también: Cumplir la ConstituciónComo señala la providencia,” el mandato constitucional referente a que los ministros suscriban los decretos legislativos que se expiden en virtud del estado de emergencia económica, social y ecológica constituye una condición indispensable de validez de dichas normas, en la medida en que con este se garantiza, el principio democrático, durante el estado de excepción, pues se contrarresta el déficit de deliberación y se limita la facultad discrecional del presidente”.La exigencia constitucional de que estos decretos, además de las firmas del presidente, lleven las de los ministros –todos- no corresponde simplemente a un requisito de forma y sin mayor trascendencia. Por una parte, cuando hablamos de los estados de excepción –entre ellos el de emergencia- aludimos al ejercicio de una potestad extraordinaria del Ejecutivo, que normalmente no tiene a cargo la función de expedir las leyes –atribución que, por cláusula general de competencia, corresponde al Congreso-. Por otro lado, la Constitución es clara cuando expresa (art. 115) que las firmas de los ministros en los decretos los comprometen y por medio de ellas asumen una responsabilidad por las medidas y decisiones que adopta el Gobierno Nacional. Y, además, las normas superiores relativas a los estados de excepción exigen expresamente “las firmas de todos los ministros” y subrayan su responsabilidad. El 215, para el caso del Estado de Emergencia Económica, Social, Ecológica o por calamidad pública, estatuye: “El Presidente de la República y los ministros serán responsables cuando declaren el Estado de Emergencia sin haberse presentado alguna de las circunstancias previstas en el inciso primero, y lo serán también por cualquier abuso cometido en el ejercicio de las facultades que la Constitución otorga al Gobierno durante la emergencia”.Le puede interesar: Sobre las sesiones virtualesDe manera que no estamos ante un mero formalismo. Ni se puede sindicar a la Corte Constitucional de haber sacrificado el fondo de la medida en aras de la forma, o de no haber hecho prevalecer el derecho sustancial, como lo exige el artículo 228 de la Carta. Ella tiene a cargo la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, que exigió, en estados de excepción, las firmas “de todos” los ministros, no de algunos.Y el vicio no era subsanable, toda vez que al momento del fallo el decreto ya había sido promulgado y había entrado a producir efectos. En estas materias no se puede improvisar.
Duele la desaparición de EL MUNDO, después de más de 40 años de actividad ininterrumpida, con periodismo de calidad informativa y pluralidad de opinión. Desde hace dos años, cuando la publicación impresa diaria le dio paso a una semanal, el diario quedó herido de muerte porque había perdido su esencia. La desaparición de los periódicos impresos es una de las consecuencias nefastas de llamada revolución digital; nefasta porque los ha destruido sin sustituirlos por nada mejor.Lea también: Harry Sasson, la renta del suelo y las sopas MaggiLa prensa impresa, que resistió los embates de la radio y la televisión, agoniza en todos los países. Se cuentan por centenas los diarios desaparecidos y los que subsisten lo hacen en formatos cada vez más escuálidos y pobres en contenido. Sin la palabra impresa, la fuerza de la vieja sentencia, “lo escrito, escrito está”, se desvanece y con ella las exigencias del rigor informativo y de la clara separación entre la opinión y la noticia.Estas dos fueron las características señeras de EL MUNDO que nunca ocultó su carácter de diario liberal militante, pero abierto siempre a una amplia diversidad de opiniones, tanto en la época de Don Guillermo Gaviria, como en los últimos años bajo la orientación de su hija Irene y de mi querida amiga Luz María Tobón.El de Don Guillermo fue un liberalismo doctrinario, más bien clásico, cuya orientación intervencionista no lo apartó nunca de la defensa de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica en una sociedad verdaderamente libre. Por supuesto que, como periodista, fue también un liberal en el sentido partidista, aunque, el gran hacedor de empresas que fue, seguramente se habría sentido contrariado por la orientación anti-empresarial que aqueja a sectores amplios del que fue siempre su partido.Quizás a causa de la bancarrota ideológica del Partido Liberal, el liberalismo de EL MUNDO de los últimos años perdió su matiz partidista y se hizo más conceptual y de principios, buscando irradiar los valores de la democracia liberal y la iniciativa privada con responsabilidad social a las gentes de todos los partidos y la sociedad entera.Esa defensa de la democracia liberal se expresó en sus cuestionamientos al proceso de paz por su indiferencia frente a las víctimas de la Farc y las grandes concesiones hechas a lo que no era más que organización criminal que no representaba a nadie, como quedó en evidencia con las paupérrimas votaciones recibidas en las dos elecciones en las que ha participado.Su reconocimiento de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica y de la creación de riqueza, se manifestó recientemente en su insistente reclamo de la reactivación de la economía acompañada de la flexibilización de la contratación laboral.Pero quizás la más firme posición de EL MUNDO en los últimos años fue su incansable y persistente reclamo al gobierno a cumplir su misión fundamental de proteger la vida de los ciudadanos. No importa lo que el gobierno haga en cualquier ámbito, si no protege la vida de las personas está incumpliendo gravemente su obligación constitucional y lo que es en definitiva su razón de ser.Muchos años atrás, cuando, por incompatibilidad con mi actividad profesional, decliné la invitación que me hiciera a escribir en el periódico que acababa de adquirir, Don Guillermo, insistente, me dijo que escribir en EL MUNDO sería un honor.Le puede interesar: Una propuesta ilegal, inconveniente y peligrosa, pero imparableHace algunos años, por invitación de Luz María Tobón, EL MUNDO acogió generosamente mis artículos. Me sentí cómodo y complacido de hacer parte de tan noble empresa periodística y muy honrado, como había anticipado Don Guillermo.
Hoy he recibido la noticia: EL MUNDO, después de una tarea periodística de 41 años, ha decidido cerrar su fase de periodismo impreso. El entorno es cambiante, la evolución de hechos, tecnologías, épocas, conduce a decisiones y nuevas direcciones en los caminos que nos presentan horizontes distintos y nos hacen dejar atrás paisajes familiares a los cuales habíamos tomado un cariño como el del poeta cartagenero a los zapatos viejos. Algo diferente se abre en las perspectivas del futuro inmediato. Mis mejores deseos para FundaMundo, para la querida y admirada familia Gaviria Correa, y para la buena ventura de sus proyectos y su liderazgo, siempre inspirados en el bien para la comunidad y para Antioquia. Algunos de estos cambios son dolorosos, como lo es, en lo personal, este: se trata de una pérdida para el periodismo escrito en la región, y en Colombia. Pero EL MUNDO cierra este ciclo, como lo manifiesta su directora Luz María Tobón Vallejo, con la satisfacción del deber cumplido.Lea también: Alatriste: la punta de su espadaTermina para Antioquia una tribuna de decencia, de buen periodismo, de compromiso con la verdad. Se culmina la etapa de un esfuerzo colosal en pro de los intereses sanos de nuestro departamento, pionero para Colombia en tantos aspectos de progreso, de desarrollo, de apertura al futuro. EL MUNDO ha cumplido y constituye un gran honor ser parte, modesta y pequeña, de esta locomotora de la honradez y de la opinión crítica y creadora.Después de escribir la columna “Vestigium” durante veinte años -un total de 492 columnas, de periodicidad quincenal, casi ininterrumpidamente- vienen a mi teclado unas palabras que no puedo evitar, pues las asocio necesariamente a esta tribuna periodística: agradecimiento, aprendizaje, disciplina, creatividad.Cada uno de mis textos fue acogido respetuosamente por parte de los editores y de la dirección en estos años. Nunca he recibido la más mínima interferencia respecto a los temas y enfoques para los cuales con total libertad se me ha cedido el espacio. Siempre he sentido la presencia viva y efectiva de un genuino respeto por el diálogo inteligente, por el ir y venir de ideas ordenadas y rigurosas, expresadas dentro del marco de la consideración hacia la verdad y hacia el lector como un interlocutor merecedor de un trato digno y humanizante. Por parte de la dirección del periódico siempre recibí palabras de aliento, de buen criterio, de magnífica atmósfera de ejercicio de la inteligencia.Escribir Vestigium, con la variedad de tonalidades presentes en el entorno de las realidades contemporáneas, fue un hábito de disciplina, de investigación, de contrastes, de búsqueda de fuentes verificables. Una tarea constante de enriquecimiento y educación personal que tuvo que pasar por el tamiz del lector crítico y exigente, a quien también debo expresar agradecimiento. Mi padre, Hernán Gómez Atehortúa, fue el mejor lector, crítico y corrector que tuve. También asumí una tarea constante de aprendizaje en cuestiones de estilo y de forma periodística. No puedo olvidar las didácticas exposiciones de Arturo Giraldo Sánchez.Un “Vestigium” es la señal, la huella, la marca que deja el pie de un viajero sobre el camino. Hay algo relacionado con la memoria, con el registro de los datos de alguien que ha pasado por un lugar y ha dejado su impronta. Es el indicio de que por allí ha estado un “homo viator”: un viajero, frágil, perecedero, fugaz. Es también el rastro de un caminante que se esfuerza por perfeccionarse en una tarea que se ha impuesto. También el investigador es un sujeto que anda tras las huellas; la realidad -variada y múltiple- ofrece ante sus ojos algunas facetas, y es su tarea, la del investigador, hallar la parte de verdad que está inscrita en esas huellas. Para mí ha sido culminación de un rasgo esencial de mi vida: la búsqueda de explicaciones a las cosas que pasan, y de las cuales apenas tengo un entendimiento parcial en un entorno de asombro constante, infinito, inacabable. Mis columnas fueron posibles por aquella conversación inicial con Luz María Tobón Vallejo, cuando acogió, con tolerancia y generosidad, mis imperfectos intentos de practicar el arte de la columna.Le puede interesar: Incertidumbres y certezasTodos somos viajeros. También las instituciones dejan su huella: EL MUNDO deja un vestigio, una huella de decencia, de amistad, de buena escuela periodística: mi abrazo y mi voz de agradecimiento.
Desde que asumió la presidencia el 19 de abril de 2013, la nacionalidad del presidente venezolanoNicolás Maduro ha sido blanco de dudas, aún más, luego de que el 29 de julio del mismo año, el exembajador de Panamá ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Guillermo Cochez, revelóla “partida de nacimiento” del mandatario.Tras ese suceso, cientos de usuarios en internet y diversos medios de comunicación se dieron a la tarea de indagar los orígenes del presidente de los venezolanos. Informes especiales e incluso memes se han generado desde entonces.Actualmente estas imágenes alusivas al hecho siguen circulando en redes. Es el caso de una foto en la que se puede apreciar la antigua cédula blanca laminada colombiana con los datos del presidente latinoamericano.También se divulgó una fotografía en la que se aprecia al expresidente y senador Álvaro Uribe Vélezhaciendo referencia a la partida de nacimiento del presidente Maduro.Una parte del texto de la imagen señala lo siguiente: “Por fin se ubicó la partida de nacimiento del presidente ilegal e ilegitimo. Nombre real: Nicolás Alejandro Maduro Moros. Nació en Ocaña, departamento del Norte de Santander, cerca de Cúcuta, en Colombia, el 21 de noviembre de 1961. Partida de nacimiento Nro. N011, folio N412 N471 colombiano”.... El #Cazamentiras indagó la procedencia de estas dos imágenes que resultaron ser falsas. En la primera, en la que se aprecia la supuesta cédula de identidad de Nicolás Maduro, se evidencian varios elementos que llaman la atención y que hacen dudar a primera vista de la legitimidad de dicho documento;como por ejemplo,la numeración contiene siete dígitos, (a partir de 2004 se emplean 10 dígitos), por lo que el sistema del Registro Civil no permite hacer la respectiva verificación, además de contener un logo que no corresponde con los establecidospara dicho documento.Dado lo anterior, el documento difundido no constituye una prueba definitiva de que Nicolás Maduro sea colombiano.La segunda, en la que se ve al senador Uribe, el #Cazamentiras pudo comprobar que es una imagen correspondiente a 2016 en respuesta a un trino del expresidente en el que hacía referencia a la crisis fronteriza entre Colombia y Venezuela.A continuación el link de la imagen: https://twitter.com/alvarouribevel/status/767828178601648132Mientras que el presidente Maduro ha negado reiteradamente ser colombiano afirmando “haber nacido en Caracas, el 23 de noviembre de 1962”.Para tratar de solventar esta polémica, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, mostró en octubre de 2013 una copia certificada del acta de nacimiento de Maduro donde –según la funcionaria – queda reflejado que nació en la parroquia la Candelaria “en una policlínica de aquí de Caracas'.Si usted encuentra temas que desinformen a la comunidad o le llegan cadenas de mensajes con información que le generen sospechas, envíenos sus inquietudes vía Whatsapp: 310 4168851, Twitter: @elmundomedellin, o e-mail: digital@elmundo.com.
Los pueblos del Suroeste son lugares que trasportan a los visitantes a los tiempos coloniales.
FICHA TÉCNICATítulo original: Den Skyldige Año: 2018 Duración: 85 minutos País: Dinamarca Dirección: Gustav Möller Guion: Emil Nygaard Albertsen, Gustav Möller Música: Carl Coleman, Caspar Hesselager Fotografía: Jasper Spanning Reparto: Jakob Cedergren, Jessica Dinnage, Omar Shargawi, Johan Olsen, Maria Gersby, Jakob Ulrik Lohmann, Laura Bro Productora: Nordisk Film Género: ThrillerLa ópera prima del director danés Gustav Möller ha recibido los mejores comentarios de la crítica internacional. El drama The Guilty es sorprendente por las limitaciones de locaciones y actores que tiene 85 minutos de duración y tiene prácticamente un solo actor cuyo accionar se desarrolla en un espacio limitado, la estación de policía, donde lo más importante es lo que se escucha detrás del comunicador.Lea también: Bacurau, la cinta brasileña surrealista que llama la atenciónThe Guilty es la historia de Asger Holm (Jakob Cedergren), un ex oficial de policía que ha sido suspendido de sus funciones y relegado a ser un operador del servicio de emergencias mientras se investiga una de sus actuaciones en su labor por corrupción. Durante su rutinario turno de noche, recibe la extraña llamada de una mujer aterrada y se da cuenta de que la mujer al otro lado del teléfono ha sido secuestrada. Pero él no puede moverse de esa mesa, desde allí tendrá que ayudarla.Él no puede moverse de esa mesa, desde allí tendrá que ayudarla.En primer lugar, The Guilty, tuvo importantes reconocimientos de la crítica internacional en 2018, como: el Premio del Público - Drama Festival de Sundance, Mejor Guion en el Festival de Valladolid, Mejor película extranjera en National Board of Review (NBR). Los reconocimientos ayudan a fortalecer una cinta que está bien estructurada a partir de un guion sólido, cuyo eje es la tensión que va creciendo a medida que avanza la película, gracias especialmente al trabajo de sonido y a la impecable interpretación del actor Jacob Cedergren, quien está frente al intercomunicador.Para el director Gustav Möller, el sonido tenía que cumplir un rol fundamental en la cinta, porque para él, el espectador era pieza clave para entender lo que pasaba en la película, donde la mayoría de sus escenas se desarrolla en una pequeña estación de policía. Entonces, con el sonido lo que se buscaba era recrear las imágenes de lo que se escuchaba en el filmeAsí lo manifestó en una entrevista para el portal el asombrario.com: 'No siempre se está hablando en la película, incluso diría que se habla poco. Sin embargo, todos los sonidos que se oyen a través del teléfono, las sirenas del coche de policía, los limpiaparabrisas barriendo la lluvia, Rashid abriendo la puerta, sus pasos en la casa vacía, todo esto crea imágenes. Trabajamos mucho el sonido ambiente de la película. Basta con oír el motor de un coche para imaginárselo. Una puerta que se abre crea una casa. Dibujamos las imágenes con sonidos'.Además, la sólida actuación de Jacob Cedergren es fundamental para potenciar el filme. La forma como encara las situaciones, a pesar de la adversidad, lo llevan hasta los límites y entiende que la única posibilidad de salvar a Iben (la mujer que dice ser secuestrada) es a través del celular. El personaje es intenso física y mentalmente, él va exteriorizando de manera progresiva la ira de un personaje que hace todo lo posible para pasar desapercibido. En The Guilty, un cuestionado policía intenta hacer el bien.Le puede interesar: Young Ahmed es la búsqueda de la fe radicalizada en el IslamComo lo manifiesta Möller en la entrevista: 'Su trabajo le obliga a estar en un único entorno, como lo está el público mientras ve la película, nada más'. Y es allí, en qué radica el éxito de un filme que tuvo muchas limitaciones en la producción por el poco presupuesto, '...las limitaciones nos obligan a aportar nuevas ideas, a probar con cosas nuevas'. Asimismo, el director utilizó en su forma narrativa algunos elementos de dos de sus cineastas favoritos: Sidney Lumet y Martin Scorsese para aumentar la tensión en la escena. Así lo afirmó en la misma entrevista:Desde luego. “Hace que aparezcan sentimientos transversales y dejen entrar el caos. Por ejemplo, la película Tarde de perros (1975), de Sidney Lumet, con Al Pacino. Me gusta el ambiente estresante que afecta a la interpretación. Leí varias entrevistas, me fijé en cómo la rodaron con largas tomas y varias cámaras. Hice lo mismo con The Guilty. Al usar tres cámaras y hacer tomas muy largas, tengo suficiente imagen para montar en tiempo real, no hace falta repetir tomas. El momento es único”.Parece que sus referencias han sido Lumet, Scorsese, el cine de los 70…“Sí. Lumet y Scorsese son dos de mis cineastas favoritos. Son de la gran época del suspense. Creo firmemente que el cine debe ser entretenido, pero que también debe conmover, debe ser complicado, debe hablar del ser humano, de la política, como hacían entonces. Lo que más me gusta de una película es que presente un reto y que me entretenga a la vez. Lo paso realmente bien cuando la tensión me obliga a inclinarme hacia delante en mi butaca, entonces descubro más cosas”.BSO RECOMENDADA‘Highlander’ Compositor: Michael Kamen y QueenEn 1986 llegó a la pantalla ‘Highlander’, una historia que cautivó a millones de seguidores en todo el mundo. El director Russell Mulcahy plasmó una idea que permitió desarrollarla en cinco películas más y una serie de televisión y se convirtió en una película de culto.El score de 'Highlander' fue escrito por el compositor Michael Kamen (1948 -2003), quien trabajó estrechamente con Brian May, de Queen, en la creación de la partitura; Kamen escribió la mayoría del material orquestal mientras que May escribió el tema de amor de la película, 'Who wants to live forever', y algunas canciones adicionales para la banda sonora de la película, incluyendo 'A Kind of Magic' y 'Princes of the Universe'.Y la banda sonora extendida como celebración de los 25 años de esta película ya se puede escuchar en www.bandassonoras.coFacebook: Bandas Sonoras
Migrar, emigrar e inmigrar Tienen un peso triste, de pesadumbre, porque este mundo hiperconectado hasta el hartazgo está lleno de fronteras impasables. Sacar el pasaporte, o la visa cuando corresponde, ante el tipo o tipa de migración en un aeropuerto es una extracción de muelas y una humillación. En fin.Migrar es trasladarse del “lugar que se habita”. Así que, en principio, cambiarse de barrio, incluso de calle, es migrar. Pero hoy usamos este verbo y su sustantivo (migración) para referirnos a un desplazamiento largo, a distancias grandes, a cambios dolorosos y a nostalgia profunda.Lea también: Procastrinar, no procastinarInmigrar es, copio y pego del Diccionario de la lengua española, “llegar a un país extranjero para radicarse en él” o “instalarse en un lugar distinto de donde vivía dentro del propio país, en busca de mejores medios de vida”. Estas dos definiciones sí tienen largos desplazamientos (no siempre), grandes distancias (no siempre, aunque implica romper la vida), dolorosos cambios y profunda nostalgia. En suma, es llegar, incluso de un barrio cercano, por obligación.Emigrar es irse: del país, de la ciudad, del barrio, porque las circunstancias obligan. Estos tres verbos nos llegaron del latín.Curiosidades del idiomaEl español es graveEs decir, la mayoría de las palabras las pronunciamos con acento en la penúltima sílaba (palabras graves o llanas). Estas se tildan cuando NO terminan ni en vocal ni en N ni en S. Y se tildan, asimismo, cuando terminan en más de una consonante (récord).Lo invitamos a leer: La ciudad de Panamá, pero ciudad de MéxicoDe esas que casi nunca usamos Holganza. Les habrán dicho alguna vez “esa ropa le queda holgada”, es decir, más bien grande, no es de tu talla, pequeño. O que “fulano vive holgadamente”, es decir, sin afanes, al menos, del bolsillo y el monedero. Holganza es descanso, carencia de trabajo y diversión.
La Operación Jaque, en la que el Ejército Nacional rescató a quince secuestrados por las Farc, entre ellos Ingrid Betancourt, cumple este lunes diez años de haberse realizado.El hecho se dio en medio de una cinematográfica acción que sigue siendo considerada 'perfecta' desde el punto de vista militar.Los rescatados sin disparar un solo tiro fueron, además de la excandidata presidencial Betancourt, secuestrada el 23 de febrero de 2002; los contratistas estadounidenses Thomas Howes, Marc Gonsalves y Keith Stansell, rehenes desde el 13 de febrero de 2003, y once soldados y policías, algunos de los cuales llevaban más de 10 años en manos de las Farc.En esos años las desgarradoras imágenes de centenares de militares y policías encadenados y enjaulados en la selva indignaron al país y presionaron al Gobierno para buscar la manera de traerlos de regreso a la libertad.Lea:Rescatan secuestrado que estaba amarrado a un árbolEl presidente Juan Manuel Santos, en la época ministro de Defensa del Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010) recuerda que los secuestrados por las Farc'se convirtieron en un dolor permanente' y para él era 'una obsesión' buscar su liberación.'La Operación Jaquefue tal vez la operación de inteligencia militar más audaz, más ingeniosa y más exitosa de la historia reciente en el mundo entero', manifestó Santos en una entrevista divulgada por su despacho con motivo del décimo aniversario.
Sí, seguro, ser un fundador de un género, con un cuento publicado en 1841, tiene su mérito, claro que sí. En un tiempo no solo de crímenes (que los ha habido siempre), sino de estimulante interés en los métodos científicos, Edgar Allan Poe creó, además de un detective, una inclinación a los raciocinios deductivos en la investigación policiaca. Proclamó frente a la lectura de evidencias que, más allá de lo aparente, se agazapaba toda una revelación, un universo por descubrir.Los crímenes de la calle Morgue representan la primera piedra de un género que, más tarde, tendrá seguidores y detractores, variantes y recreaciones. Y nuevos investigadores. Es la potestad de la inteligencia en la indagación, el poder de la observación y la capacidad en relacionar hechos y sospechas para llegar a conclusiones que, como en este relato, pueden sorprender al lector. La aparición del detective C. Auguste Dupin, presentado por un narrador, en un escenario en el que, en apariencia, se han cometido dos crímenes, es toda una inauguración literaria.Es la puesta en escena de un modo de desvelar misterios mediante el análisis, en el que yergue, para diferenciarlo de los demás investigadores policiacos, un sujeto sensible, imaginativo, que goza con su labor de pesquisa, de búsquedas y de ir atando cabos. En este cuento es muy importante, asimismo, el rol de los periódicos, con sus secciones de crónica roja o criminal, que van a servir de una u otra forma a Dupin para ensayar hipótesis o descartar versiones y aproximaciones.Desde el epígrafe, tomado de un escrito de Sir Thomas Browne, sobre la canción enigmática de las sirenas de Ulises y el nombre que adoptó Aquiles cuando se escondió entre las mujeres (Pelirroja o Pirra), Los crímenes de la calle Morgue establecen una relación con el misterio y con las maneras de resolverlos. Y para el efecto, está Dupin, quien, como en un juego de whist, pone a funcionar la mente, y contempla todas las posibilidades que pueden abrir caminos hacia una conclusión feliz (o solución del rompecabezas), en la que todo, o casi todo, depende de la “calidad de la observación”.El cuento en sus preliminares, además de hacer comparaciones entre el ajedrez y las damas, prepara el terreno de lo analítico, la memoria retentiva, la observación cualificada y las formas de ir escudriñando de lo general a lo particular. “El hombre verdaderamente imaginativo es siempre un analista”, dice el narrador.El primer detectiveDupin, procedente de familia de cierto abolengo, venido a menos en su condición económica, era un lector empedernido, o, al menos, un comprador de libros, que en una librería de la rue Montmartre, de París, se encuentra un día con el narrador. Ambos iban en busca de un mismo libro, que los juntará en una circunstancia coyuntural para vivir en una “decrépita y grotesca mansión abandonada”, casi en ruinas, en una parte solitaria del Faubourg Saint-Germain.Después de deambular por callejuelas, departir en las andanzas y del narrador darse cuenta de a poco de las facultades analíticas de su amigo y de su extraordinaria capacidad de observación, llegará el momento clave cuando, ambos, leen en una edición nocturna de la Gazette des Tribunaux una información sobre “extraños asesinatos en el quartier Saint-Roch, en la rue Morgue, donde habían encontrado muertas a madame L’Espanaye y su hija, mademoiselle Camille L’Espanaye.La crónica daba detalles sobre el aposento, el vecindario, el modo en que se encontraron los cadáveres y, al final de cuentas, del “horrible misterio” que representaba el hallazgo macabro de dos mujeres muertas. Y así, en ediciones siguientes, los detalles y otras revelaciones iban apareciendo, con una solícita reportería, con datos y voces, con declaraciones de testigos. Un banquero, un sastre, un médico, un confitero, un empresario de pompas fúnebres, un cirujano, en fin, daban sus versiones acerca de lo que escucharon, vieron, sintieron, supusieron y examinaron.Se podría advertir que el periódico había realizado una labor de indagación con cierto rigor y sus reportes le proporcionaron a Dupin una aproximación no solo a las circunstancias sino a otras particularidades del presunto asesinato. Ambos, Dupin y el narrador, tras obtener autorización, se van a hacer “trabajo de campo” en el lugar de los acontecimientos. Y es en este punto cuando se da rienda suelta a las facultades de observación y deducción del hombre que se va a convertir en el primer detective moderno de la historia de la literatura.Lea también: Aquella bohemia existencialistaEn una de las idas y venidas al “escenario de aquellas atrocidades”, Dupin entró a las oficinas de uno de los diarios de París, y después continuó con sus labores de inspección que cada vez sorprendían más al narrador. El muy despierto y escrutador detective, un tipo de cultura, la misma que le ayuda para ir desentrañando lo sucedido, va dando una suerte de cátedra acerca de la inducción, la deducción, las observaciones meticulosas y la aplicación de la teoría de las probabilidades.Y en la medida en que el lector se va enterando de aterradores detalles, de mecanismos sobre cerrojos y ventanas, la posición de los cuerpos, de la fuerza empleada en arrancar quizá medio millón de cabellos de un tirón a una de las víctimas, de la manera en que una de las muertas fue metida en la chimenea, en fin, el despliegue de inteligencia analítica de Dupin va siendo cada vez más efectivo. Y va encontrando pistas de que el asesino no ha sido un humano. ¿Entonces?Y en este ámbito, el hombre que funge como detective se aprovecha de muchos de sus conocimientos, de sus consultas, de estar enterado de geografía, de la cultura marinera, acerca de los orangutanes y, en particular, de las especialidades de los periódicos que, como Le Monde, se consagra a dar cuenta de cuestiones marítimas. Además, Dupin no es solo un hombre de fácil raciocinio, sino un tipo de armas tomar, alguien que ha desarrollado el carácter gracias a lecturas y a meditaciones intelectuales.En el relato llegará un momento cumbre en que el lector (como el narrador) se irá enterando de cómo sucedieron los crímenes, los diversos factores que se conjugaron para que, en un aposento elevado, dos mujeres fueran víctimas de un aterrador ataque. Claro que cualquiera muy listo podría preguntar si se puede calificar como asesinato un acto cometido por un ser irracional que obra por instintos. La última parte, entonces, es una auténtica e inteligente reconstrucción de los sucesos que mantuvieron en vilo al vecindario y a la policía.Hay, sin duda, un cuestionamiento a los métodos del prefecto, un tipo “demasiado astuto para ser profundo: mucha cabeza y nada de cuerpo, como las imágenes de la diosa Laverna, o, a lo sumo, mucha cabeza y lomos como un bacalao”. Una autoridad policial, a la que Dupin propina una lección de hondura analítica, especializada en “negar lo que es y explicar lo que no es”.En el relato no se sabe nada, o casi nada, de la vida anterior de Dupin, de cómo su alta cuna se fue desmoronando para trocarlo en un ser que apenas sobrevive con lo justo. Y el escritor se aleja de lo metafísico, de los misterios fantásticos, de los fantasmas y emparedamientos. Y asume una posición científica sobre lo material, acerca de lo que se puede explicar mediante la física, las ciencias naturales, las probabilidades matemáticas. Lo gótico se va de vacaciones y aparece la racionalización de los acontecimientos.Lo invitamos a leer: La muerte y otras muertes en Horacio QuirogaQué manera de fundar un territorio literario. Qué forma de homenajear el ejercicio analítico y la imaginación pragmática. Los crímenes de la calle Morgue (después vinieron La carta robada y El misterio de Marie Rogêt) pueden ser la evidencia de que la oscuridad no ganará la batalla (ni la guerra) frente a la insistencia liberadora de la inteligente luz.