Siria, una tumba a cielo abierto

Autor: Mariane Lacombe Betancur
12 marzo de 2017 - 02:00 PM

Seis años después de lo que debía ser una revolución popular en la ola de la Primavera Árabe, Siria quedó destruida por el terrorismo, la dictadura y la intervención internacional. 

Alepo, Siria

Alepo, símbolo de la guerra siria, está hoy en ruinas. Palmira, patrimonio mundial de la Unesco, fue azotada por los ataques terroristas. La población sigue huyendo de una ciudad a otra. El número de víctimas y desaparecidos sigue aumentando. Ahora, cuando se cumple este mes un año más de conflicto, el balance es terrible: "Las familias han sido destrozadas, civiles inocentes asesinados, hogares destruidos, fuentes de ingresos eliminadas, es un fracaso colectivo", afirmó el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi. Los sirios también han sido y siguen siendo víctimas de ataques con armas químicas como el napalm y el cloro. Los que no han huido se encuentran bajo la amenaza constante de la Shabiha, una milicia secreta que captura y tortura ciudadanos en las oficinas gubernamentales.   

La dramática Primavera Árabe
“Usted es el próximo en la lista, doctor Bachar El-Assad”, escribió Naief Abazid en un muro de la ciudad de Daraa. Tenía 14 años en aquel entonces. En marzo de 2011, insurrecciones populares sacudían todo el Medio Oriente: Siria también se unió al movimiento. Los ciudadanos reclamaban más acción del poder y estaban cansados de tantas promesas sin cumplir por parte del partido Baaz, que ha estado gobernando de manera casi continua desde 1963.

Durante meses, los protestantes se enfrentaron continuamente a las autoridades, cuya violenta represión causó 5.000 muertes en 2011 según la Organización de Naciones Unidas (ONU). De la respuesta sangrienta del Gobierno  surgió la necesidad para los civiles de protegerse. Así, una parte de la población tomó las armas para evitar más dramas y defender al pueblo sirio. Eso le dio inicio a una multitud de combates entre diferentes grupos que no se restringen al pueblo contra el poder.

Durante los últimos años, Turquía, Rusia, Irán, Estados Unidos y su coalición internacional, grupos terroristas y civiles rebeldes armados han contribuido al caos. Seis años después, Bachar El-Assad, el presidente Sirio sigue saliéndose con la suya. El eslogan de la revolución siria “libertad, justicia, dignidad” quedó olvidado. 

Un mundo estático e inactivo 
Las potencias internacionales han multiplicado las reuniones para encontrar un acuerdo y solucionar el conflicto. ¿Las próximas? Los días 14, 15 y 23 de marzo en Astaná, Kazajistán y Ginebra, Suiza. Poco se ha logrado en esas mesas de negociaciones por la oposición entre Rusia y los otros países involucrados. La ONG Human Rights Watch denunció la pasividad de la ONU ante la implementación de una resolución para condenar el uso de armas químicas.

“Las conclusiones claras de la investigación, según las cuales las fuerzas gubernamentales sirias han utilizado armas químicas, exigen una respuesta del Consejo de seguridad de la ONU”, declaró Ole Solvang, subdirector de la sección Urgencias de la organización. Agregó que “oponer un veto a esta resolución propuesta debilitaría la prohibición de esas armas que está endosada en uno de los principales tratados de desarme del derecho internacional”. La ONG reportó ocho ataques químicos en los meses de noviembre y diciembre 2016. La Red Siria para los Derechos Humanos documentó 169 ocasiones en las cuales se usaron armas químicas entre el 23 de diciembre de 2012 y marzo de 2016.

Lo que ha bloqueado en parte las negociaciones en la ONU se explica con la posición de las fuerzas internacionales con respecto al régimen de Bachar El-Assad. Lo que se destaca, es el estrecho vínculo entre Rusia y Siria desde hace más de medio siglo. Ghassan Salame, exconcejal del enviado especial de la ONU, explicó que “Rusia conoce mucho más a Siria, más que los occidentales. Toda la élite militar y civil fue formada en la Unión Soviética y luego en Rusia. Las armas son rusas, hay miles de líderes sirios casados con rusas” lo que pone de relieve la relación peculiar entre ambos países. En frente, se encuentran los países occidentales que se oponen firmemente al presidente sirio. Teniendo en cuenta estos elementos, resulta difícil concluir un acuerdo entre todos. Esta ausencia del escenario internacional es considerada como un abandono para muchos sirios, los cuales han visto muy poca ayuda llegar hasta ellos. 


Sombrío futuro para Siria
Cada día siguen muriendo ciudadanos en el conflicto. En los meses que vienen será difícil parar la situación. El 9 de marzo, Estados Unidos ordenó el despliegue de 400 miembros de la Infantería de Marina y de las fuerzas especiales de los Rangers en Siria para participar en la ofensiva sobre Al Raqa, principal bastión del Estado Islámico. Los combates seguirán hasta que no se acabe primero con el grupo yihadista que se apoderó de una gran parte del territorio.

Tampoco llegará la paz si no se llega a un acuerdo entre el oficialismo, los opositores y los actores internacionales que están sirviendo a sus propios intereses geopolíticos y económicos. Lo que sí está claro es que, con la particular violencia de la guerra, resulta complicado cuantificar y calificar a los múltiples crímenes, sus responsables, los diferentes actores y sus identidades. Este proceso de documentación es importante en la comprensión y resolución del conflicto.

La operación César es uno de los principales ejemplos de esa iniciativa. Un fotógrafo logró tomar y exfiltrar más de 50.000 fotos de víctimas de tortura para identificarlas. Cada día, personas se arriesgan a documentar la evolución del conflicto. La ONU está ya preparando el posconflicto: empezó a compilar miles de datos sobre crímenes, muertes y torturas que provocaron más de 300.000 víctimas para condenar a sus responsables a la imagen de los procesos de Nuremberg.

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