Siempre un paso adelante

Autor: Carmen Vásquez Gómez
16 abril de 2017 - 02:00 PM

Nada más fascinante que estrenar con qué caminar. Miles de miles de años han pasado y el hombre en su brillante imaginación descubrió y sigue descubriendo que sus pies tenían y tienen que tener el mejor de los vestidos para cubrirlos y cuidarlos. Símbolo secreto de fascinación.

¿Se imaginan nada más que cerrando los ojos por unos segundos, aquellos bosques, secos, húmedos, llenos de toda naturaleza, el cruzar de los ríos, el frío, la nieve, las malezas, los insectos, animales de tierra, que a los primeros hombres les tocó pisar al caminar? Con seguridad el gran Dios le fue dando fortaleza a esas plantas de los pies, como fortaleza le dio a sus dientes para que pudieran rasgar y comer la carne de los animales que cazaban.
Igual, sentían dolor y cansancio. La imaginación dio para arropar aquellos pies grandes, con hojas, con pieles de animales y pieles aunque rudas, pero fuertes. No es la moda de las botas de ahora, ni la piel fina de cocodrilo invento de Louis Vuitton. No. Lo de ahora viene de aquellos lejanísimos tiempos. 

Los zapatos han sido siempre reflejo de posición social y económica, estatus de la elegancia, la indescriptible atracción de un zapato, el coleccionarlos, el adorarlos, han sido tema de estudio y quebradero de cabeza de los sicólogos que han analizado el tener gran interés oculto de los zapatos y han llegado a decir que: son símbolos fálicos, que son vasijas secretas de sentimientos, que es frustración  oculta por coleccionarlos, que con ellos se camina al futuro.
El cuento y la verdad es que millones de mujeres sueñan con tener una zapatilla de cristal como la Cenicienta y encontrar el príncipe de sus sueños. Millones se sienten atractivas y seductoras con unos altísimos tacones y millones se gastan su valioso sueldo comprando esos a los que no se pueden resistir. Y emblema de riqueza y poder lo que quieran, nada más recordar en el Imperio Romano a las emperatrices romanas con sus sandalias en suela de oro puro y las correas con incrustaciones de piedras preciosas; las sandalias de fibra de palma 3500 aC de los egipcios; las sandalias de madera hindú tallada con representativos significados y también revestidas con plata, la creencia religiosa hindú prohíbe el uso de la piel de vaca; las sandalias de los japoneses llamadas zoris; las mujeres de la aristocracia de principios del siglo XIX calzaron chinelas de brocados; los zapatos de tacón rojo aparecieron en la corte de Luis XIV. En la Edad Media los monjes franciscanos calzaban sandalias de madera como signo de desapego a todo lo terrenal. Como datos curiosos en la historia de los zapatos hay miles, uno de ellos es que los egipcios y los romanos dibujaban las caras de sus enemigos en las suelas de las sandalias con el pensamiento de pisotearlos. Mosaicos con incrustaciones de marfil se veían en las sandalias de las mujeres sirias. Todos los materiales imaginables han sido adorno de los zapatos en todas las épocas.

Antes del siglo XX la zapatería era un oficio modesto y los zapatos eran hechos a medida. La industria de la alta costura, la moda llega en los 1800 y se comienza con los diseños de temporada y muy anónimamente los zapateros trabajaban para estas casas de moda que comenzaron a surgir y pocos comenzaron a hacerse famosos como Pinet uno de ellos sería en bottier más de moda, hijo de zapatero de provincia del que aprendió el oficio y quien ganó fama por su tacón Pinet y con sus almacenes en Londres y París. Pietro Yanturni fue otro de los grandes zapateros y quien se hizo llamar “el zapatero más caro del mundo”; le sigue André Perugia, Salvatore Ferragamo, el legendario Roger Vivier a quien se le acredita el inventar el tacón de aguja. La generación de este nuevo siglo está llena de diseñadores de zapatos ya que no es un accesorio más, es una prenda  que viste y reviste de elegancia todo un vestir.

Las mujeres se fijan mucho en los zapatos de los hombres.

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