Quieren pero no dan el cómo

Autor: Alberto Maya Restrepo
20 noviembre de 2017 - 12:09 AM

La ebullición ha estado bajo las cobijas pero no dan con la manera de ser independientes.

Lo de la independencia de Cataluña ha dado para numerosos comentarios y conjeturas sobre los orígenes mismos del asunto, aparte de los interrogantes que plantea una salida de España.

Cataluña es una región con raíces muy profundas, no más hay que remontarse a las épocas del imperio romano y antes. Pretender que Suiza pertenezca a Francia o a Alemania es un exabrupto. Pensar que Austria deba ser un departamento o provincia alemana no cabe en cabeza sana. Los catalanes tienen su propio idioma, el que han conservado hasta secretamente por algunos períodos, hablándolo solo en casa, porque a los mandamases de Madrid les daba por prohibirlo en público. Cómo son de distintos entre sí los catalanes, los vascos, los extremeños, los andaluces, los gallegos o los “pinchados” de Castilla; son algo así como líquidos de diferentes densidades que se separan cuando están en el mismo envase (España). Tal vez el miedo de que Cataluña forme rancho aparte es porque otras provincias podrían seguir su ejemplo.

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El caso catalán me recuerda a Yugoeslavia, nación mantenida unida a la fuerza por el mariscal Tito, pero apenas 11 años después de su muerte todo se vino abajo y hay que ver la horrorosa guerra que se armó allí, terminando en la división del país en varias naciones, cada una con características diferentes. Claro que no quiero que se replique el caso en España, pero esa nación bajo el gobierno de Franco se mantuvo aparentemente unida, pues, al menos en el caso de Cataluña, la ebullición ha estado bajo las cobijas y no dan aun con la manera de ser independientes con la aceptación del gobierno central madrileño.

En la jornada del pasado 1° de octubre en Cataluña observamos un exceso de fuerza que no se compadece con el grado de civilidad que aparentan exhibir en España. Uniformados arrastrando, como a trapo sucio, a una señora muy mayor para alejarla del punto de votación es solo un ejemplo de la forma como arremetieron contra la población que se dirigía a ejercer el derecho a expresarse en las urnas. ¿Cómo hará el gobierno de Madrid para hablar de procesos dialogados y tranquilos en países como el nuestro, cuando en su propia tierra mandan a maltratar a los votantes, en un proceso complicado sí, pero al final reflejo de lo que querían definir democráticamente.

No tengo por qué estar de acuerdo o en desacuerdo con la independencia de Cataluña. Solo observo hechos y España es un país de regiones muy distintas las unas de las otras, no solamente en la topografía, sino primordialmente en los modos de ser y de pensar de sus gentes, cada cual acorde con su historia centenaria.

Que la separación origina numerosos problemas, no cabe duda, pero seguramente alguien se habrá preocupado por tener lista la solución, al menos, inicial, con el fin de empezar a andar “solos” e ir acomodando las cargas. La sola moneda es un lío. ¿Podrían seguir con el euro? ¿Se inventarán una moneda propia? Otra cosa que no se ha visto muy clara es la posición de la Unión Europea, en donde saben que un paso efectivo al costado de los catalanes llevaría a incentivar igual proceder en otras naciones europeas. Recuerdo ahora que, al menos, dentro de Italia y de Bélgica no han faltado las voces de quienes quieren casa aparte. Unanimidad perfecta no hay en el Viejo Continente y, por lo pronto, todo parece indicar que Cataluña seguirá en su condición actual en España, aunque sí me llama la atención el grado, digamos, de libertad del que goza Cataluña para el manejo de muchos asunto, grado que ya se quisiera tener Antioquia frente al asfixiante centralismo colombiano y por ello, hasta algún aspirante a la presidencia lo ha dicho públicamente, buscar aquí un desahogo del centralismo podría ser meta del próximo y subsiguientes gobiernos.

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PS- El ministro de Salud ha hecho esfuerzos porque los medicamentos bajen de precio y en algunos casos lo ha logrado. ¿Por qué en una farmacia una droga vale $81.000 y en otra, en la misma ciudad, cuesta $51.000, ambas de la misma marca, la misma cantidad y con igual fecha de vencimiento? ¿Qué justifica esos $30.000 de diferencia?

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