Con una participación cercana al 13%, ganó con amplio margen el voto a favor de que la Universidad de Antioquia tenga un representante estudiantil en el máximo órgano de gobierno de la Alma Mater. Desde hace más de una década el estamento estudiantil se negaba a participar con un representante en el Consejo Superior Universitario (CSU) aduciendo, entre otras, falta de democracia en el órgano superior, pues según su concepción, su composición mayoritariamente es asumida por agentes que representan al Estado. En la actualidad de los nueve miembros con voto que tiene el CSU tres representan al gobierno, cuatro representan a los estamentos universitarios (directivos, estudiantes, profesores y egresados), dos a sectores independientes (ex rectores y sector productivo).

Lo cierto es que la no participación de los estudiantes en los máximos órganos de dirección de la Institución, incluido el Consejo Académico, ha privado a estas instancias universitarias de una voz que ha mostrado su valor en diferentes momentos de la Institución. Aún es reciente la coyuntura suscitada por el polémico cambio en el proceso de asignación de cupos para ingresar a la UdeA; en esa ocasión el estudiantado hizo gala de un alto sentido de responsabilidad académica y social, lo que los llevó a analizar en detalle la propuesta presentada por la rectoría, produciendo textos que ponían acentos en los inconvenientes y desaciertos del cambio en el proceso de selección, los cuales fueron sustentados ante las directivas de la universidad, el Consejo Académico y la opinión pública en general.

Lo que viene ahora es la elección del representante estudiantil ante el CSU, proceso que permitirá conocer el pensamiento de los estudiantes no sólo sobre las problemáticas de la UdeA, sino sobre la coyuntura actual por la que atraviesa el país. Como lo manifestó Pablo Gentili, Secretario Ejecutivo de Clacso, “el papel  [de la Universidad] no debe asociarse solo a las posibilidades de responder a demandas académicas y laborales, sino que deben propiciar espacios en los que se piense el modelo de sociedad y de relaciones humanas que queremos establecer”.  

Es lamentable reconocer que, contra todo pronóstico, los estamentos de la UdeA han estado ausentes en la actual coyuntura por la que atraviesa Colombia, salvo contados programas institucionales, las voces de profesores y estudiantes no se han dejado escuchar, dando la sensación de cierta apatía por lo que ocurre en nuestra sociedad. Con ocasión del proceso de elección mencionado, los estudiantes tiene una oportunidad para encausar un debate que vaya más allá de las problemáticas actuales que tiene la UdeA, ampliando la reflexión sobre la sociedad actual y sobre el modelo de sociedad que mejor le conviene al país. No es posible hacer parte de la máxima instancia de gobierno de la UdeA sin una postura sobre los desafíos actuales que se presentan a la educación colombiana.

Tengo la plena convicción de que el estudiantado de la UdeA tiene la madurez intelectual y formación académica y política, para nutrir con ideas y propuestas los horizontes misionales de la Institución.  Sin renunciar a posturas críticas sobre modelos sociales, productivos y económicos, lo cierto es que una institución como la Universidad de Antioquia, debe ponerse de primero en la fila de las instituciones del Estado para mostrar el camino que permita conseguir una sociedad más justa, equitativa e incluyente, referente en ciencia, cultura y conocimiento para el bienestar de la sociedad. Qué estudiantes de universidades públicas, futuros egresados y profesionales, den un paso en este camino se constituiría en una señal de esperanza para nuestra sociedad.

(*) Profesor Universidad de Antioquia