Interviniendo en elecciones democráticas ajenas

Autor: Ricardo Chica Avella
16 julio de 2017 - 12:02 AM

La democracia americana tiene sin duda valores ejemplares

Que los rusos intervinieron en el proceso electoral en USA es ya un hecho establecido. A pesar de las cortinas de humo e intentos engañosos de Trump y su equipo, cada día que pasa emergen hechos más alarmantes como el que las cabezas del equipo Trump se reunieran con varios funcionarios o agentes rusos para recibir información perjudicial contra H Clinton durante la campaña electoral.

¡Qué horror, qué atrevimiento de los rusos hacer lo que los americanos han estado haciendo por décadas a todo lo ancho de la geografía universal!: interviniendo en los procesos democráticos de muchísimos países (ej. Italia, Grecia, Turquía), agenciando golpes de estado contra gobiernos legítimamente elegidos por sus pueblos (ej. República Dominicana, Cuba, Guatemala, Chile, Irán)  asesinando líderes políticos nacionalistas progresistas (ej. Lumumba en Congo), y organizando y desatando masacres de militantes izquierdistas (ej. Indonesia).   

Vea también: Universos paralelos del populismo

La democracia americana tiene sin duda valores ejemplares. La movilización en contra de la prohibición al ingreso de musulmanes, tanto en el ámbito judicial como en el popular, muestra que sus instituciones son tan sólidas como para resistir las locuras de un narcisista omnipotente que reacciona a la contradicción con la defensividad y agresividad de un pandillero adolescente. La forma como los estados encabezados por California, Massachusetts y Washington le han salido al paso a la desregulación ambiental y energética es a la vez esperanzadora y compensatoria de la vergüenza del torpedeo al acuerdo de Paris. Los intentos de Trump de monopolizar el poder desde el ejecutivo con exclusión de legislativo y judicial han sido enfrentados en una forma admirable por estos poderes la cual ilustra esa solidez institucional.

Pero los dobles estándares y la hipocresía al imponer gobiernos autoritarios son de tal contundencia que la intervención rusa parece un juego de niños. Difícil encontrar un mejor resumen que el comentario de Roosevelt sobre el sanguinario y corrupto dictador nicaragüense al que apoyaban irrestricta y extendidamente (hasta la terrorista y delincuencial Fuerza democrática nicaragüense en contra del gobierno sandinista): Somoza may be a son of a bitch, but he's our son of a bitch. Una caracterización que bien podría extenderse a los múltiples Batistas, Trujillos, Shahs (Irán), Pinochets, Van Thieus y Videlas que apoyaron a lo largo del siglo XX, cuando Kissinger decidía por chilenos y argentinos quien debía gobernarlos y como masacrar a la oposición izquierdista (para los escépticos está la aterradoramente extensa lista de países en https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_authoritarian_regimes_supported_by_the_United_States o los detallados reportes en el/la libro/película de Stone&Kuznick The untold history of the United States).

Doble estándares e hipocresía que alcanzan hoy día su culmen escandaloso en la monarquía saudita a la que no solamente apoyan  en su represión medieval contra su pueblo (en especial las mujeres) sino también en su infame agresión en Yemen (donde la hambruna y el cólera está matando centenares de miles de personas, especialmente niños) y ahora en su intervención en los asuntos internos de Qatar a quien no se le puede tolerar el crimen de no seguir la línea dictada por Riyadh de confrontación obsesiva con Irán y de tolerar libertad de prensa (al Jazeera).

Para que los rusos le dieran la talla a las intervenciones americanas perturbando el proceso democrático de otros países tendrían que haber asesinado a la Sra. Clinton… algo como lo que la ultraderecha americana en alianza con la mafia hizo con los hermanos Kennedy inventando una conexión rusa…

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