El antepasado más antiguo de la familia Abad fue don Santos Abad de la Riva, quien había nacido en Palencia, España y llegó a la región antioqueña y se casó en Yolombó
Continúo estudiando un curioso libro sobre apellidos antioqueños, escrito por Luis Álvaro Gallo, y uno de los asuntos que más me ha impactado está relacionado con el personaje Héctor Abad Gómez, quien nació en Jericó el 2 de diciembre de 1921 y fue asesinado en Medellín el 29 de agosto de 1987. Personalmente recuerdo el momento que apareció en la televisión su hijo Héctor llorando al lado del cadáver de su padre que estaba en el suelo en medio de una calle.
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El antepasado más antiguo de la familia Abad fue don Santos Abad de la Riva, quien había nacido en Palencia, España y llegó a la región antioqueña y se casó en Yolombó con María de la Luz Jiménez. Estos son los antepasados de Héctor Abad Gómez, padre del importante personaje Héctor Abad Faciolince quien nos está dejando famosas obras literarias como Asuntos de un hidalgo disoluto, Tratado de culinaria para mujeres tristes, Fragmentos de amor furtivo y Angosta.
Daniela Abad Lombana, hija de Héctor, también ha resultado ser un alto personaje intelectual en el campo del arte cinematográfico con su trabajo El olvido que seremos.
Es muy curiosa la historia del apellido ‘Faciolince’, que parece ser de origen genovés, de Italia, y parece ser el verdadero origen por un personaje que se llamaba Bonifacio, lo que en latín era ‘bonifacio’, o sea, que hace el bien.
El español Francisco Carlos Lince o Faciolince llegó de Cádiz a Medellín en 1727 y se casó con Teresa Vasco Puerta. Fue muy importante un descendiente que se llamaba Jacobo Faciolince, quien fuera un importante escribano y declaraba ser natural del pueblo de Santa María, y decía que era hijo de Carlos Facio y Ortega.
Era muy curioso en el viejo Medellín de los años 30 y 40, cuando todos los personajes de la ciudad se representaban por los automóviles importados que tenían y que todos eran traídos de los Estados Unidos. Las marcas que representaban a los importantes y ricos eran Cadillac y Buick, y de Europa no llegaba ningún automóvil marca Mercedes Benz o BMW. Por ese tiempo Héctor Abad decía que los automóviles no tenían nada que ver con el comportamiento ético o intelectual de las personas.
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