Con el fin de proteger la salud de los trabajadores avanzó esta propuesta de ley, promovida por el ministerio del Trabajo francés.
Que no esté pendiente a todas horas del celular por cuestiones laborales, que no tenga que acostarse estresado esperando que su jefe lo va a llamar, son los deseos de muchos que hoy en día viven “pegados” del celular, no tanto por gusto sino por trabajo. Pues eso que todavía es un sueño será realidad para los franceses durante este año, después de que iniciándose 2017 entrase en vigencia el “derecho a desconectarse”.
Ahora bien, no es que a partir del primero de enero se hizo magia y cualquier trabajador galo podrá a las 4 o 6 pm, justo cuando sale de su oficina o lugar de trabajo apagar su celular y decir: “voilá” y olvidarse de todo lo que a trabajo se refiere. El dispositivo legislativo crea un derecho para los asalariados y una obligación para las grandes empresas, la de regular el uso de las tecnologías de la comunicación (mensajerías y correos electrónicos o teléfonos móviles) para garantizar el respeto del tiempo de descanso y de las vacaciones.
El Ejecutivo estableció en el texto que adoptó el Parlamento a principios de julio que la forma de hacerlo será por la negociación entre las partes, de forma que en las compañías de más de 50 empleados, dirección y representantes de los trabajadores tendrán que discutir para llegar a un acuerdo que podrá tener validez uno o varios años.
El objetivo es fijar las "modalidades del pleno ejercicio del derecho del asalariado a la desconexión", así como "la puesta en marcha por la empresa de dispositivos de regulación de la utilización de herramientas digitales". Si no se alcanza un compromiso, será el empresario el que redacte una "carta" con las reglas.
En cualquier caso, la ley no implica la obligación de apagar el móvil profesional al finalizar la jornada laboral, ni el cierre del servidor para envío de correos electrónicos profesionales a partir de una determinada hora. Se limita a abrir la puerta a una regulación, en principio consensuada, y en función de las necesidades productivas de cada empresa.
Algunas ya se han adelantado, como el es caso del operador de telecomunicaciones Orange, que en virtud de un acuerdo del pasado 27 de septiembre pide a sus empleados que establezcan tiempos de no utilización de su mensajería electrónica, en particular durante las reuniones para facilitar la concentración.
El fabricante de neumáticos Michelin también ha instaurado "un control de las conexiones a distancia" para sus directivos que trabajan con carácter itinerante entre las 9 de la noche y las 7 de la mañana en los días laborables, y los fines de semana desde las 9 de la noche de los viernes a las 7 de la mañana de los lunes.
La ley generó enfrentamientos sindicales
En la conocida como "ley El Khomri", por el apellido de la ministra de Trabajo que la promovió, Myriam El Khomri, se justificaban estas regulaciones por considerar que las tecnologías de la información y de la comunicación, "si están mal controladas, pueden tener un impacto para la salud de los asalariados".
La ley generó un duro enfrentamiento entre enero y julio pasado en la calle entre los sindicatos que la apoyaron (sobre todo la Cfdt) y las que la criticaban (CGT y FO esencialmente); y en el Parlamento, entre el Gobierno y una parte de la izquierda (incluidos un grupo de socialistas "rebeldes").
Pero la polémica no venía por el "derecho a la desconexión", que no suscitó controversia, sino porque introduce más flexibilidad laboral y supone un cambio en las reglas de la negociación colectiva, al dar primacía a los acuerdos dentro de la empresa sobre los convenios sectoriales.