Civilidad nuevamente en el orden del día

Autor: Carlos Alberto Atehortúa Ríos
21 abril de 2017 - 12:10 AM

La civilidad es el otro camino, esencialmente el de lo “social y lo humano”.

Esta semana Luz María Tobón, subdirectora del periódico EL MUNDO, nos invitó públicamente a retomar la construcción del camino de “civilidad”, que se inició en la ciudad de Medellín, bajo la orientación de la alcaldía de Omar Flórez Vélez (1990-1992), en la que desde la Secretaría de Gobierno me correspondió liderar con el apoyo académico y administrativo del profesor David Suárez Tamayo, camino en el que se nos invitaba en condición de ciudadanos a repensar las formas de resolver los conflictos sociales, mediante el uso de instrumentos que permitan privilegiar razón sobre la fuerza.

La civilidad es la imposición de la civilización sobre la barbarie, implica la decidida convicción de reconocer la existencia de tensiones sociales, que deben ser superadas con el uso de la inteligencia y en las que la equidad y el desarrollo social tiene que constituirse en norte necesario.  

Ojalá que con ayuda de personas como el exalcalde Flórez Vélez, el académico Suárez Tamayo, la propia Luz María Tobón y con la de muchas personas más, podamos retomar ese camino que en la actualidad puede enriquecerse con los avances de innumerables procesos sociales y con las luces que la Corte Constitucional ha venido dando en la construcción de un verdadero Estado Social de Derecho para la sociedad colombiana.

En momentos como el presente en el que se avanza en el proceso de paz, se consolida un régimen de justicia transicional, se presentan iniciativas para la reestructuración del sistema electoral y se registra un paulatino reingreso de insurgentes a la vida social cotidiana de Colombia, temas como el de la “civilidad” recobran toda su dimensión en la agenda colombiana, ya que se hace necesario que en todos los casos la inteligencia, la racionalidad y la concertación y no la fuerza, sean los mecanismos que se utilicen en la solución de conflictos sociales.

La civilidad que se propuso para la ciudad de Medellín, en los años noventa, implicaba hacer una mirada racional a las causas del conflicto social del país, en particular de que se registra en nuestra ciudad y elaborar en forma colectiva un conjunto de soluciones partiendo de tres conceptos básicos: lo cívico, lo civil y lo civilizado.

Lo cívico que hace referencia a los comportamientos ciudadanos, es reafirmar la existencia de un régimen de soberanía popular y de democracia de participación en la que se reconoce un valor notable al ciudadano y se hace prevalecer su interés, que no es otro que el público social, sobre el propio de los particulares.

Lo civil, se refiere a que sean las autoridades civiles y deliberantes, quienes, en un ambiente democrático, tomen en sus manos las decisiones que le corresponden al Estado, ejerzan plenamente el monopolio del ejercicio legítimo de la fuerza y se apropien de la totalidad del territorio, que es la primera tarea que le corresponde realizar en una sociedad civilizada.

Lo civilizado, alude al tratamiento racional y razonable de los conflictos sociales, que deben ser solucionados, con la adopción de decisiones concertadas y justas, en las que el Estado renuncia a su condición de simple mando para imponer decisiones unilaterales, para pasar a ser un factor de cohesión social y materialización de diferentes expresiones democráticas.

No es fácil en un momento en el que aún no se sanado las heridas de la horrorosa barbarie que hemos vivido durante tantos años, hablar de la justicia, la verdad y la reparación, como la base de la construcción de una nueva sociedad, sobre la que se deben edificar las relaciones sociales, pero precisamente ese es el reto histórico que nos corresponde enfrentar a todos.

El camino de la civilidad implica liderar una actitud académica frente a los procesos sociales e iniciar un dialogo colectivo, sobre nuestra identidad, nuestros conflictos y los mecanismos que debemos utilizar para superarlos. La civilidad es el otro camino, esencialmente el de lo “social y lo humano”.

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