Chile busca ampliar el mercado de vinos en Colombia con la introducción de caldos patrimoniales, como complemento a la oferta gastronómica del país, informó el director de la oficina comercial de exportaciones del país austral, Hugo Corales.

"El mercado colombiano es uno de los más relevantes para nuestra oferta en América Latina. En Colombia tenemos el 56 % del mercado", indicó el experto.

Con la innovadora propuesta de vino patrimonial, Chile pretende reinventarse rescatando métodos antiguos de vinificación en zonas del país que no estaban dedicadas al 100% o no eran tan fuertes en la producción.

Estos caldos, explicó Corales, "se llevan produciendo hace más de 150 años y hoy están siendo rescatados con proyectos genealógicos independientes y métodos activos de reivindicación".

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Por ahora, el reto de los chilenos es aumentar las ventas en aquellos países donde el consumo de vino per cápita es muy bajo. En el caso de Colombia, el director de la oficina comercial de exportaciones aseguró que "tiene potencial de desarrollo importante ya que consume un promedio de 1 a 1,5 litros de vino, muy por debajo del promedio del mundo".

Por ello, el interés es buscar un importador en el país andino para los nuevos vinos, de características dulces, agradables y frescos para el paladar como Moscatel de Alejandría, Cinsault, Carignan, Torontel, País y Semillón.

Para avanzar en ese proceso, esta semana Chile presentó en Colombia sus vinos de cepas patrimoniales, producidos principalmente en las regiones del Maule y el Biobío, cuyos territorios, según los historiadores, fueron los primeros en dar a luz la viticultura chilena.

Según cifras oficiales, en 2016 Chile exportó más de US$1.407 millones de vino embotellado. De acuerdo con el último informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el país austral se posicionó nuevamente como el cuarto exportador mundial después de Italia, Francia y España.