El Verde recibe este domingo al conjunto ajedrezado en el Atanasio Girardot, con la imperiosa necesidad de ganar y mejorar la expresión futbolística que hoy causa preocupación en sus hinchas.
Advertida o no, tras las impenetrables decisiones que hace más de un año produjeron cambios en puestos directivos y cuerpo técnico luego de aquellos rutilantes triunfos locales e internacionales, la incómoda situación que hoy vive Atlético Nacional enfrenta este domingo una cita de alto riesgo, que en cualquier otro momento sería la más trivial, pero que ahora podría determinar un punto de quiebre.
El Verde vuelve esta tarde al Atanasio Girardot, en la decimosegunda fecha del Finalización, para enfrentar al modesto Boyacá Chicó (5:30 p.m.), que por nómina y actualidad futbolística no representa la mayor exigencia, pero que por el momento del equipo antioqueño se convierte en un espinoso obstáculo que el equipo de Hernán Darío Herrera tendrá que superar sin asomo de apuros.
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Inevitable realidad luego de los flojos resultados de la temporada y el vaivén futbolístico que provocó el cambio del cuerpo técnico antes del ecuador de este torneo y el inocultable malestar de la afición, que ve lejos aquel equipo dominador, con autoridad, que imponía condiciones, y que hoy regresa a casa tras una abrumadora derrota ante el colero del torneo, Atlético Huila.
Un solitario gol le bastó al conjunto opita para celebrar en la undécima fecha su primera victoria en este torneo ante un Atlético Nacional que completó tres partidos, 270 minutos, sin poder anotarle un gol al equipo de Neiva, sumados los dos empates 0-0 de la semifinal del Apertura.
“El fin de semana fue difícil para nosotros, se pierde con el último de la tabla y eso es complicado, pero ahora viene Chicó, una semifinal (de Copa Colombia) y el clásico, y esperamos mejorar y cambiar todo eso que ha quedado” en la imagen y el recuerdo del hincha”, reconoció Christian Vargas, hoy dueño del arco Verde.
Al referirse a la disposición que incluso hasta inconscientemente se puede manejar a la hora de encarar esos juegos frente a rivales en el papel más débiles, el arquero insistió en que “para nosotros esos son los partidos más difíciles de jugar, jugar con el último, con un equipo que no ha hecho gol, ante un equipo que hace un año no gana, es muy complicado, y sabemos que todos se salvan ganándole a Nacional, por eso nosotros nunca nos relajamos”.
Aceptó Vargas que “hemos desperdiciado muchas opciones de gol, por partidos tenemos cuatro o cinco opciones, pero no nos entran y el rival en una o dos llegadas nos marca, así es el fútbol, pero hay trabajo y fe y esperamos poder salir de esto”.
Por su parte, el defensor Felipe Aguilar apuntó que ante Chicó “llegamos con la necesidad de ganar, de jugar bien y de avanzar en la tabla de posiciones”, de no ceder más puntos de locales y “hacernos fuertes nuevamente en casa”.
Eso sí, el defensor admitió sentir que “la tormenta volvió” por la forma como se jugó ante el Huila y “ante el rival que se perdió”, lo que atribuyó a que “estamos ante una inestabilidad futbolística, con muchos altibajos a la hora de competir, pero esperamos lograr esa regularidad que buscamos con buen fútbol y buenos resultados”.