Dice El Tiempo (19 de abril, página 1.4) que los apoyos recibidos del Partido de la U y del Partido Conservador, prácticamente ponen a Vargas Lleras en la segunda vuelta presidencial. Nada más iluso que creer en la matemática electoral como señal infalible de endoso de votos. El Colombiano de esta misma fecha (página 7), en nota firmada por Eduardo Bronces, explica que “Con esta adhesión, Vargas lograr sumar a su campaña al Partido de la U, a Cambio Radical y ahora al Partido Conservador, quienes lograron en conjunto cerca de 5 millones de votos en las elecciones pasadas al Congreso de la República”. Deja entrever que esa “magia” pondría en 5 millones de votos al nieto de Carlos Lleras Restrepo.Si repasamos los resultados electorales para presidencia 2014-2018, encontramos que en la primera vuelta votaron 13,2 millones de personas y que en la segunda vuelta lo hicieron 15,3 millones. En la primera vuelta, Óscar Iván Zuluaga, alcanzó 3,7 millones de votos y Juan Manuel Santos obtuvo 3,3 millones de votos. Si le creyéramos a la tal matemática electoral y a la ley de probabilidades de los endosos políticos, Vargas Lleras no solo iría a segunda vuelta, con 5 millones de votos, sino que hasta casi acariciaría el triunfo en la contienda de primera, lo que sabemos que no va a ocurrir.Lea también: Hagamos un ejercicio simple, bajo el supuesto de unas elecciones del 27 de mayo, con 15 millones de votos [hay ambiente de votación importante], con el ponderado de las encuestas presidenciales, excluyendo 1,3 millones de votos, entre nulos y en blanco, es decir, sobre un total de 13,7 millones de votos válidos por contabilizarse en favor de los candidatos. Pues bien, Iván Duque se visualiza en niveles del 40% (proyección de 5.480.000 votos), Gustavo Petro se mece en niveles del 29% (proyección de 3.970.000 votos), Sergio Fajardo navega en niveles del 13% (proyección de 1.780.000 votos), Germán Vargas Lleras sobreagua en niveles del 12,3% (proyección de 1.680.000 votos), Humberto de la Calle se estremece en niveles del 3,8% (proyección de 525.000 votos) y Viviane Morales se hunde en niveles del 1.9% (proyección de 265.000 votos).En un horizonte optimista, Vargas Lleras estaría en el orden de los 1.680.000 votos, por lo que se pregunta: ¿Y dónde están los endosos? ¿Dónde se refleja la matemática electoral? ¿En qué queda la maquinaria política aglutinando votos? Por eso, produce enojo que Cifras & Conceptos salga con el engendro de que quiere implementar un “modelo de pronóstico”, según el cual (el último se produjo este 17 de abril) Vargas Lleras tendría una votación mínima de 20,9 y máxima de 23,8%. Y su director César Caballero explica que “para realizar este modelo de pronóstico se utiliza una combinación de opinión y estructura, en donde para este último rubro se estudian los resultados legislativos del pasado 11 de marzo”. Pero esta firma no tiene vergüenza, cuando casi al unísono, pone en una encuesta oficial (no de pronóstico) a Vargas Lleras con el mísero 10,7%. ¿Lo uno o lo otro?Además: Hay verdades claras, como: A) La maquinaria política muestra sus turbinas para las elecciones congresionales, no para las presidenciales; B) En las elecciones para Congreso, se llevan los famosos “pastelitos” y se vota por el vecino, por el amigo del primo, por el señor que vive en el apartamento que sigue, por quien le prometió un puesto al papá, etc. No es por un partido que se inclina la balanza sino por los intereses creados y por quien se necesite hacer (voto amarrado); C) En las elecciones presidenciales, se vota es por el que me guste y me convenza. Aquí no hay “pastelitos” sino realidades para marcar la equis.Por eso, cuando se dice que en política, 2 + 2 no son 4, que los endosos no operan y que la disciplina de partido como ley inquebrantable es una hipocresía, estamos en lo cierto. Si no, miremos que muchos militantes del Polo Democrático, en algunas bases significativas, se alejaron de la Coalición Colombia y que en el Partido Conservador se repartieron la torta en la bancada (32 votaron por Vargas, pero 23 lo hicieron por Duque). Las firmas son otro engaño electoral: revise el total de firmas frente a los votos y verá que la matemática electoral es un sofisma.
El tarjetón para la presidencia y vicepresidencia de la república, período 2018-2022, está listo y a la medida. Los ya conocidos [Gustavo Petro-Ángela Robledo (Coalición Petro Presidente); Iván Duque-Marta Lucía Ramírez (Partido Centro Democrático); Humberto de la Calle-Clara López (Coalición Partido Liberal Colombiano - Partido Alianza Social Independiente ASI)); Sergio Fajardo-Claudia López (Coalición Colombia); Germán Vargas Lleras-Juan Carlos Pinzón (Coalición #Mejor Vargas Lleras); Viviane Morales-Jorge Leyva (Partido Somos], una dupla que ya salió de circulación [Piedad Córdoba-Jaime Araújo (G.S.C. Poder Ciudadano], la casilla del voto en blanco y dos bien peculiares: Partido de reivindicación étnica, PRE, promotores del voto en blanco y la dupla Jorge Antonio Trujillo-Freddy Obando (Movimiento político Todos somos Colombia).Al tradicional voto en blanco, le salió competencia: el voto en blanco promovido por Gustavo Prada y Wilson Rentería, del Partido de Reivindicación Étnica PRE, valga decir, para las presidenciales el tarjetón tendrá dos opciones para votar en blanco. En otras palabras, es un “candidato” con dos casillas. Aprovechando esta oportunidad, Prada y Rentería ya se hacen cuentas alegres de que recibirán recursos por la reposición de votos, merced al reembolso por cada voto. ¡Se avisparon en el negocio! Pero no menos llamativo es el hecho de que en la liza presidencial aparece un ignoto: Jorge Antonio Trujillo, con una fórmula de igual o mayor desconocimiento: Freddy Obando.Lea también:La inacabable politiquería¿Quién es Jorge Antonio Trujillo? Un vocero de las comunidades cristianas, antes Fundación Ébano de Colombia (Funeco), Pastor cristiano para más señas. Tiene 51 años y es oriundo de Norte de Santander. Fue senador en el 2009 (en reemplazo de otro que fue separado del cargo por parapolítica) y es fundador de una iglesia evangélica y está casado con una hija de un misionero brasileño. Se recordó hace poco que Trujillo Sarmiento fue el mismo que, en 2014 y ante la dura ola invernal que en ese entonces vivía el país, responsabilizó al presidente Juan Manuel Santos de ella porque “cuando fue elegido subió a la Sierra Nevada de Santa Marta e hizo un rito secreto donde les entregó el país a los chamanes o brujos”. No lo reconocen en las calles y jamás ha pasado por la mente que lo inviten a un debate presidencial de esos televisivos, verbigracia el de Telecaribe y El Heraldo. Como le sucede a Viviane Morales y como pasó con Piedad Córdoba, mientras se mantuvo en la candidatura.Pues bien, Jorge Antonio Trujillo “mojó” prensa en El Tiempo (11 de abril último) y dio la siguiente declaración: “El tema de la ‘mermelada’ es la corrupción más terrible que hay en Colombia y en nuestro gobierno nos gustaría poner un letrero a la entrada del palacio presidencial que diga: ‘Prohibido repartir mermelada´ o ‘aquí no se reparte mermelada’. (…) Sí podemos acabar con la ‘mermelada’ (…) Erradicaremos el cáncer de la corrupción en Colombia”. ¡Tan lindo! Pero Trujillo, ya se abona una gran anécdota en su haber como candidato al primer cargo del país y ocurrió hace poco: el 9 de abril.Además: Votos nulosResulta que la Universidad de la Salle, en Bogotá, invitó para esa fecha a los candidatos presidenciales a un debate frente a sus estudiantes. Sucedió algo inesperado: el único candidato que concurrió fue Jorge Antonio Trujillo y al escenario también llegaron tres “vices”, a saber: Ángela Robledo, Claudia López y Clara López. En el saludo inicial, el ignoto candidato expresó que “no es que yo esté menos ocupado que los demás candidatos. Yo también estoy ocupado en mi campaña. Pero decidí venir porque para mí la educación superior es muy importante y por eso yo sí estoy aquí”. No tiene sitio web para leer sus propuestas, pero está en el tarjetón. Y pasará a la historia. En el 2014, avalado por Opción Ciudadana, sacó 3.305 votos. No marca en las encuestas. Tiene personalidad. Es el goyeneche de esta contienda.
Sergio Fajardo y Claudia López, manifestaron que el Liberalismo era un partido corrupto pero aún así, días después, Fajardo y de la Calle se sentaron a tomarse un tinto bastante mediático. En los ecos de ese acto desesperado de dos candidatos derrotados por las encuestas, el Partido Liberal dice que de la Calle actúa en su propio nombre porque la bancada no ha sido consultada al respecto y el Polo Democrático asegura que Sergio Fajardo no tiene la vocería de ellos para sentarse a tomar el tal tinto. Congresistas del Partido Liberal van más allá y expresan que si se llegare a dar esa unión entre Fajardo y de la Calle, no la aceptarían como colectividad porque no tiene la bendición de César Gaviria, el director único del Partido. Y se filtra que algunos sectores quieren moverse es entre Iván Duque o Germán Vargas. El Polo Democrático, reitera que no suscribirá acuerdos con el Liberalismo y que Fajardo no puede sentarse con un tinto en la mano a definir el presente y el futuro de la colectividad.Lea también: Petro, el retórico Humberto de la Calle, entretanto, expresa con arrogancia que no tiene que pedirle permiso a nadie para reunirse con Sergio Fajardo y cuestionó a los liberales que quieren apoyar a Iván Duque o Germán Vargas. El inefable Roy Barreras manifiesta que Humberto de la Calle es un prisionero de César Gaviria. Finalmente, se descartó la forzada alianza y César Gaviria dijo que había que seguir jugando con de la Calle. Jorge Robledo, lanzó mandobles y conceptuó que 'se demuestra que Humberto de la Calle es una candidatura del santismo y que él es un hombre del establecimiento liberal”. Entretanto, se conoció que mientras de la Calle se tomaba el amargo tinto, un grupo de congresistas liberales se venía entrevistando con Vargas Lleras para manifestarle su apoyo en la primera vuelta. Ello demuestra que el cacareado apoyo a de la Calle es una falacia (entre otras cosas por sus vergonzosos números en las encuestas) y que, incluso, mucha gente ha visto a congresistas bermejos reunidos (sin tomarse un tinto) con Iván Duque.Este es un caso, para no adentrarnos en otros recientes, que exhibe las fauces de la politiquería. Fajardo, que se autoproclama de centroizquierda, para justificar el tal tinto, dijo en su momento que tenía razones para sentarse con de la Calle porque ambos eran de centro. Ese acomodo es propio de quien ejerce la politiquería. Y esa forma asqueante de buscar resultados sobre las ideologías, tiene varios pretextos: adhesión, alianza, unión, aliados, pacto, acuerdo programático, etc. Carlos Arias, docente de maestría en Comunicación Política de la Universidad Externado de Colombia, expresó que “De la calle es un jugador de fútbol que se quiere ir a otro equipo, pero que el dueño del pase no lo deja”. Y en otro acto de politiquería barata, Ángela Robledo (fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro y de las entrañas del Partido Verde) hizo gestiones y esfuerzos para que su candidato se sumara al encuentro del tal tinto, a pesar de que en la campaña de Fajardo se dijo que una alianza con Petro era inviable. Mientras Fajardo y de la Calle, se negaron a incluir a Petro en el café que se tomaron hace unos días, las fórmulas vicepresidenciales Claudia López y Clara López, sí propusieron que se sentaran en la mesa, sumándose a Ángela María Robledo -la dupla de Gustavo Petro-, según publicó en un trino la exrepresentante a la Cámara: '#CaféDeTres es una realidad entre candidatas a la vicepresidencia. Necesitamos la más amplia coalición'. Todo dizque para hacerle frente a la opción de derecha, abdicando los principios ideológicos. ¿Qué puntos de contacto tiene Petro con Fajardo y con de la Calle? A su vez, ¿qué puntos de contacto tiene de la Calle con Fajardo?Además: La retórica del “centro”Todo esto es un amasijo, un galimatías, un enredo, una mescolanza, una vergüenza. Mejor aún, es la muestra de que la politiquería se mantiene vivita y coleando. Y eso que solo estamos enfocados en un ejemplo de nuestra realidad nacional y a instancias de un infeliz tinto.
Podemos decir, a pie juntillas, que el magistrado Gustavo Malo Fernández -investigado por el tristemente célebre Cartel de la Toga-, es la muestra fehaciente de un personajillo que enreda a la justicia, que se la lleva entre los cachos con sus argucias y que es el prototipo de quien se vale de los comodines que existen para burlarse de todo un país. Con imputaciones graves de concierto para delinquir, cohecho propio, prevaricato por acción y por omisión y utilización de asunto sometido a secreto y reserva, Malo es eso: ¡malo! Ya el procurador Fernando Carrillo, manifestó que era “inaceptable que un magistrado dilate el poder de la justicia”.Lea también: ¿Tutelas sin límites?Es que la Corte Suprema de Justicia ha “exigido” la presencia de este Malo (el de la corrupta práctica de compra y venta de decisiones judiciales), desde noviembre de 2017, sin ningún éxito. Le faltan aún dos años para terminar su periodo y seguramente con sus ejecutorias de dilación buscará llegar a esa meta desde la ruindad. Los magistrados que lo han citado a las audiencias extraordinarias para definir su futuro, están atónitos al ver cómo Malo se las ingenia con su abogado cómplice, para apoyarse en patrañas, so pretexto de excusas médicas variopintas y a destiempo [nunca las entrega con anterioridad sino luego de las horas de las citaciones]. Pero veamos la ruta de Malo, con cinco incapacidades para eludir el cerco de la justicia:Primer evento de incapacidad: 20 días por hernia abdominal [entre las fechas del 30 de noviembre y el 19 de diciembre de 2017], exactamente hasta el cierre de la etapa judicial del año y comienzo de la vacancia. ¡Qué curiosa esa coincidencia! Segundo evento de incapacidad: 20 días por estrés transitorio de adaptabilidad, bajo certificación de un médico psiquiatra de Bocagrande, exactamente a partir del día de apertura de los despachos judiciales, valga decir, del 11 al 30 de enero de 2018 ¡Otra curiosa coincidencia! Tercer evento de incapacidad: 20 días de prórroga, otra vez por estrés transitorio de adaptabilidad [desde el 31 de enero hasta el 20 de febrero de 2018].Cuarto evento de incapacidad: 20 días por episodio depresivo moderado [entre el 27 de febrero y el 17 de marzo de 2018]. Y un quinto evento de incapacidad: 4 días por dolor de rodilla por lesión en el menisco mediano agudo [entre las fechas del 20 y 23 de marzo de 2018]. Ello, certificado nuevamente por el médico psiquiatra de Bocagrande. Así las cosas fue el quinto episodio de incapacidad en seguidilla, por lo que podemos predicar que para la Corte Suprema de Justicia y el país, ¡Si hay quinto Malo!, pero para el togado: ¡No hay quinto malo! La Sala Plena extraordinaria convocada por el alto tribunal tuvo de ser suspendida el 20 de marzo último, porque el menisco tuvo la culpa, cuando ese día se iba decidir la remoción del cargo, presión que tenía que evadir Malo de cualquier forma. Ya debe tener lista la artillería de incapacidades este personajillo para continuar su racha de ausencias justificadas.Lo primero que urdió Malo en su “prontuario” de escondites permitidos, fue una licencia no remunerada el 1 de octubre de 2017 [por dos meses], luego entreveró un permiso para pedir unas citas médicas y ahora se dio el lujo de presentar una acción de tutela en este mes de marzo para obligar a la Corte Suprema de Justicia a que escuche a los expresidentes de la Corte José Leonidas Bustos y Francisco Ricaurte, creando la orfebrería de más enredajos y extendiendo más el tiempo de defensa. ¡Para eso si no estaba incapacitado! No olvidemos que la meta es llegar a finalizar su periodo como magistrado.Además: El aberrante caso SpringerEs la misma jurisprudencia Petro y la misma jurisprudencia Pretelt, para dilatar, dilatar y dilatar. Todo comenzó cuando los representantes Fabio Arroyave y Edward Rodríguez, presentaron ante la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes el documento que comprometía severamente a Malo. Uno de los hombres claves que ha hablado en contra del togado es el exfiscal Gustavo Moreno quien le dijo a la Corte Suprema que Malo participó del grupo de abogados y magistrados que, a cambio de dinero, desviaron sentencias y decisiones judiciales. Se habló de un “arsenal probatorio” más de cien pruebas testimoniales, documentales y periciales y de pagos que hicieron los nefastos Musa Besaile y Álvaro Ashton, ambos en prisión por este caso. ¿Hasta cuándo perdurá la sinvergüencería?
No se ha hecho un análisis pormenorizado y sesudo, acerca de la gran cantidad de votos nulos que arrojó la liza electoral del pasado 11 de marzo. Se ha hablado de la abstención del 51%, de las fotocopias de no pocos tarjetones para la consulta interpartidista, de la inusitada compra de votos, de quiénes ganaron y quiénes perdieron, de que esta fue la “primera vuelta” para la contienda de presidencia de la república [considerando que habrá “tres vueltas”, si miramos con objetividad que la consulta fue termómetro para Duque y Petro], de posibles alianzas o coaliciones –aunque ya disipadas–, etc.Fue palmaria la demostración de que muchos colombianos no tienen idea de votar en elecciones para Congreso [muchos llevaron los famosos pastelitos y se salvaron], seguramente por el hecho de que los tarjetones contengan meramente los logos de los partidos y los números de los candidatos sumado a que al lado derecho del tarjetón de Cámara estaba lo de candidatos circunscripción especial comunidades afrodescendientes, que movió a muchísimas personas bien a votar o bien a votar en blanco en ese acápite, situaciones todas que precipitaron demasiados votos nulos al darse una doble equis en la elección, pues ya habían marcado otro voto de sus preferencias.Lea también: Miremos en detalle: para Senado hubo 1.136.593 votos nulos y para Cámara de Representantes hubo 651.743 votos nulos, lo que arroja 1.788.336 votos nulos, que es una cifra escandalosa y desmedida. Ello aunado a que para Senado y Cámara hubo 1.415.243 votos no marcados, y a título informativo, digamos que se presentaron 1.640.673 votos en blanco (protesta). Todos estos votos, entonces, no terminaron en ningún partido. Se convierte este lunar, en un fracaso de la pedagogía de la Registraduría para votar.En entrevista para Yamid Amat [El Tiempo, 10 de marzo de 2018], el Registrador Nacional del Estado Civil, Juan Carlos Galindo, fue enfático en aseverar que es menester eliminar las listas abiertas [voto preferente], porque las “cerradas” dan complejidad actual al sistema electoral. Incluso, Galindo hizo alusión a que presentará un proyecto de reforma al Código Electoral, pues lo considera obsoleto y que propondrá una reforma constitucional para eliminar el voto preferente. Pero si miramos hacia atrás, vemos que hace un cuatrienio, la situación fue similar, pues se anuló el 10% de los votos en materia de Congreso.Ahora bien. En los años 1998 y 2002, los votos nulos apenas llegaban al 3% del total de los escrutinios. Casi en ningún país hay tanto porcentaje de votos nulos [Chile: 5,1%; México: 2,5%, Venezuela: 6.1%, Bolivia: 3,4%, Haití: 7,0%] Y esto de los votos nulos, es clave en materia del umbral. Desconozco si la Registraduría Nacional del Estado Civil, tabula las razones de los votos nulos –debería tener ese control sobre materia tan delicada–. Desde luego, no faltan los votos nulos por mala intelección y falta de sindéresis de los jurados. Vuelve a estar en la palestra, la recomendación del voto electrónico [de lo cual se declaró enemigo el Registrador Galindo por el hackeo y los ciberataques], y que yo creo que tarde o temprano se impondrá.Además: No hay una fórmula que sea perfecta en materia de tarjetones. Seguramente los que se acompañen con fotografías ayuden (así era antes de la reforma) e indudablemente los tarjetones de las consultas interpartidistas son fáciles de diligenciar y sin embargo también tuvieron votos en blanco. Es increíble, por ejemplo, que en las presidenciales de 2014 hubo en primera vuelta 311.855 votos nulos y en la segunda vuelta 403.455 nulos, en un tarjetón tan simple y sin complejidades.Miraremos qué pasa en adelante, pero hasta ahora queda una estrella negra en materia del fracaso frente a sustraerse del sambenito de los votos nulos, que se los quisieran a su favor Duque, Petro, Fajardo, Vargas Lleras o De la Calle.
Es real que no hay garantías ni para los partidos políticos ni para los candidatos, de cara a las elecciones de Congreso de este domingo 11 de marzo. Es verdad que ha habido pasividad en las colectividades al no exigir condiciones limpias para esta liza electoral. Es evidente que hubo grave fraude electoral en las elecciones de hace 4 años. Es inobjetable que la manipulación de votos en esa contienda del 2014 fue tremebunda. Es palmario que el gobierno nacional no ha tomado medidas para corregir esas tenebrosas fallas. Y es obvio que hay temor [o seguridad] de que para estas elecciones vuelva a aparecer la corruptela.Vamos por el principio. Bien se sabe que la Registraduría Nacional del Estado Civil no controla el proceso electoral y desde el año 2010, lo tiene contratado con Thomas Greg & Sons Colombia y Thomas Greg & Sons Ltda., a través de varias uniones temporales [entre ellas Disproel, que maneja el contrato de inscripción de cédulas]. Estas empresas privadas tienen a cargo el 90% del sistema completo para las elecciones en el país, desde el papel y la impresión de los formularios hasta el software y los computadores en donde se cargan los resultados.Lea también: Coaliciones y alianzas 2018Dicho conglomerado de empresas –como un solo proponente– ha recibido jugosos contratos por selección abreviada, por más de $ 670 mil millones. Del mismo grupo, fue miembro de Junta Directiva el presidente Juan Manuel Santos [entre el 2002 y el 2006], hasta renunciar para ocupar el Ministerio de Defensa. Los dueños son los hermanos Bautista Palacio [Camilo, Fernando y Felipe], íntimos amigos de Santos, compañeros de golf y muy cuestionados en sus acciones comerciales. El portal La Silla Vacía, denunció que durante la campaña presidencial de 2010, Santos tuvo como uno de los donantes a los hermanos Bautista Palacio, lo que rápidamente fue retribuido en una jura de contratos.El periódico El Tiempo [6 de marzo último] reveló en una nota intitulada “Las graves revelaciones del fallo que le devuelve curules al Mira”, que en las elecciones congresionales del 2014, en donde todos sabemos que hubo un fraude de proporciones inconmensurables, hubo 238.523 votos excluidos por sabotaje al famoso software [para 1.412 mesas] y para variar, se informó que la torta se componía por: 45.596 votos en Sucre, 27.550 votos en Magdalena, 19.543 votos en Atlántico y 18.369 votos en Córdoba, para no seguir esa lista de la infamia. Y que hubo 13.919 votos excluidos por diferencias en formularios E14 y E-24. Toda una ignominia, una vergüenza, una ruindad.La verdad es que yo como presidente de un partido político, hubiera salido a liderar el aplazamiento de las elecciones del 11 de marzo, hasta que se hubiera cambiado el manipulable software y se designara un registrador ad hoc. Es que el fraude está servido en la mesa electoral y los riesgos están latentes. Y como ya no se hizo esto, tendrán que quintuplicarse los testigos electorales y los veedores para controlar un tanto la hemorragia de la artimaña y la trampa.Además: Zona gris de las encuestasEn un país, donde el Consejo de Estado revela que se acreditó y re-que-te-probó que hubo sabotaje del software, violaciones en los archivos log del sistema, destrucción del material electoral poco después de la jornada, inconsistencias y modificaciones de los guarismos arrojados por los dos formularios [el de los jurados de las mesas de votación y los reportados por las comisiones escrutadoras], registros de fechas anteriores al inicio oficial del proceso de escrutinio y mil vagabunderías más, ¿Qué garantía de transparencia va a haber?El Consejo de Estado exhortó a adquirir un software para los escrutinios y a que éste permita la trazabilidad de los resultados desde la mesa hasta la declaratoria de la elección. Ítem más: El magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE) Armando Novoa, insistió en que el software no puede estar en manos de terceros. Y otro integrante del CNE expresó que la “manipulación” en el proceso de escrutinios de 2014 deja claro que “hay agentes externos que pueden intervenir, pero con ayuda desde adentro”.Apagá y vámonos…
Como si fuera poco en este polarizado país de derechas e izquierdas (antes del sí y del no) y de los corruptos y los anticorruptos, ahora el empalagoso libretista de telenovelas Gustavo Bolívar [candidato al Senado dizque por la lista de los decentes] y la controvertida y lenguaraz política María Fernanda Cabal –quien aspira a repetir curul–, se trenzaron en una estéril discusión frente a los premios carroña y mamerto del año. Es de anotarse que el premio carroña, tiene al menos seis años y el premio mamerto es nuevo y acaba de ser inventado por la Cabal para ripostarle a Bolívar, quien actúa a nombre propio y de su Fundación Manos Limpias, la nominación de esta representante a la Cámara para el primero de los nombrados. Pura vindicta infecunda.Cabal creó el “mamerto seudointelectual” (el que habla bonito para justificar lo injustificable), el “mamerto degenerado” (cuyos ascendientes también han sido mamertos y tienen una enfermedad genética), el “mamerto doble vida” (ideales de izquierda radical), el “mamerto escondido” (tiene aspecto conservador, pero sigue siendo zurdo y se le sale el mamerto), el “mamerto internacional” (es el invitado a todas las conferencias internacionales) y como premio mayor institucionalizó el “mamerto del año” (el que reúne todas las cualidades para ser el mamerto de los mamertos), no sin antes mencionar que completan el listado el “mamerto brutazo”, el “mamerto sinvergüenza” y el “mamerto pajudo”. Bolívar tiene en su azarosa clasificación, la categoría “buitre revelación”, “escándalo de oro”, “buitre del año” y “buitre de toda una vida”.Lea también: Zona gris de las encuestasMientras Bolívar, el mismísimo de “Sin tetas no hay paraíso”, nomina a Cabal para el premio carroña, Cabal nomina a Bolívar para el premio mamerto del año. ¡Qué desocupe! El encontronazo ocurrió hace más de un mes, cuando ambos fueron invitados a debatir en el programa “Partida W” de W Radio. Y hablaron hasta de bullying en esa ocasión. La Cabal abrió página web (www.elmamerto.com) para recibir postulados, pero anticipó que Bolívar encabezará lista de ganadores. Bolívar, busca “banderiar” bajo galardones, a los peores políticos del país, sopretexto de que los ciudadanos puedan lapidar con sus reclamos a los más fatídicos dirigentes que han incumplido sus deberes.El escritor, periodista y guionista asevera que es una forma de hace control social, a guisa de castigo electoral y censura moral. Ambos premios se apoyan en votos de los internautas en twitter y facebook, pero son direccionados por sus creadores. Todo esto, pues, se mueve entre la carroñera y la mamertería. Cabal asocia una similitud entre mamerto con vago y expresa que el mamerto es “un izquierdista socialista que busca señalar a alguien como pecador y fascista, que igualmente es greñudo”. En Medellín, recordamos todos, se daban los premios limón y naranja, a los cítricos y los almibarados [los amables frente a los antipáticos], y respondían a unos comportamientos que todos considerábamos reales. Tenían esencia y sabían a algo, así les doliera a los ganadores. Pero estos premios carroña y mamerto, son desgualetes direccionados y revanchistas, que no pasan de ser producto de la desocupación y la babosada.Además: Coaliciones y alianzas 2018Gustavo Bolívar es el padre de las narconovelas y aspira a ocupar un escaño en el Congreso por las listas del espantable Gustavo Petro, mientras María Fernanda Cabal es una politóloga valluna de 54 años, recalcitrante uribista, quien es reconocida por sus frases que levantan polvareda como cuando se supo de la muerte de García Márquez y refiriéndose también a Fidel Castro, expresó que “pronto estarán juntos en el infierno”. Digamos las cosas como son: estos premios son una botada de corriente y un homenaje a la ociosidad y a la holgazanería, porque nada le aportan al país. Puras pamplinas.
El Código de Procedimiento Penal, en su artículo 350, permite la celebración de preacuerdos en materia penal desde la audiencia de formulación de imputación y hasta antes de ser presentado el escrito de acusación. Se hace ante el fiscal y éste lo remite al juez del conocimiento. No se puede negar humanamente que perder la libertad, estar en el escarnio público, tener inhabilidades y afrontar una sanción económica, son verdaderas pesadillas para cualquier persona.Acaba de darse una situación controversial e irritante en Colombia: el preacuerdo entre Alejandro Lyons, avieso exgobernador de Córdoba (vinculado con el tristemente célebre cartel de la hemofilia) y la Fiscalía, para que Lyons pague apenas sesenta y tres (63) meses de cárcel, dentro del principio de oportunidad, solo por el punible de concierto para delinquir, apeando los delitos de contratos sin cumplimiento de requisitos y peculado por apropiación.Lea también: La perdición de los contratosLyons tiene seis (6) procesos con responsabilidad presunta por más de $ 66.000 millones por corrupción (robo de regalías de Córdoba). Según el preacuerdo, el exgobernador devuelve míseros $ 4.000 millones a la Contraloría por los desfalcos y es tan absurdo este hecho que la misma Contraloría y la Procuraduría General de la Nación, calificaron todo esto con el tufillo del mal ejemplo para el país. En Córdoba hay indignación y el veedor Pedro Lopez repitió con rabia que “ser pillo paga”.El cuento es que Lyons dizque ayudará a la justicia (en aras de justificar este ridículo preacuerdo) por espacio de un año, para “echarle dedo” dizque a Musa Besaile, Camilo Tarquino, Luis Gustavo Moreno, Leonardo Pinilla, Leonidas Bustos, Francisco Ricaurte, Guillermo Pérez y Edwin Besaile. Y con esto se lavan las manos en cuanto a la cifra tan irrisoria que tendrá que devolver.Pero en esencia, estamos ante una figura que pareciera muy noble, pero que la Fiscalía ha difuminado completamente. Veamos: El 10 de noviembre de 2017, la jueza 9ª con funciones de conocimiento de Bogotá, negó el preacuerdo entre el corrupto contratista Andrés Cardona y la Fiscalía, por el caso Odebrecht (contrato para el interceptor Tunjuelo-Canoas, con soborno a cuestas de $ 1.000 millones), que implicaba una pena de ocho (8) años y diez (10) meses de cárcel.El 20 de noviembre de 2017, el juez 2º especializado de Bogotá tumbó el preacuerdo entre Otto Bula (vinculado al caso Odebrecht) y la Fiscalía General, que implicaba reintegrar apenas el 50% del incremento patrimonial, dándose una condena de cinco (5) años de cárcel por los delitos de lavado de activos, enriquecimiento ilícito y cohecho propio, en donde debía devolver apenas $ 4.400 millones y firmar un pagaré por $ 2.200 millones, dinero pagadero en año y medio.Además:¿Tutelas sin límites?Pese a estar prohibidos, la Fiscalía General ha hecho preacuerdos en casos de feminicidios, con reducciones indebidas de penas. Se recuerda el caso de Medellín (Miguel Flórez), donde se otorgó un preacuerdo de un descuento de la pena por muchísimos meses de cárcel. También se recuerda el caso de Inocencio Meléndez (Exasesor jurídico del IDU), quien obtuvo una rebaja de una tercera (1/3) parte que comportó condena de noventa (90) meses, dentro del carrusel de la contratación y la exigencia de dinero a los Nule.Tampoco olvida el país, el humillante preacuerdo del 3 de noviembre de 2017, entre el exfiscal anticorrupción Gustavo Moreno (eje de la corrupción de la rama judicial) y la Fiscalía, con probados delitos de concusión e indebida utilización de información privilegiada, que comportaba inmunidad penal por los delitos que cometió como abogado litigante. En fin, la Corte Suprema de Justicia ha recordado que los jueces de conocimiento de la jurisdicción penal no pueden modificar los términos de los preacuerdos entre la Fiscalía y los investigados, dado que solo pueden aprobarlos o anularlos.Estamos en la física olla, con una Fiscalía que permite preacuerdos roñosos que son una gabela para los forajidos y que incentivan a delinquir porque les alejan el miedo de la guandoca ancha y les ahuyentan el temor de devolver un billete largo. Tiene razón el profesor y politólogo Gilberto Tobón Sanín cuando dice que “este país está diseñado para robárselo”.
Gustavo Petro, el mismo que se compara con Jorge Eliécer Gaitán y quien asegura que no es castrochavista, sí es un populista que se mueve en esos lineamientos. Y hoy es una real amenaza de llegar a una segunda vuelta presidencial en Colombia. A la vieja usanza, acaba de llenar la plaza de Nariño, rodeado especialmente de líderes sociales e indígenas de la región, a los que les habló de “hacer resistencia a la desigualdad social y construir una historia de manufactura del trabajo productivo”. Con 57 años y nativo de Ciénaga de Oro - Córdoba, Petro ganó la última encuesta de Invamer, con 23,5%, y vive una coyuntura nunca antes vista de un país hundido en la corrupción, para venderse como un líder persuasivo que pugna contra ese mal endémico.Político astuto e inteligente, rancio y acendrado izquierdista, ha acentuado la división tanto del Partido Verde como del Polo Democrático, arrancando militantes “duros” de esos sectores del voto por Sergio Fajardo y trayéndolos a sus huestes ante la mirada desencajada de Claudia López y Jorge Robledo. Se habla, incluso, de una crisis interna de la Coalición Colombia. La imagen positiva de Petro ha mejorado en los últimos meses, generando pánico y sobresalto en algunas capas sociales. Es más, su favorabilidad va en alza (del 36,7% al 41,4%), en donde uno de cada tres votos está en Bogotá, que es la gran plaza electora, y en la costa atlántica se mueve con 35,5% de intención de voto. De resto, tiene sumatoria de votos por el resto del país y su blanco político son los jóvenes (entre 18 y 25 años) y gentes sin partido, con énfasis en los estratos 1 y 2.Lea también: Zona gris de las encuestasEn esos sectores populares, su estrategia se cimentó en los subsidios y en las iniciativas para lograr la cobertura total en educación. Les hablaba de “determinar los avances en la reducción de pobreza multidimensional”. Hoy, con magistral labia, se refiere a temas que gustan a las nuevas generaciones: los animales, el agua y el cambio climático. Petro, en el congreso, siempre llevó las banderas del Polo Democrático y en ese partido está su cauda más importante de seguidores (38%), aunque en el Partido Verde recoge adeptos no despreciables (24%), sumado a que en los sin-partido, que lo aclaman, aglutina un 30% de su potencial. En su retórica, habla de los indignados y les vende ideas que los seducen. Fue un referente del control político congresional (luego hizo lo propio Jorge Robledo) y destapó innumerables escándalos de parapolítica. Es todo un zorro para venderse.Ni siquiera Carlos Gaviria (quien manejaba la maquinaria del Polo) pudo destruir a Gustavo Petro, cuando fueron enconados rivales. Lo tildó, incluso, de ser “un político, capaz de traicionar sus principios a cambio de un resultado electoral”. Pero nada le hizo mella. Y montó rancho aparte, cuando organizó el movimiento Progresistas, con el que llegó al palacio de Liévano. Petro ha propuesto, desde su jerga castrochavista y retórica, “combatir formas de desigualdad y de discriminación social, bajo un nuevo pacto social y político, con amplia participación de todos los sectores y ciudadanías, para superar definitivamente la guerra, para edificar una justicia autónoma y al alcance de la gente, para vencer la corrupción y procurar el buen vivir de todos los colombianos'. Eso vende, sin duda.Además: Colombia, sin presidentaRecientemente, las agencias Loor y Adalid hicieron una revisión de las redes sociales de los candidatos presidenciales y hallaron en el ranquin de los falsos seguidores en twitter (interacción en redes sociales), que Gustavo Petro tiene 2.841.402 de los cuales el 40% son falsos y que llegó en facebook a tener 890.000 fans. Ese trabajo le ha dado gran fuerza a Petro. Estamos, pues, ante un personaje soberbio, mal administrador, cuestionable, peligroso, pero que se ha posicionado y que si bien alcanzó su techo electoral en las encuestas, es toda una amenaza nacional que tiene desvelados a miles de colombianos. Petro, el economista de la Universidad Externado de Colombia, exponente de la facundia, quien en el año 2010 obtuvo 1.330.000 votos como candidato presidencial, quiere llegar al solio de Bolívar y hasta ahora consigue el perspicaz objetivo de figurar, estar arriba, tener opción y “meter miedo”. Así nos duela aceptarlo a muchos.