Columnistas

Maquiavélico
Autor: Carlos Arturo Soto Lombana
25 de Octubre de 2016


No es claro a quien se deba la frase “el fin justifica los medios”; tradicionalmente se ha atribuido esta frase a Nicolás Maquiavelo reconocido por su obra “El principe” que relata la forma más déspota y amoral de hacer política.

No es claro a quien se deba la frase “el fin justifica los medios”; tradicionalmente se ha atribuido esta frase a Nicolás Maquiavelo reconocido por su obra “El principe” que relata la forma más déspota y amoral de hacer política. Otras versiones mencionan que fue Napoleón el que emitió esta frase una vez dio lectura a la obra de Maquiavelo. De igual forma se atribuye al teólogo alemán Hermman Busenbaum la frase “cuando el fin es lícito, también lo son los medios”.  


Desde la orilla del establecimiento, de quienes ostentan el poder, conseguir la paz justifica las concesiones que se le otorgan a la guerrilla. Esta posición política parte de reconocer que existe un conflicto armado en Colombia el cual no se ha resuelto y que parte de su solución es reconocer el “conflicto” o “estado de guerra”, cuyas manifestaciones se ven reflejadas en las victimas (muertes y desplazados), despojo de tierras y restricción de la movilidad en el territorio. Se considera que un paso importante para comenzar el proceso de pacificación es reconocer el conflicto, identificar los adversarios, reparar las víctimas y sobre todo comprender los orígenes de la violencia.


Sin embargo, desde la orilla de la oposición política, la tesis del conflicto armado en Colombia es cuestionada, diciendo que lo que existen son bandas criminales, las cuales vienen siendo sometidas por el Estado y que no tienen otra opción que rendirse o su exterminio. Al no existir conflicto armado, no tiene sentido una justicia transicional, ni prerrogativas en temas políticos, ni estatus especiales para la inserción en la vida civil. Incluso se llega a decir que llegar a un acuerdo con una guerrilla que tiene cerca de 6.000 combatientes no se justifica, en la medida que es un ejército que se puede someter por las armas.


Hoy los colombianos asistimos a un debate, al mejor estilo de Maquiavelo, en donde los asuntos éticos y morales son dejados de lado por el afán de obtener el poder. Se acude al engaño, a la mentira y a la crispación con el objetivo de exaltar los ánimos para crear una opinión adversa sobre el proceso de negociación y sus resultados. Detrás de estos actos premeditados está la concepción de que la sociedad esta conforma por una masa de ignorantes, que no tiene criterio y que no es capaz de discernir sobre la validez de las pruebas que se le presenta para sustentar los argumentos.


La crisis actual que atraviesa Colombia ha dejado ver lo peor de nuestros políticos y la concepción que estos tienen de los ciudadanos. La idea de que los políticos antepongan sus intereses por los intereses generales, no se ha visto en el debate. Lo que se ha visto es una pugna abierta por el poder a como dé lugar, sin la mínima vergüenza y descubriendo las cartas (denominadas líneas rojas) de los interés de personas y de grupos minúsculos.


Como esperanza queda la presión social representada en las marchas que piden “Acuerdo Ya” y que exigen a la clase política estar a la altura de las circunstancias históricas del país. Las próximas semanas serán determinantes para esclarecer si Colombia cuenta con líderes a la altura de los desafíos del país, que dejan a un lado sus intereses particulares y se ponen en el lado correcto de la historia. Colombia requiere de nuevos liderazgos políticos, desde principios éticos y morales que respeten la vida como bien supremo.


(*) Profesor Universidad de Antioquia