Palabra y obra

“The ideal is an unfinished novel”, Fernando Araujo
“Lo ideal es una novela inconclusa”, Fernando Araújo
7 de Octubre de 2016


El periodista y escritor presentó su libro Y por favor, miénteme en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, donde estuvo conversando sobre su búsqueda estética y sus reflexiones a través de la pluma.



 Fernando Araújo

Óscar Jairo 


González Hernández


Por qué sintió la necesidad de escribir esta novela y qué transformó en usted como escritor?


Yo diría que esta novela comenzó a formarse desde que nací, pues siempre sentí curiosidad por esos personajes, y solía preguntar por ellos, hasta que un día decidí contar su historia e irme a investigar en serio lo que había ocurrido. En un principio la novela respetaba mucho a los personajes, por eso la cambié en tres ocasiones, hasta que quedó como está, como una novela. Escribirla me enseñó, ante todo, a comprender en lugar de juzgar.


¿De dónde proviene el título y qué buscaba con él?


En un principio se llamaba El patio de las iguanas. Con la tercera reescritura, por llamarla así, incluí algunos textos nuevos y una carta que el protagonista le escribía a su prima, Helena, y me sonó muy bonita la frase de Y por favor, miénteme. La puse de título y cerré los ojos, por decirlo de alguna forma.


¿Cómo se da en su obra esa relación novela-historia, al revelarse la vida de un historiador como De Soto?


Algunos hechos ocurrieron, en especial, el del robo de las elecciones de 1904 y el de la matanza del 8 de diciembre de 1876. Sin embargo, los dos hechos y alguno más fueron ficcionados, en parte porque no había mucho material histórico, o yo no lo encontré, y en parte para incluirlos dentro de la novela y dentro de la historia de Dionisio, Helena y Jacinto Roldán (o Estevan Camargo).


El libro Y por favor, miénteme, de Fernando Araújo Vélez, fue publicado por Sílaba Editores.


¿Qué intentó al hacer que Roldán dijera, de manera contundente: “Ustedes compraron la Historia, que era la verdad, Helena”?


En el fondo, lo que intento es decirle al lector que, como decía Nietzsche: ‘Todo es humano, demasiado humano’, y que la historia no sólo ha sido la que nos contaron, sino muchas otras que no nos quisieron contar.


Es también evidente en su novela que la ciudad donde se realiza es Cartagena ¿qué buscaba con ello, y qué es “Sincerín”?


R. En Cartagena se realiza gran parte de la historia, y Sincerín es el pueblo en el que transcurrió otra parte. Digamos que en el pueblo se fueron gestando los hechos, que explotaron en la ciudad.


¿Por qué sus personajes leen y leen poco, como se muestra en la novela, o por qué el novelista, usted, no las hace leer y no ilustra con sus lecturas: Carmen lee El conde de Montecristo?


Mientras estuve escribiendo la historia, vi muchas películas de la época y leí libros de aquellos tiempos también para conocer sus estilos de vida, etc. En Colombia no se leía mucho, con contadas excepciones, en parte, porque leer podía hacer peligrosa a la gente que lo hacía. Era importante mantener a la sociedad en la ignorancia, y así, dominarla.


¿Por qué involucra a un personaje como Perro Negro y qué desarrolla con su presencia?


Quise dar a entender con su presencia que los grupos paramilitares comenzaron a funcionar desde mucho tiempo atrás en este país, y que no hay Justicia, sino personas que imparten justicia, y justicieros.


¿Qué quiere decir usted con la locura de Helena, que me recordaba mucho a Celia, en la novela de Rojas Herazo: Celia se pudre, o no puede el lector relacionarlas?


Infortunadamente no he leído esa novela de Rojas Herazo. La locura de Helena, digamos, va en contravía a la de Dionisio. Ella comienza inmersa en una supuesta locura y luego se aprovecha de ella para manipular, de alguna manera, a Dionisio, que en cambio, va de la cordura a la locura a raíz de su ambición por el poder, y de las circunstancias que se tejen alrededor de ese poder.


Hablemos un poco de la estructura de la novela, de sus dudas, sus miedos y sus verdades al escribirla. 


En un momento dado, alguien me dijo que no entendía la estructura de la novela. Yo nunca comprendí esa observación. Es más, todavía no la entiendo, pese a que he pensado en eso mucho. Digamos que yo fui escribiendo en la medida en que iba pensando y sintiendo y encontrando, sin manuales al lado. Era un desafío escribirla, apartándome de las supuestas reglas de los críticos y demás. Las dudas y los miedos me dieron fortaleza para seguir, pensando más en un lector normal que en los expertos, por llamarlos de alguna forma. Y fui feliz, hasta en los dolores, mientras la escribía, hasta el punto de que creo que lo ideal es una novela inconclusa.  


¿Las cartas que se escriben los personajes son determinantes o no en esa estructura (lo epistolar)?


Esas cartas aparecieron en la última versión. Son apartes de algunas de las columnas que escribo los domingos en El Espectador. Eran fuertes, bonitas, y se transformaron en una especie de puñalada para el lector. Uno recuerda pocas cosas de las novelas o libros que lee. Creo que esas cartas serán lo que más recuerde un lector.




Fernando Araújo Vélez (Cartagena, Colombia)

- Escritor y periodista colombiano, editor cultural y editor de los días festivos del diario El Espectador.


-  En 1995 obtuvo el Premio Simón Bolívar de Periodismo por la colección de suplementos publicada bajo el nombre de Historia de una pasión, con la revista Cromos. 


-  Ha escrito para diversas publicaciones como People, Semana, El Tiempo, Soho y Credencial.