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Fotos: Cámara Lúcida |
El título es una sola palabra, es palabra en boca de él, de Andrés Pajón.
Al preguntarle cómo se sentía después de esa pasarela del día miércoles 27 de julio, en la pasada feria Colombiamoda, nos respondió: “Demasiado contento”.
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Agregaríamos nosotros aquí en nuestro periódico El Mundo, en donde por muchos años le hemos venido siguiendo el “corte y el hilo” a todo lo que Andrés pone en pasarela, que su colección fue: ¡Demasiado!
Colección demasiado bella, armoniosa, con un hilo conductor que entrelazaba, no sólo con esos hilos encerados sino con el sentimiento que les surgió a ellos, a Felipe y Andrés, el involucrar a esas comunidades indígenas, los Emberá y los Kunas. De aquí ese color tierra, de aquí esa geometría, de aquí ese tigre de pintas doradas y negras, de aquí los acertados accesorios de aretes como las narigueras indígenas. Valioso trabajo de muchos días, como esos cinturones que se llevaron dos meses y medio para elaborarlos. Puro macramé, hilo apretado que suelta flecos que suavizan al aire la sensualidad y la feminidad de cada pieza.
Pero también, esas siluetas en torno a las caderas de sirena de la mujer, materiales que son puro amor en manos de expertas de su taller, diez en total que trabajaron sin parar en 33 diseños diferentes.
Todo este trabajo que se aplaudió en pasarela estará en vitrina listo para ser comprado en el próximo mes de octubre. Ya tienen pedidos. Ahora es tiempo de realidades y aterrizar después de las emociones.
En estos momentos ellos, Andrés y Felipe, se sueñan ir más allá. ¿Y por qué no? Quieren estar en Nueva York y quieren estar en Barcelona. Están haciendo contactos. En estos momentos Felipe Cartagena, su socio y ese ser que ha sido como el ángel de la guarda, el que empuja un poco más allá para que los sueños sean una realidad, se encuentra en la ciudad de Zaragoza, en España. Seguro que traerá buenas noticias.
Mientras tanto, en la bonita casa de modas “Andrés Pajón”, esa mujer, guía y tesoro de la marca Rosita Gallego, madre, amiga y más que todo costurera de raca-mandaca, la misma mujer “Leo”, con su hijo Andrés, de signo Tauro, se complementan a cada día estar desde las siete de la mañana con alta dosis de adrenalina, bendiciendo un nuevo día en la marca Pajón entre satines, crepé, Chiffón, jersey de seda, rayón.