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Mis lectores sabrán que soy psicóloga y que como llevo casi 40 años en mi trabajo, puedo decir que lo he oído todo. Seguro saben que los psicólogos no podemos dar consejos sino que debemos escuchar y hacer preguntas que induzcan a nuestros clientes (no pacientes) a pensar, capacidad hoy en desuso por el requeteuso de las “Tablets” y demás adminículos que destrozan la Intimidad y la Realidad.
¿Cuántas veces las mujeres dejamos de tener placer debido a la ignorancia de nuestros compañeros, que creen que somos tan “automáticas” como ellos? Nuestro sistema nervioso es distinto pues debe atender a una diversidad de tareas, como por ejemplo parir los hijos.
Recordemos la existencia del clítoris, palabra que viene del griego kleitoris:, pequeña elevación, llave. Fue descubierto por el médico Rufo de Éfeso (Grecia) en el siglo I D.C.
Leo que la primera vez que se mencionó en castellano fue en el siglo XVIII. Pues durante los diez siglos que duró la Edad Media y, probablemente durante unos más de la llamada Edad Moderna, las culturas árabe y judeocristiana ocultaron la existencia de esta parte de la anatomía femenina por su vinculación con el placer sexual, considerado algo “malo”, puesto que el sexo debía servir sólo para la procreación. (¿Eso le diría la serpiente a Eva?)
En la novela “El anatomista”, Edit. Planeta, 1997, el novelista argentino Federico Andahazi cuenta la historia de Mateo Realdo Colombo, anatomista del Renacimiento. Este reconfirmó la existencia del punto de placer, del cual había hablado Gabriele Falloppio (el descubridor de las trompas) unos diez años antes.
Bien sabemos que actualmente esta pequeña elevación es extirpada en tribus africanas e indígenas. Porque así dizque se consigue que las mujeres sean fieles. Aunque según mi percepción yo diría que por el contrario con eso se fomenta el ir a buscar algo mejor, como sea y claro en otros frentes... Y que si se supone es para combatir la infidelidad por el contrario, la provoca.
Pensemos en las Lunas de Miel… Bueno, tampoco es que deban llamarse Lunas de Hiel, pero de pronto sí Lunas Crecientes o de Aprendizaje. Porque si son Lunas Menguantes, adiós. Será por eso que ahora se usa “una pruebita de amor”, como dice la Zarzuela española, antes de.
Y parejas frustradas, familias desunidas, hijos que no ven unos padres amorosos y felices, son los factores que producen un país violento, la naturaleza del ser humano, y la de cualquier animal, que eso seguimos siendo pues no somos ángeles, necesita desfogarse y si no puede hacerlo por el amor lo hará por el horror, terror y furor. A la vista está.
Recuerdo con alegría y orgullo que mi madre, Lía Jaramillo, que pertenecía al “Centro Fememino de Estudios” de Medellín, aportó sus conocimientos sobre el tema en alguna Conferencia de los Miércoles, pero no recuerdo si fue publicada en la revista que editaba el Centro: “Letras y encajes”… ¡Ojalá!
*Psicóloga. Filóloga UdeA