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El senador Iván Duque es un político y abogado experto en asuntos económicos. |
Si el año pasado fue complicado para la economía colombiana, el 2016 no pinta muy alentador.
A este pronóstico o proyección llegó el senador del Centro Democrático, Iván Duque Márquez, integrante de la Comisión Tercera de Asuntos Económicos y quien acaba de dar a conocer un informe macroeconómico que denominó “De lo coyuntural a lo estructural”.
Explicó que se trata de un documento en el que hace un análisis de los choques externos que afectan la economía nacional y las implicaciones que estos tuvieron durante el 2015, al tiempo que presenta sus proyecciones de lo que será el 2016 en materia económica.
El congresista de corte uribista y de estirpe antioqueña manifestó que los hechos muestran que el año pasado fue complicado porque se presentaron fenómenos como una alta inflación, la devaluación, un menor consumo, menores ingresos, menor inversión, aumento de la deuda, entre otros.
Y de acuerdo con su análisis y las cifras, vaticina que el 2016 no será más alentador, puesto que los choques externos no cesan y la configuración de estos con las acciones de política interna no logran ponerse en equilibrio.
Para Duque Márquez el informe permite concluir:
La persistente caída en el precio del petróleo aunada con una desaceleración de la economía china, la volatilidad en los mercados bursátiles, el fortalecimiento del dólar y las decisiones de política monetaria que materialice la FED, configuran un escenario global adverso que intensifica los males que ya viene padeciendo la economía nacional.
Durante el 2015 la economía colombiana presentó una notoria desaceleración económica, comportamiento que se agudizará este año debido a las mayores presiones fiscales y comerciales que debe enfrentar el Gobierno ante nuevos niveles de cotización del petróleo.
Las ventas externas de Colombia seguirán en terreno negativo ante la dependencia minero-energética. De igual forma, las exportaciones de bienes industrializados siguen sin levantar cabeza ante la falta de una política eficaz de diversificación de exportaciones y desarrollo productivo. Hasta no corregirse los problemas estructurales que presenta la industria, será muy difícil que la sola devaluación genere incentivos suficientes para que estas exportaciones aumenten de manera significativa.
Las importaciones también cayeron en el 2015, un indicador que no es del todo bueno porque las mayores reducciones se registran en bienes de capital e insumos, necesarios para el crecimiento industrial.
El mayor desequilibrio entre exportaciones e importaciones tuvo como resultado una ampliación del déficit comercial y de Cuenta Corriente. La convergencia de este último hacia niveles por debajo del 6% dependerá del menor crecimiento de la demanda agregada, de un mayor endeudamiento público o que sea financiado por el sector privado, pero esta última alternativa resulta compleja de materializar bajo las condiciones actuales.
La inflación rompió con creces su límite máximo, comportamiento que obedeció al incremento del precio de los alimentos y la devaluación. En el primer semestre de este año se seguirán experimentando niveles altos de precios ante la incidencia del fenómeno de El Niño, que ejerce presiones sobre el precio de la energía y seguirá impulsando el precio de los alimentos. Esta situación afecta a los hogares de menores ingresos, que no ven compensada su menor capacidad de compra con un aumento de sus ingresos.
La inversión extranjera directa y de portafolio seguirá afectada por el petróleo. A esto se suma la desvaloración de la Bolsa, el aumento de la deuda y el consiguiente aumento del riesgo país.
En el frente fiscal el panorama es preocupante pues el Gobierno no muestra señales contundentes de un ajuste sustancial del gasto público, sin embargo, pretende aumentar sus ingresos a través de mayores impuestos que en circunstancias como las actuales puede desencadenar una mayor contracción del consumo y la inversión.