Columnistas


La lavada del cerebro
Autor: Tomás Castrillón Oberndorfer
23 de Diciembre de 2015


Durante el tiempo en que se ha desempeñado el Gobierno Nacional actual se ha visto una pantagruélica campaña, para tratar de lavarle el cerebro al Pueblo Colombiano, en todo lo que se relaciona con la “búsqueda de la tan anhelada paz”.

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Durante el tiempo en que se ha desempeñado el Gobierno Nacional actual se ha visto una pantagruélica campaña, para tratar de lavarle el cerebro al Pueblo Colombiano, en todo lo que se relaciona con la “búsqueda de la tan anhelada paz”. Se trata de condicionar a la Comunidad en general, para que, cual “reses que van al matadero”, respalden el engendro de la Habana. 


En el fondo se trata de una antigua campaña del comunismo internacional para apoderarse de la “joya de la corona”, desde el punto de vista geopolítico, de la América del Sur. Habría  que remontarse, por lo menos, al 9 de abril de 1948.


Utilizando la bien conocida estrategia de Mao, de buscar moverse entre la comunidad como “peces en el agua”, lo primero que buscaron fue infiltrar al “mamertismo” en todos los estamentos de la comunidad.


También han desarrollado un gran despliegue de propaganda mediática  apoyada por pseudo comunistas de cafetería, y facilistas de palabra (Rábulas, Juanito, vgr.  Los Cristos, los Roy Barreras y los Benedettis), para demostrar que la Farc son unos “Robin Hood” modernos, “rebeldes luchadores contra la injusticia”, mientras que los movimientos que surgieron para luchar contra sus desafueros, fueron tildados como paramilitares. Esto no fue casual. Al tildar a los movimientos de autodefensa como paramilitares, lo que buscaban era el desprestigio de los militares. Y claro que puede preguntarse ¿si las tácticas de la Farc no son paramilitares? En gracia de discusión puede aceptarse esto, porque en realidad lo que  han demostrado hasta la saciedad es ser terroristas. Y, por principio, con estos movimientos ¡no se dialoga!


En el campo internacional, vale la pena meditar en el tratamiento sugerido por Putin.


Y la infiltración ha dado sus frutos: La Justicia a nivel de todos sus estamentos, se ha utilizado para perseguir a los opositores. Surgen los esquemas nefastos, como los testigos falsos, para propiciar tales persecuciones. Cualquier vínculo con el movimiento de autodefensa, merece juicios sumarios y cárcel, mientras que muchos portaestandartes del castro-chavismo, vgr. Piedad Córdoba y Cepeda, se pasean orondamente por toda la geografía nacional.


Como culminación de esa estrategia, tan bien planeada y desarrollada a través de tantos años, se llega a los diálogos de La Habana, en donde lo primero que se hizo fue entregar la majestad de la Nación, igualándola con la de un grupo de terroristas. No son casuales la elección del sitio y la escogencia de los garantes, ya que constituyen una muestra muy seleccionada del castro-chavismo o mejor comunismo, con la complicidad de los politiqueros “mamertos” que ya se habían infiltrado con anterioridad en el alto Gobierno.


Todo este proceso ha sido adobado con una serie de falsedades. Cuando les conviene se habla de guerra o, en su lugar, de conflicto y su derivado el posconflicto. Una nación legítimamente constituida tiene que estar en conflicto contra la delincuencia que busca destruir la institucionalidad y las leyes. O sea que la utilización de ese vocablo no viene al caso.


También se dice que no es posible destruir esos movimientos subversivos, cuando se ha demostrado que si es posible cuando se les combate con firmeza y continuidad. En Colombia son muy notables los casos de Gobiernos que les dieron aire cuando estaban prácticamente derrotados. Que la Historia juzgue a dichos Gobiernos.


Se ha llegado a extremos, por parte del actual Gobierno, para el que es lo mismo 13 que 50, lo  que no debe extrañar, porque también es lo mismo un déficit fiscal de 10 o 15 o 50 o 100 billones y que no es capaz de llevar las cuentas del “Debe, Haber y Saldo”, y que, a la manera de La Lechera,  con un falso maquillaje de democracia y de bienestar, quiere llevar a la comunidad al matadero,  forzando un plebiscito, dizque para “inaugurar la democracia representativa”, violando, “por esta vez”, la institucionalidad y la leyes, a la manera de un expresidente alfabético de la Corte Suprema de Justicia. Y surgen ya encopetados dirigentes que afirman votar el “SI” sin saber qué y cómo les van a preguntar. ¡Despierta Colombia! 




Comentarios
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Jesus
2015/12/23 06:19:08 am
Que maravilla de comentario, con un pequeño número de escritores de la capacidad y valentía del columnista Colombia estaría libre del engaño de estos comunistas que nos llevan al infierno de una dictadura estilo CASTRO-chavista.JESCA