![]() |
Foto: Archivo El Mundo
En el área rural, 30,1% de la población permanece por debajo de la línea de pobreza. |
Una serie de factores, entre los que se encuentran el aumento de la inversión en agroindustria y minería en detrimento de la existencia campesina, una limitada aplicación de las leyes laborales, así como un alcance marginal de los programas estatales explicarían el aumento de la brecha de la pobreza entre las zonas urbana y rural en los últimos años.
Así lo señala el profesor Carlos Salgado, director de Planeta Paz y profesor de maestría de Desarrollo Rural de la Universidad Tecnológica y Pedagógica de Colombia, al ser consultado sobre la situación social de las zonas rurales del país, que los datos del Censo Agropecuario y las cifras de la Encuesta Longitudinal Colombiana (Elca) de la Universidad de los Andes demuestran.
Según cifras del Dane, la pobreza monetaria ha tenido una tendencia decreciente desde 2002. En el año 2010, 33% de las personas de zonas urbanas y 49,7% en las áreas rurales estaban por debajo de la línea de pobreza, y para el periodo julio 2012 a junio 2013 estas cifras alcanzan 28% y 46% respectivamente.
Las cifras de la Elca muestran que en promedio el 42,1% de la población en el área urbana se encontraba en 2010 por debajo de la línea de pobreza y esta condición cae a 28,2% en la medición más reciente (lo que implica una caída del 33%).
Respecto al área rural, 52,8% de la población se encontraba por debajo de la línea de pobreza y esta fracción cae a 39,7% (lo que implica una reducción de 24,8%). Aun cuando las disminuciones en pobreza y las magnitudes encontradas son mucho mayores que los datos reportados por el Dane, hay diferencias metodológicas que en el caso de la Elca permiten ver observaciones en transición de la pobreza.
Señala la investigación que en el área urbana 23,4% de hogares permanece por debajo de la línea de pobreza en 2013 con respecto a 2010, 18,7% sale de esa condición, 8,5% entra, mientras que 49,4% no era pobre en 2010 ni en 2013.
Mientras tanto, en el área rural 30,1% permanece por debajo de la línea en 2013 respecto a 2010, 22,6% sale, 9,53% entra y 37,6% nunca ha sido pobre.
En opinión del profesor Salgado, la menor disminución de la pobreza en las zonas rurales puede explicarse por: “La disputa muy fuerte por la tierra por parte de empresarios que están invirtiendo en el campo que van desde el sector financiero hasta empresas trasnacionales, y que no se acogen necesariamente, porque no estamos en capacidad de demostrarlo a legislación laboral alguna”.
Por ejemplo, comenta el académico, la Ley de Zonas Industriales de Desarrollo Industrial (Zidre), a la espera de su discusión en plenaria por parte del Senado, “lo que hace es legalizar el despojo de tierras, particularmente de baldíos, y buscar nuevos”, y complementa: “Y no hay una acción estatal contundente que permita compensar la situación que está viviendo la gente en el campo”.
La otra razón, apunta el académico, es que buena parte de las disputas por la tierra también se están dando con empresas mineras, en la que la legislación laboral, en su opinión, es prácticamente inexistente exceptuando algunos casos.
“La otra razón es que los programas estatales no atienden a más del 3% de la población campesina”, concluye Salgado.
La brecha urbano-rural no es un fenómeno reciente, puntualiza el estudio de la Universidad de Los Andes. Precisa que la mayor pobreza rural ha sido una constante del país. La presencia más que proporcional de población pobre en las áreas rurales y la lenta reducción de la pobreza en ella puede ser consecuencia de diversos factores. En primer lugar, la presencia del Estado en esos espacios es débil y en algunas regiones inexistente, lo que limita la provisión de servicios sociales y bienes públicos que son fundamentales para la generación de ingresos y para asegurar mayores ingresos futuros.
En segundo lugar, el conflicto armado sucede mayoritariamente en las regiones rurales del país. Esta población ha sufrido por ende en mayor proporción los rigores del conflicto. En tercer lugar, el acceso a la tierra y la concentración de la propiedad rural en Colombia limitan las oportunidades de la población rural. Por último, los productores rurales están sometidos por lo general a un mayor riesgo.