![]() |
Foto: EFE
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, escuchó los reclamos de las personas deportadas que lo esperaban en el coliseo municipal. |
Redacción EL MUNDO
En la ciudad de Cúcuta, centenares de colombianos que fueron deportados o decidieron regresar de Venezuela, recibieron al secretario general de la OEA, le manifestaron el drama que viven y pidieron justicia.
Vestidos muchos de ellos con camisetas amarillas de la selección colombiana de fútbol y con globos de colores en los que habían escrito palabras como “justicia”, “vivienda digna”, “salud”, “educación” o “respeto”, los colombianos reclamaron sus derechos en la visita que Almagro hizo al albergue instalado en el coliseo municipal de Cúcuta.
Almagro llegó al albergue en compañía de la canciller colombiana María Ángela Holguín; del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y del embajador del país en la OEA, Andrés González Díaz, para ver sobre el terreno la situación de los deportados por el Gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro.
Sentados delante de las filas de tiendas de campaña instaladas por el Gobierno colombiano en el coliseo, los deportados le contaron al secretario general de la OEA su drama, especialmente lo difícil que ha sido estar separados de familiares que tuvieron que quedarse en Venezuela por tener esa nacionalidad o para cuidar sus enseres.
Una buena calificación
El exembajador venezolano en la ONU, Diego Arria, consideró que la visita del secretario general de la OEA a la frontera de Colombia con su país, marca un “precedente” y demuestra que ejerce su cargo al margen de esa “secuestrada” organización. “El secretario general ha dado una demostración de que ejerce su cargo plenamente y se hace presente en una situación como esta”, declaró Arria en el puente internacional Simón Bolívar, que comunica a Cúcuta con San Antonio, en el estado venezolano de Táchira, y permanece cerrado desde hace más de dos semanas.
Arria está en la oposición al presidente de su país, Nicolás Maduro. El diplomático y exministro consideró que el comportamiento de Almagro, de nacionalidad uruguaya, es “opuesto a su organización, que de una manera vergonzosa sigue siendo secuestrada por un grupo de países que reciben ayuda económica, política de Venezuela”.