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Una inflación superior al 100% y una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de 7% es la última proyección para Venezuela, elaborada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), con lo que el país vecino podría superar el incremento de precios más alto en toda su historia, que fue de 103% en 1996.
La proyección la dio Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, según boletín oficial de la institución, quien explicó que estas cifras se deben al impacto de la caída de los precios de las materias primas en Venezuela y “se han visto magnificadas tras varios años de políticas macroeconómicas insostenibles y de fuerte intervención macroeconómica”.
Desde Venezuela el analista financiero Henkel García, director de la firma Econométrica, indica que la inflación anualizada, es decir junio 2014-junio 2015, ya ronda 120-130% según los cálculos de varios economistas en el país, “y con tendencia a cerrar muy cerca de 200%”.
Explica García que hay tres variables de la economía venezolana que se ven afectadas por la elevada inflación. Estas son: la pérdida del poder de compra del salario, la escasez de bienes básicos, lo que obliga a hacer filas para adquirirlos a precios controlados o a pagarlos en el mercado informal a precios más altos, y una actividad económica en retroceso que ya empieza a afectar el empleo formal.
La economía colombiana por otro lado, está muy afectada por todo lo que está pasando en Venezuela, señaló el profesor de Economía de Eafit, Luis Guillermo Vélez: “Estábamos exportando una gran cantidad de bienes y servicios y esa actividad está acabada”.
¿Y qué está haciendo el Gobierno venezolano para solucionar esto? “Por ahora los esfuerzos se han concentrado en ejecutar con mayor rigurosidad controles de precio e inventarios tomando medidas sobre posibles fugas de producto vía buhonerismo (vendedores informales) y bachaqueo (contrabando a pequeña escala)” responde Henkel García.
“Pero no se ataca el problema de fondo que es una oferta global de bienes que cae abruptamente por unas importaciones en descenso, producto de la caída de los precios del petróleo y cuya eficiencia es afectada por la corrupción típica de los controles de cambio”, como el que existe en Venezuela.
También desde Venezuela, agrega la economista Anabella Abadi, de la Unidad de Análisis e Investigación de ODH Grupo Consultor: “Lamentablemente, no hay perspectivas de solución a corto o mediano plazo de esta situación, pues el Gobierno central no parece estar tomando o incluso considerando los ajustes del modelo que resultarían necesarios”.
Las previsiones de crecimiento de Colombia se redujeron al 3%, Perú al 3,2% y Chile 2,5%, que constituyeron otras de las novedades dadas por el FMI en su actualización de las Perspectivas Económicas para la región.
Estas reducciones se deben a un contexto de pronunciada desaceleración intensificada por la baja inversión y deterioro de la confianza en América Latina, según explicó Alejandro Werner.
El dato de Colombia supone medio punto menos de lo pronosticado en abril, la de Perú seis décimas menos y la de Chile, dos décimas, de acuerdo con los nuevos cálculos del Fondo.
“El principal riesgo es una ralentización mayor de China, además de los posibles efectos del inicio de la normalización monetaria de EE.UU. y el contexto interno de baja confianza, algo que puede seguir pesando sobre la recuperación del consumo y la inversión”, indicó Werner.