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Foto: Giuseppe Restrepo
Esta iniciativa surgió en 2008 como una oportunidad de negocio para diversas comunidades y unidades productivas. |
Hace ocho años, cuando Jorge Valencia perdió sus piernas al pisar una mina antipersonal en Sonsón, tuvo que dejar el trabajo en el campo para dedicarse a las artesanías en mármol, las cuales son hoy su única fuente de ingresos.
Por eso la muestra microempresial es una oportunidad de negocio para dar a conocer sus productos en Medellín. “En promedio me vendo $100.000 en un día cuando vengo a estos eventos, pero lo más importante es que traigo mis productos de la zona rural a la urbana, tengo contactos y me encargan mercancía para los próximos días”, aseguró.
Así mismo, Alba Lucía Ruiz, fabricante y comercializadora de sandalias, considera que este escenario “es muy importante para ventas futuras, a mí me encargan el color y la talla de unas sandalias y las traigo en los días siguientes. Cuando me va mal, vendo $200.000”, dijo la emprendedora.
Justamente fueron catorce personas en proceso de reintegración, tres víctimas del conflicto armado, cinco representantes de comunidades indígenas, una persona pospenada y cuatro miembros de organizaciones comunitarias las que hicieron parte de la feria comercial que se adelantó en La Alpujarra y que se organiza dos veces al año.
Además de propiciar espacios para que estos emprendedores y sus familias tengan una fuente de ingresos y den a conocer sus unidades productivas, el proyecto pretende consolidar lazos de reconciliación entre las comunidades, precisó Adel Navarro, coordinador del programa Generación de Ingresos.
“Son personas que han creado unidades económicas y con el apoyo de estos programas van a tener mayores ingresos desde la legalidad, porque algunos vienen de procesos exitosos de desmovilización. En un mismo espacio, también reunimos a víctimas con victimarios, algo muy bonito”, dijo Navarro.
En la décima quinta versión de la muestra microempresarial, la última de este año, hubo emprendedores de los sectores confecciones, madera, marroquinería, manualidades, bisutería y alimentos.
Mercados Campesinos son otro de los programas que se adelantan en La Alpujarra, con más de 60 campesinos y artesanos provenientes de los corregimientos Altavista, Palmitas, San Antonio de Prado, San Cristóbal y Santa Elena. Las ventas en su mayoría son de productos agrícolas.
En ese sentido, José Vicente Cadavid, economista agrícola, explicó que estos programas contribuyen a “reducir la cadena entre el pequeño productor y los consumidores para ser más sostenible el campo” pues la mayoría de los campesinos venden sus productos a mayoristas e intermediarios a precios bajos, inclusive a pérdidas.