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La noche social del lunes, primera noche que festejaba llegar a la pasarela de Ackerman fue en total claro-oscuro. Dualidad de lo hermoso y de lo feo, de aquello que es acertado y lo que nada que ver. Noche de mujeres bellas y hombres... pocos unos y muchos más que acicalados. Perfume, abanico, carteras y carteritas. De largo o de corto, como capullos o pegado al cuerpo...fue un desfile magistral. Un fashion-police hubiera dejado al desnudo a más de una y uno, con sabor agri-dulce. La viuda, la burbujeante...fue la copa de la noche.
En la intimidad y también en un ambiente en donde solo las velas encendidas daban para compartir, se sirvió una cena en honor a Ackerman que la disfrutó toda la noche al lado de doña Clemencia de Santos, esposa del presidente de la República.