Las muchas obras públicas que se ejecutan a la vez generan incomodidad en el Centro en época de fin de año, pero son necesarias para el rescate de un barrio que es de todos.
Desde la carrera Berrío (40), a la entrada del Teatro Pablo Tobón Uribe, hasta la Avenida del Ferrocarril, en inmediaciones de la Plaza Minorista, y desde la calle 41 (Los Huesos) hasta la calle 58 (Echeverri), se encuentran obras públicas en ejecución. Unas más grandes, otras más pequeñas, algunas tal vez desapercibidas, pero todas con espacios cerrados, algunas con maquinaria pesada y movimiento de tierra y muchas de ellas con algunas restricciones para el flujo vehicular y/o peatonal.
¿Incomodan? Claro que incomodan, porque el Centro de Medellín es el Barrio de Todos y el más visitado, el centro comercial más grande de la ciudad, por donde transitan diariamente más de un millón doscientas mil personas, donde está la más amplia oferta cultural y donde también el flujo vehicular es excesivo.
Eso ha hecho que muchas personas prefieran evitar ir a esa Comuna 10 o de la Candelaria, o simplemente la cruzan porque su ruta o su actividad se los exige, pero sin detenerse en ningún lugar, sin observar siquiera otras posibilidades. Situación que hoy expone las dos caras de la moneda, de un lado la queja de los comerciantes, que dicen estar seriamente afectados, especialmente en esta gran temporada de fin de año, y del otro lado los argumentos que esgrime la Administración Municipal para la recuperación del sector más tradicional y dinámico de la ciudad, que a lo largo de los años se ha visto afectado por una sumatoria de circunstancias que innegablemente hoy demandan no sólo una rápida intervención para la superación y la transformación de esas problemáticas y patologías sociales, sino también que posibilite el rescate de la memoria, las tradiciones, los patrimonios culturales y arquitectónicos y sobre todo las historias, porque cada calle, cada rincón del Centro, tiene algo importante para mostrar o contar.
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En la Avenida La Playa, desde el Teatro Pablo Tobón Uribe hasta la Avenida Bolívar, se construye El Paseo Urbano La Playa, que enlaza o atraviesa un eje vial al que se suman otras avenidas como Córdova, Girardot, El Palo, La Oriental (Jorge Eliécer Gaitán), Sucre, La Bastilla y Palacé.
Sobre la Avenida Oriental, en algunos cruces con calles como Los Huesos, Argentina y Sucre, se realizan obras del Corredor Verde; y en la Avenida Bolívar, entre el Parque Berrío y La Playa, ya se iniciaron los trabajos del segundo tramo del Paseo Bolívar, que en su primera etapa cambió por completo el aspecto y el movimiento de esa importante zona del entorno del viaducto del Metro entre San Juan y el Parque Berrío.
Son las tres grandes obras que seguramente le darán otro semblante al Barrio de Todos, y que fueron pensadas, al igual que las otras más pequeñas, con la idea de tener una aproximación al urbanismo desde una visión humana, natural y sostenible.
Lo que viene será mejor
“El comercio en el Centro no sólo ha estado muy afectado este año, sino desde hace dos o tres años. Primero por las obras Centro Parrilla, que afectaron muchísimo la movilidad en el Centro, y posteriormente todas las obras de infraestructura que la Administración viene desarrollando con el fin de abrir más espacios para los peatones. Entonces digamos que eso de alguna manera, más la coyuntura económica que tuvo todo el país a principios de este año, ha afectado de manera considerable el comercio del Centro de la ciudad”, explicó Jorge Mario Puerta, director ejecutivo Corpocentro.
La entidad no maneja cifras, pero Puerta advierte que “la situación ha golpeado de tal forma al Centro de la ciudad que este año como ningún otro hay mayor desocupación en locales comerciales. Antes los administradores contaban que no tenían un local desocupado más de un mes, ahora dicen algunos que tienen cinco o seis locales desocupado hace meses, o que están llegando al 10 % o 12 % de desocupación, lo que nunca antes se presentaba”.
Pero en medio de esas dificultades, los comerciantes entienden que las obras hay que realizarlas y que si hoy es difícil, lo que viene será mejor.
“Lo que sí esperamos es que ya terminando estas obras de infraestructura la situación empiece a cambiar y se haga más atractivo ir al Centro, que la gente vuelva a hacer sus compras y que los empresarios vuelvan a mirar el Centro como una gran oportunidad comercial”, precisa el director ejecutivo.
Y, según sus cálculos, “eso tiene que reventar en 2019. Ya se está entregando Galería Bolívar, parte de la Playa, algunos parques están listos, ya se está trabajando en el Corredor de la Avenida Oriental, entonces yo creo que todo eso va contribuyendo a que la situación cambie. El próximo año entra en operación la Troncal de Metroplús por la Avenida Oriental, entrarán los buses eléctricos, y todo eso va a ayudar en gran medida para que el Centro recupere su dinámica”.
Plan Integral del Centro
Para la Administración Municipal el Centro es un territorio de acción prioritaria, por lo que se diseñó un Plan Integral que requiere la intervención concertada entre lo público y lo privado para la recuperación de un sector que es de todos, para el disfrute y el aprendizaje de todos.
Y ese Plan Integral, según está concebido, se basa en unos principios que sustentan su verdadera importancia, que son: calidad de vida, espacio público, educación, movilidad, cultura, recreación y deporte.
Se trata entonces de que el Centro vuelva a ser el lugar para el encuentro ciudadano, el trabajo, la vivienda, el recorrido por sus calles, parques y plazas, donde el peatón tenga espacios para caminar con seguridad y el ecosistema recupere su equilibrio, que sea un territorio incluyente, y que ofrezca a sus visitante una buena calidad de aire, no el que tiene hoy, y donde el verde vuelva a ser un componente de vida.
A ello se suma la importancia de la recuperación de espacio público, donde las calles, parques, plazas y paseos urbanos deben ser lugares de seguridad y convivencia, donde lo legal se sobreponga a lo ilegal.
En cuanto a la educación, plantea el Plan Integral, el Centro congrega una de las poblaciones estudiantiles más populosas y activas, por el número de universidades que hoy posee, siendo así una de sus principales riquezas, pues cita allí a la fuerza que se educa, a la comunidad docente y administrativa que hace de la historia de La Candelaria una oportunidad de cambio y cultura ciudadana.
Lo mismo que en movilidad, uno de los más neurálgicos aspectos. El Plan busca organizar los sistemas de movilidad desde criterios de seguridad, eficiencia y articulación del espacio colectivo, estableciendo nuevos órdenes y rutas para peatones, sistemas de transporte alternativos como la bicicleta, y vehículos públicos y particulares.
Una tarea de largo aliento, porque es mucho lo que hay que hacer en todos los órdenes, y en la que todos como ciudad debemos participar y aportar. De eso se trata, para que la incomodidad de las obras no frene el cambio, para que los atractivos del Centro convoquen cada vez a más personas, para que ese territorio de todos vuelva a ser encantador y seductor para propios y extraños, como antaño.
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