La difamación que rechaza airadamente Uribe, con desparpajo la aplica constantemente a sus contradictores con un doble rasero o moral
¿Quiénes son los perseguidos política y religiosamente en Colombia? Indudablemente la derecha o ultraderecha, cuyo máximo representante es el expresidente Uribe, además de sus candidatos y los militantes del Centro Democrático, principalmente los llamados “furibistas”. Lo de “perseguidos políticos” ha sido utilizado muy frecuentemente por Uribe y sus seguidores porque algunos de sus destacados militantes han sido judicialmente investigados, procesados, llamados a juicio y condenados.
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Un solo ejemplo, es la feroz persecución del expresidente contra el destacado jurista y exmagistrado Iván Velásquez, honrosamente designado como egresado sobresaliente de la Universidad de Antioquia, por haber adelantado la investigación de los vínculos de Uribe con los paramilitares. Aún ahora que Velásquez ya está fuera del país por esa persecución, el hoy senador continúa su campaña de ataques, descalificación y difamación de este exmagistrado. La difamación que rechaza airadamente Uribe, con desparpajo la aplica constantemente a sus contradictores, moviéndose cómodamente en ese doble rasero y moral.
La derecha y más la ultraderecha siempre prefieren andar retrocediendo las manecillas del reloj de la historia. Richard Hofstadter, historiador e intelectual estadounidense, que recibió un Premio Pulitzer por “Antiintelectualismo en la vida estadounidense” -algo que tiene mucha cabida aquí y ahora cuando esta derecha desdice de una buena cantidad de intelectuales nuestros que los cuestionan y confrontan-, en 1964, publicó “El estilo paranoico en la política estadounidense”, un renombrado artículo que analiza la política de esa época en su país, incluida la influencia del nefasto senador McCarthy, que aun sigue haciendo sombra entre nosotros. Este artículo retrata bien lo que vivimos en la política y la actual campaña. Veamos.
En el transcurso del proceso de paz y ya en el acuerdo, prácticamente todo el Centro Democrático con su líder, se han dedicado a afirmar que hay una alianza -lo opuesto a la negociación- entre las Farc, Santos y los negociadores. Inclusive algunos “furibistas” han sostenido, en su paranoia, que Santos es el mismo guerrillero “Santiago” que ahora ejerce la presidencia. Todo un estilo paranoico que bien recuerda al terrible senador norteamericano Joseph McCarthy, que en 1951 escribió: “¿Cómo podríamos explicar la situación actual sin suponer que algunos altos funcionarios están conspirando para conducirnos al desastre? Todo esto es el producto de una conspiración, de una infamia tan oscura que, una vez sea finalmente expuesta, sus protagonistas merecerán la condena de todos los hombres honestos.” ¡Hum! ¿macartismo aquí?
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Venezuela y el “castrochavismo”
Desde el proceso de paz y el acuerdo, más en la campaña parlamentaria y ahora en la presidencial, la derecha y ultraderecha han venido insistiendo en que, de triunfar sus contrarios, nos llevaran hacia lo que es Venezuela hoy, el “castrochavismo” y socialismo del siglo XXI. Ha sido una de las tantas formas de difundir el populista miedo entre la población, en un planteamiento bien apocalíptico como de la época de McCarthy. Dice Hofstadter que este político traficaba con la muerte de los órdenes políticos y los valores humanos. Vive constantemente en un momento decisivo, como los que viven los últimos días del Apocalipsis.
Persecución religiosa
Cuenta Hofstadter que en esos años en la política estadounidense primero se desató un enfrentamiento a la masonería y luego contra el catolicismo, muy especialmente contra los jesuitas acusándolos de liderar una conspiración católica contra los valores estadounidenses. Aquí y ahora, Uribe y sus áulicos, han cuestionado mucho la iglesia católica por su apoyo al proceso y acuerdo de paz. Y a destacados y valorados jesuitas los han acusado de comunistas, marxistas, terroristas –calificativo preferido por Uribe para señalar muchos de sus contradictores- y hasta de guerrilleros. El columnista Eduardo Mackensie, en su último escrito, critica duramente al cardenal Rubén Salazar que hace poco habló de su apoyo al acuerdo de paz, y dijo que hay que quitar la cizaña del trigo. Al que le caiga el guante…
Este populismo de paranoia y miedo va adelante en las encuestas, ¿qué nos espera?