El propósito compartido de gobernador y alcalde de trabajar juntos en proyectos de importancia para la región y la ciudad es loable, nos devuelve la fe en el futuro.
Comenzando la década, el año y el mes, estrenamos administraciones en lo local y en lo regional. Con discursos esperanzadores e indicadores de un gran conocimiento de lo que pasa en el departamento y la ciudad, los nuevos gobernador y alcalde nos han remitido a una verdad no tan buena como nos la venían pintando. Hay muchas cosas por hacer y organizar para lograr el gran propósito de la equidad como gran realidad necesaria para llegar a la verdadera paz, pues sin trabajo, sin seguridad, sin alimentos, sin educación, sin espacios para el disfrute de la gente, no se puede hablar de buenas administraciones.
Los grandes propósitos del gobernador saliente que se frustraron por alguna razón serán algunas buenas oportunidades para la administración entrante de darle continuidad a las viejas aspiraciones de los antioqueños, como el ferrocarril y el desarrollo integral de la región de Urabá a la que le debemos una buena conexión con el centro del departamento y el resto del continente, y un buen puerto que le sirva para enviar al mundo sus productos y sus paisajes. Afortunadamente Aníbal Gaviria tiene experiencia, raza, ganas e imaginación para llevarnos por el buen camino de la equidad y bienestar.
Pero ¿qué va a pasar con el Medellín que nos deja la administración pasada? El espacio público que costó un dineral inimaginable solo ha servido para expandir los negocios de los informales e ilegales, mientras que los peatones no tenemos por donde transitar en el centro. El parque automotor crece y las calles se reducen para darle espacio a las bicicletas que son el nuevo problema de movilidad pues no tienen control, ni sistema de identificación, ni sus conductores formación alguna. La inseguridad física de las personas es un desastre: atracan, extorsionan, roban en las casas, en fin, estamos muertos de miedo.
El propósito compartido de gobernador y alcalde de trabajar juntos en proyectos de importancia para la región y la ciudad es loable, nos devuelve la fe en el futuro. Ojalá los mandos medios no se hagan trampas como ya ha ocurrido. Para ambos es bueno desarrollar nuevas líneas del Metro, un proyecto que se fue apagando en las manos de seres que solo piensan en gabelas y personalismos, pero que tiene mucho futuro precisamente en las fallas y necesidades del sistema de transporte masivo de la ciudad. No se entiende porque en los veinticinco años que lleva el Metro, solo se habla de buses y cables.
En sus muy largos discursos de posesión los nuevos mandatarios han hecho un certero recorrido por nuestros problemas y sus posibles soluciones, lo que nos hace pensar esperanzados, que el trabajo comienza ya, que los diagnósticos están hechos, que no hay razones ni excusas para postergaciones. Hay que darles el crédito a la Asamblea Departamental y al Concejo de la ciudad por la actitud con la que han recibido el cambio. Allí también se nota el deseo de acertar, tal vez porque los resultados electorales demostraron que el pueblo no está conforme, tal vez por la ausencia de los personajes tóxicos de antes.