Al terminar este mes de abril, España habrá celebrado tres elecciones generales para elegir Presidente de Gobierno en los últimos tres años y medio. En este periodo de tiempo, los problemas de los españoles han sido relegados por el debate entre políticos que se disputan el poder, mientras en Cataluña los independentistas han capitalizado cualquier oportunidad para incrementar su respaldo a la causa separatista, y los ultraderechistas de VOX, que hace apenas un lustro eran insignificantes en la política española, han ganado terreno y un impulso que los tiene a punto de tener una treintena de escaños en el hemiciclo legislativo por primera vez en su historia, enarbolando la bandeja ‘rojigualda’ como símbolo nacionalista y hasta con alguna nostalgia del franquismo.

Lea también: La incertidumbre española

El primero de los escenarios electorales ocurrió en diciembre de 2015, con la convocatoria a elecciones generales que dejó un resultado tan cerrado que hizo imposible que el Congreso de los Diputados lograra culminar un debate de investidura con un presidente en firme. Por más de 300 días Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP), lideró un gobierno en funciones.

En un hecho insólito, los españoles fueron llamados nuevamente a las urnas en junio de 2016 y luego de un “tira y afloje” que parecía interminable, finalmente, Mariano Rajoy fue nombrado nuevamente presidente de Gobierno en propiedad. Sin embargo, los escándalos de corrupción del Partido Popular permitieron que un político –que parecía completamente derrotado luego de llevar al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a los peores resultados de su historia, a saber, Pedro Sánchez–, lograra, en una jugada política impecable, la primera moción de censura a un Presidente de Gobierno en la historia reciente de España y, con ello, su nombramiento en el primer cargo del Ejecutivo español.

A pesar del golpe asestado al Partido Popular, el gobierno de Sánchez solo logró iniciar una serie de reformas sociales e intentar un giro en las relaciones entre el Ejecutivo español y las autoridades catalanas, con muchos obstáculos en el camino. Tras la imposibilidad de aprobar en el Congreso de los Diputados un Presupuesto General del Estado, el Partido Socialista se vio obligado a convocar elecciones generales, nuevamente, las cuales se celebrarán este próximo 28 de abril.

El panorama es complejo y la estabilidad política no está asegurada para este país que ha sido uno de los más cercanos colaboradores de Colombia en la Unión Europea. Aunque las tendencias determinan que el PSOE ganaría las elecciones, obteniendo más de 130 escaños de los 350 del Congreso de los Diputados, requeriría llegar a los 176 para lograr la mayoría absoluta que le permita formar gobierno. Esto lo podría alcanzar con una eventual alianza poselectoral con el partido izquierdista Unidos Podemos, liderado por Pablo Iglesias, o en un caso particular con el partido de centroderecha Ciudadanos, cuyo líder es Albert Rivera. En ambas situaciones, es posible que Sánchez requiera de otras fuerzas minoritarias o, incluso, de los partidos independentistas, para lograr quedarse en el poder. Eso sí, aliarse con estos últimos afectaría seriamente su legitimidad como gobernante.

En contraste, una opción de un gobierno de derechas también podría aparecer en el panorama, aunque con menos opciones. El Partido Popular, liderado ahora por Pablo Casado, sería la segunda fuerza política en el hemiciclo con alrededor de 70 escaños. Para llegar al poder necesitaría completar una mayoría absoluta que involucraría al partido Ciudadanos y al ultraderechista VOX, que llegaría por primera vez a la Cámara Baja española con cerca de 30 diputados. Incluso, algunas fuerzas minoritarias también serían indispensables para lograr esta alianza.

Los españoles, sin embargo, temen mucho más a esta alianza de derechas que a una de los sectores de izquierda, de acuerdo con un sondeo del Gesop contratado por El periódico de Cataluña. Las posturas que atacan los derechos de la mujer y la retórica en contra de la inmigración, ambas banderas de VOX, no tienen buen recibo por parte de un sector importante de la sociedad española que siempre ha tenido tendencia proeuropea, abierta y receptiva a la migración; y que se preocupa, además, por erradicar el machismo que aún prevalece en su cultura.

Le puede interesar: ¿Medios públicos o gobiernistas?

España vive un momento histórico en su reciente vida democrática y los españoles decidirán si confían en el PSOE que logró sacar a un cuestionado PP del poder o si, por el contrario, prefieren un eje de derechas conduciendo a España por la próxima legislatura. En cualquier caso, puede que lo menos conveniente para este país y sus ciudadanos es que prevalezca la inestabilidad de los últimos casi cuatro años, con gobiernos en funciones e imposibilidad de consolidar una fuerza de gobierno con mayorías que puedan impulsar las iniciativas que necesitan los españoles.