La hora del multilateralismo y la gobernanza global  

Autor: Jorge Alberto Velásquez Betancur
22 mayo de 2020 - 12:00 AM

La globalización pone de presente la cantidad de riesgos generales que amenazan la salud, la convivencia y la supervivencia de los ciudadanos, porque superan la capacidad de los Estados para enfrentarlos y resolverlos.

Medellín

El ciudadano global, una de las máximas apuestas de la globalización, fue el agente transmisor del coronavirus SARS CoV-2. El turista que viaja de China a París a cumplir su gran sueño, la empresaria que un día sale de Shangai y llega a Alemania donde contagia a sus interlocutores, los viajeros que se multiplican de China a Europa y de Europa a Norteamérica y América Latina, unos como turistas y otros como inmigrantes que vuelven de vacaciones a sus países de origen, llevan en su cuerpo una carga desconocida, altamente peligrosa. Esa dinámica viajera, común en las últimas décadas como resultado feliz de la globalización, sumió a la humanidad en su mayor crisis sanitaria y económica de la historia reciente. Quizás parezca una caricatura o un reduccionismo impropio, pero parece la aplicación de la repetida sentencia marxista, en el sentido de que el capitalismo contiene el germen de su propia destrucción. No llegaremos a tanto, pero esa es otra discusión.

El mismo sistema que propició su rápida reproducción no fue capaz de reaccionar para proteger a la población. Los miles de inmigrantes y turistas que se repartieron por el mundo con la semilla del COVID 19 y todas sus víctimas, no tuvieron una respuesta oportuna y eficaz de parte de sus gobernantes ni de los organismos internacionales creados para dar sombra al sistema imperante.

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Si alguna conclusión hay clara ahora es la inoperancia de los organismos internacionales durante esta crisis.  ¿Qué ha hecho la ONU?, ¿cuál es su acción más eficaz?, ¿cuál es el mensaje para los ciudadanos?; ¿cuál es el aporte del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional?, ¿cuántos fondos de redención económica o de reestructuración han puesto en marcha?; ¿qué ha hecho la UNESCO para defender a los artistas y creadores del mundo, hoy confinados, con salas y escenarios cerrados y sin posibilidades ciertas de recuperar sus espacios en el corto plazo?, ¿ha producido un manifiesto, una estrategia, un programa?; ¿se ha hecho sentir la  Organización Mundial del Comercio para garantizar la equilibrada distribución de elementos quirúrgicos entre todos los países?, ¿se ha pronunciado para favorecer la libre producción de medicamentos o a favor de la liberalización de las futuras vacunas?, ¿la Organización Mundial del Comercio defiende la libertad de los países para producir sus medicamentos genéricos? No. La libertad que promueve la OMC es la de los grandes conglomerados para traspasar las fronteras nacionales con sus productos, medicamentos incluidos.

Un capítulo aparte merece la Organización Mundial de la Salud, incapaz de advertir a tiempo sobre la gravedad de la enfermedad que empezaba a recorrer el mundo y de establecer su verdadero origen. ¿Se puede confiar, como lo hacíamos antes, en una entidad titubeante, zigzagueante, sorprendida por los propios acontecimientos? Sus actuaciones suscitan muchas preguntas: ¿Por qué las demoras y titubeos de la OMS en torno al avance del coronavirus que causó la actual crisis mundial del COVID 19?, ¿ha sido neutral y transparente?, ¿fue neutral la OMS con la declaratoria anterior de la pandemia de la Gripe A y con la vacuna del papiloma humano?, ¿cuál es la relación entre la OMS y las fundaciones patrocinadas por grandes organizaciones multinacionales?, ¿son independientes las decisiones de la OMS respecto a los patrocinadores de sus proyectos?

La globalización pone de presente la cantidad de riesgos generales que amenazan la salud, la convivencia y la supervivencia de los ciudadanos, porque superan la capacidad de los Estados para enfrentarlos y resolverlos:  el HIV/SIDA (1981), el SARS (2002-2003), la Gripe porcina (2009-2010), el Ébola (2014-2016), el MERS (2015), el COVID 19 (2019), en materia de salud (1); las crisis económicas de 2000 y 2008-2009 o la recesión producto de la actual parálisis mundial, la crisis de los migrantes de Oriente y África con destino a Europa, son algunos de los graves problemas que afectan a la humanidad y no pueden ser resueltos por un solo país.

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Es evidente que los Estados y el sistema de naciones necesita una reestructuración. Con este panorama, adquieren actualidad y validez las tesis expuestas en el libro “Gobernanza global y justicia social”, publicado en 2018 por la Universidad Eafit, acerca de la necesidad de avanzar en propuestas de gobernanza global como un camino acertado hacia la convivencia universal.

“La gobernanza cobra sentido en el ámbito de la globalización, y plantea la exigencia de reconfigurar el poder en la esfera de lo público. El multilateralismo es el camino adecuado para asegurar la convivencia en un mundo sometido a múltiples amenazas. La gobernanza es una fuente de esperanza para lograr convivencia y justicia social”. (2).

Referencias:

  1. World Economic Forum. Historia visual de las pandemias. Disponible en: https://es.weforum.org/agenda/2020/03/una-historia-visual-de-las-pandemias/
  2. Giraldo, Gina (2018). Gobernanza global, justicia social. Medellín. Eafit. Disponible en: http://www.eafit.edu.co/cultura-eafit/fondo-editorial/colecciones/Paginas/gobernanza-global-y-justicia-social.aspx

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