Inconvenientes en Colegios de Calidad siguen sin resolverse

Autor: Diana Sofía Villa Múnera
2 abril de 2017 - 02:00 PM

Continúan los problemas de infraestructura en los diez Colegios de Calidad de Medellín, la principal causa es la falta da calidad de los materiales que se utilizaron en la construcción.

Medellín

Humedades, filtraciones, cielos rasos caídos, baños malos y problemas con puertas y chapas, son anomalías recurrentes en los Colegios de Calidad de Medellín, construidos en 2007, los cuales, en apenas una década de funcionamiento, presentan un deterioro evidente.
La intención era loable. La administración de Sergio Fajardo planteó llevar colegios con altos diseños arquitectónicos a zonas marginadas y con poca presencia institucional. Pero estas estructuras no han dejado de causar problemas.
El clamor de los rectores, directivos y profesoreses uno sólo: los materiales con los que hicieron los colegios son de mala calidad.
En algunos colegios, como la Institución Educativa La Independencia en San Javier, la lista de daños es larga. Hay cielo rasos caídos, el baño de niñas está clausurado desde hace un año, hay otros baños cerrados porque causan filtraciones en los pisos inferiores, el sistema para vaciar queda botando agua y en dos de las aulas la mayoría de los ventanales están rotos. Además hay daños en tuberías, porque se rompen con frecuencia, hay chapas malas y una parte del piso de cemento está levantado.
Una situación similar se ven en la Institución Educativa Joaquín Vallejo Arbeláez, en el barrio La Ladera, donde según Rubén Darío Hernández Botero, coordinador encargado, constantemente se rompen las tuberías por la presión del agua o porque son bajantes expuestas en el exterior, que al contacto se resquebrajan. En este colegio del oriente de Medellín las directivas tuvieron que cerrar una ventana con ladrillos porque la constante ruptura de los vidrios no pudo ser costeada por el colegio. 
Además la institución, que tiene seis niveles y varias terrazas, se ha vuelto un lugar peligroso. De acuerdo con el Coordinador “tiene zonas de alto riesgo como las terrazas, porque los estudiantes pueden saltar fácilmente por encima de la baranda y se ha deteriorado una parte de las mallas. También son peligrosas las escalas porque las cintas antideslizantes están desgastadas y tenemos muchas escaleras y los jóvenes suben y bajan corriendo. La población de árboles que rodea al colegio también nos preocupa porque sueltan ramas  y no sabemos cuándo van a caer. Desafortunadamente hubo que talar muchos árboles. Además estamos muy expuestos a incendios forestales y en los días de verano se han presentado varios”.
En el colegio Antonio Derka del barrio Santo Domingo Savio, han tenido igualmente problemas de materiales y de seguridad.
En cuanto a los acabados, Rubén Darío Uribe Mejía, rector colegio, aseguró que “hubo problema desde el comienzo con las puertas, que tenían un material muy malo y hubo que cambiarlas todas. Las pusimos metálicas porque esos muchachos tienen mucha energía”.
En la segunda planta del colegio hay un desnivel de casi 10 centímetros en el suelo, “nos dijeron que era normal porque el colegio estaba construido en dos bloques y que está programado para que uno ceda y no arrastre al otro. Aunque ya el desnivel se ve muy marcado, ya está casi desbordando los cálculos que tenían ellos”, explicó el rector.
Uribe Mejía resaltó que “el colegio es muy bonito, se ganó la Bienal Iberoamericana de Arquitectura, pero el problema es que tiene materiales muy malos”.
Otro dolor de cabeza para el rector de este colegio ha sido la plaza o mirador abierto al público, que se encuentra en la cubierta del colegio, ya que tiene una zona verde que genera humedades y filtraciones. Adicionalmente, en las noches se ha convertido en lugar de reuniones de jóvenes. “Eso lo emplean para consumir vicio, para hacer fiestas, meten carros y motos y eso no está diseñado para recibir ese peso entonces han quebrado la baldosa”, afirmó Uribe Mejía.

¿Quién hace veeduría?

Según el último informe de la Contraloría de Medellín sobre el estado de los Colegios de Calidad, publicado en 2012, la situación no es muy diferente en las demás instituciones.
La entidad reseñó que en “los diez Colegios de Calidad presentan anomalías perceptibles a simple vista, que manifiestan la existencia de defectos en la construcción que podrían ser atribuibles a las fases de planeación, ejecución y uso”.
La Contraloría concluyó que hay “especificaciones no acordes con el uso y tipo de usuario (casos de ello se tiene puertas en tríplex, push en unidades sanitarias, cerraduras, drywall), escalas y rampas sin cubierta, entre otras”.
El órgano de control fiscal, en aquel momento, advirtió que “de no tomarse las medidas pertinentes, se tiene un inminente riesgo de afectación de un alto porcentaje de la inversión efectuada en la construcción y dotación de estas instituciones educativas, situación que podría conllevar a un detrimento patrimonial”.
Tras el informe, la Contraloría pidió a la Secretaría de Educación y a la Empresa de Desarrollo Urbano implementar acciones de mejoramiento de los productos en mal estado, además de la adopción de manuales de contratación e interventoría, mejora en los protocolos de entrega de convenios y  atención post entrega al aplicar los procedimientos para hacer efectivas las garantías. En este sentido, la entidad comunicó que actualmente no está desarrollando ninguna auditoría a los Colegios de Calidad, pero el seguimiento se encuentra contemplado dentro del Plan General de Auditorías de la presente vigencia y está programada para iniciarse en el mes de junio.
La Secretaría de Educación de Medellín, en cabeza del Secretario Luis Guillermo Patiño, no se manifestó sobre las deficiencias en los Colegios de Calidad ni atendió las preguntas que este medio le refirió ante las carencias en las instituciones educativas.
El citado informe de la Contraloría reveló las fallas constantes en los terminados de las estructuras, que al no ser atendidos con presupuesto de la Secretaría de Educación, consumen recursos de las instituciones que deberían estar destinados a mejorar la calidad de la educación.
Así lo sostuvieron personas de la comunidad educativa del colegio Las Independencias, quienes pidieron mantener su identidad reservada. Según su criterio “el colegio desde que se entregó tuvo errores en la construcción y diseño de la obra. Maquillaron el techo y no han reparado la terraza que es por donde se filtra el agua, por eso se sigue dañando el cielo raso. Aquí la mayor parte del presupuesto se va en reparaciones”.
Luis Fernando González, profesor de la Escuela de Hábitat de la Universidad Nacional, apuntó que “algunas de las arquitecturas de esos colegios no se adecúan a las funciones para las cuales deberían haber sido diseñados. A veces son inadecuados para los niños y los adolescentes. Por ejemplo, grandes vitrales peligran al lado de muchachos que pueden vandalizarlos”. 
Así mismo, el urbanista aclaró que “se pueden hacer muy buenas arquitecturas adaptándolas a la función de la educación en barrios populares. Eso no lo entendieron muchos arquitectos e hicieron estructuras pensando en que el edificio quedara bonito”.
No obstante, no en todos los colegios la situación tiene la misma gravedad. Carlos Enrique Rojas Sánchez, rector de la institución Educativa Débora Arango, ubicada en el corregimiento de Altavista, aseguró que en este colegio las afectaciones son pocas y que se deben al uso cotidiano y al maltrato que le dan algunos estudiantes a los espacios.
“Acá no hay afectaciones estructurales. Hace algunos años hubo un deslizamiento pero fue debidamente estabilizado y ya es un tema superado. Hay puertas deterioradas pero es por el maltrato de algunos estudiantes”, afirmó el Rojas Sánchez.
A pesar de las fallas, rectores y comunidad coinciden en el impacto del colegio en su entorno ha sido positivo y que ayuda al mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad.

Impacto en la comunidad

Dignora Avendaño, madre de familia, que vive en el barrio Santo Domingo Savio desde hace 17 años, aseguró que al colegio Antonio Derka “lo queremos mucho, pero no le han hecho buen mantenimiento, le hace falta mucha cosa al edificio, está muy dejadito. Desde que lo hicieron nos lo dañaron. Además, es complicado porque se juntan muchas cosas, en estos barrios se viven muchas realidades”.
Avendaño rescató que el colegio es excelente en calidad de profesores y que la terraza “es un espacio muy bueno para diversión, para tardear, para pasar un rato, pero hay muchas cosas que lo están perjudicando como el desorden, basura, perros sueltos, personas sin sentido de pertenencia que utilizan mal los espacios libres”.
Rubén Darío Uribe Mejía, rector del Antonio Derka, resaltó que “nadie le quita al colegio que ha impactado en la comunidad, es un colegio bonito, provoca estudiar aquí. La intención era cerrar las brechas entre las clases pudientes y este es un buen lugar para poner un colegio bonito. Con esa intención he trabajado yo. Entonces tenemos muchachos que ya van a la universidad, les hemos ‘echado el cuento’ de que mejoren su camino, que la educación es la herramienta para cambiar sus vidas”.
En el barrio Llanaditas, cercano al colegio Joaquín Vallejo, “el impacto ha sido grande, porque había niños que no tenían baños en sus casas, ni agua, entonces llevaban agua en tarritos para la casa. Además el colegio, de a poco, ha formado cultura. La magnitud del colegio ha sido representativa para la comunidad, porque se ve desde muchos puntos de la ciudad, es el punto de referencia del barrio”, comentó Rubén Darío Hernández Botero, coordinador encargado del colegio.

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