Es hora de invertir, de verdad en I + D. Es una necesidad para el desarrollo del país, pero también un asunto de seguridad nacional.
He sido, desde hace muchos años, defensor de la economía con base en la ciencia, la tecnología y la innovación, C +T +I, como motor de la economía colombiana para que esta despegue definitivamente y ponga a Colombia en el nivel de ingreso y bienestar de los países desarrollados. Ya es un lugar común en el mundo decir que las naciones que más PIB tienen son aquellas que han hecho de la C +T +I el fundamento de su aparato productivo.
El atraso colombiano se entiende mejor si se tiene en cuenta que Colombia en el 2019 invirtió solo el 0.29% de su PIB en investigación y desarrollo (I + D) (https://ocyt.org.co/boletin02102019/Boletin%20OCyT%202019.pdf), mientras que, en el 2017, Alemania invirtió 3.3%; Corea del Sur, 4.55%; Israel, 4.54%, USA, 2.29%; China, 2.16% (https://es.theglobaleconomy.com/rankings/research_and_development/).
No obstante, el esfuerzo de nuestros grupos de investigación es impresionante y su impacto en la sociedad colombiana cada vez mayor. La iniciativa que hace años tuvo la Universidad de Antioquia para impulsar en Medellín el Comité Universidad – Empresa- Estado, reunió a los máximos dirigentes de esos tres sectores para hacer de la ciudad un enclave en I + D, una ciudad del conocimiento, como Turin, San Francisco, Boston, Bangalore, Estocolmo y Munich. Los grupos vieron las necesidades tecnológicas de las empresas y estas, la capacidad de aquellos para resolverles problemas tecnológicos que las modernizaran y las hicieron competitivas. Empresas como Bancolombia, Nutresa, Argos y Haceb, para sólo citar cuatro, se han beneficiado de esa alianza, gracias a la cultura de confianza entre empresarios e investigadores y el convencimiento mutuo de que en la innovación está el camino del desarrollo.
El conocimiento institucional acumulado llevó al gobierno de Medellín a crear Rutan, una organización del municipio para impulsar en la ciudad los desarrollos I + D, que para el 2018 había generado 6.151 empleos y atraído a 271 organizaciones de innovación colombianas e internacionales (https://www.rutanmedellin.org/es/informe-de-gestion-2018)
La experiencia de Medellín tomó relieve nacional: se ha creado y firmado un Pacto por la Innovación liderado por Minciencia y asesorado por Rutan, con entidades de Bogotá, Bucaramanga, Eje Cafetero, Norte de Santander, que ya tiene 4153 empresas sólo en el valle del Aburrá. La ciudad creó un Distrito de Innovación con el objeto de asentar allí empresas de base tecnológica.
Ahora bien, el aporte de los investigadores no sólo se refleja el impacto económico, sino en la manera como pueden mejorar la calidad de vida de los colombianos y romper la dependencia tecnológica a la que estamos sometidos, precisamente por nuestro escaso desempeño en I + D. La pandemia ha permitido ver la creatividad de los grupos de investigación. Esta tragedia nos cogió con poco equipamiento tecnológico para enfrentarla. Somos un país de ingresos limitados, que, además, en esta circunstancia, tiene que competir con otros, muy poderosos, por recursos de tecnología para enfrentar en coronavirus. Veamos:
El grupo de Inmunovirología, que dirige la doctora María Teresa Rugeles, en la SIU de la Universidad de Antioquia, aisló la cepa del coronavirus en Colombia.
Este logro científico permitió al doctor Gustavo Gámez, de la misma universidad, y sus colaboradores, construir el Protocolo Colombia. En el portal de la Universidad se señala que “El Protocolo Colombia propone alternativas para la disminución de tiempo en las pruebas diagnósticas del SARS-CoV-2, con niveles de especificidad y sensibilidad iguales o superiores al protocolo usado actualmente en el país y que fue desarrollado en Alemania. La propuesta también permitiría la reducción de costos en el diagnóstico y la realización de un número mayor de pruebas” (http://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/udea-noticias/udea-noticia/!ut/p/z0/fYy9CsJAEIRfxSal7BrjqWWwEMTCQiTZRpbkMKvnbX7O4OObaKONzfDNMDNAkAF57uXCQdSzG3xO5rxab-JZmuAeTWIwNYdksYy38-MJYQf0vzA8yLVpKAUq1Af7DJDV2gZ2j9JyhNz9ukrv9sOjTrwGKYS7CN9rL6WOra9YrB8owrrVoIU6nTrpLdQ3yl9a9J-B/).
Pero, además, el Dr. Gámez anuncia que ya ha logrado detectar el virus con Enzimas Recombinantes producidas “en casa” (laboratorios de la Universidad de Antioquia), reactivos esenciales, irremplazables y escasos para la detección molecular de SARS-CoV-2 (o coronavirus). Los investigadores llamaron a esta iniciativa Independencia Enzimática, nombre perfectamente escogido porque estos reactivos son la parte más costosa de los kits de detección. Este gran logro, una vez el Protocolo Colombia haya sido validado por las autoridades sanitarias del país, rebajará de manera dramática los costos de las pruebas; pero, además, le permitirá a la Universidad de Antioquia producir tantas de estas como sean necesarias, rápidamente – el país tuvo que esperar dos meses para conseguir 500.000 tests, con las consecuencias epidemiológicas que eso significó- y masificando su aplicación. Aunque otros grupos de investigación en el país también están trabajando en este sentido, este nuevo logro del profesor Gámez emerge como un avance sin precedentes en el manejo de la COVID-19 en Colombia.
Hubo, todavía hay, escasez de ventiladores para combatir las urgencias por el coronavirus en Colombia. Se compraron, cuando se dio la oportunidad, 2.817, por COP $229.000’000.000, equivalentes a US$ 57’250.000. Es decir, cada uno costó COP $81’292.154, o, lo que es lo mismo, US$20.223. Los investigadores e ingenieros colombianos de la Universidad de Antioquia (y otras universidades del país) pueden producir los que desarrollaron a COP $8’000.000, o lo que es lo mismo, US$ 2.000. Como quien dice, cuarenta veces más baratos. Ya tienen la financiación y el Invima va muy adelante en su validación. No habrá, de ahora en adelante, escasez de ventiladores mecánicos.
El Sena, por su parte, probará en la Clínica Universitaria de la UPB, un robot que tomará la temperatura para pacientes con covid – 19 y hará de puente de comunicación entre el paciente y el personal de salud, así como con su familia. Este aparato ya ha sido puesto en práctica en países como Corea del Sur, China y Japón, pero constituye para Colombia un verdadero adelanto.
Se me escapan muchas iniciativas, pero las que he reseñado son verdaderos ejemplos de cómo hacer tanto con tan poco. Gracias infinitas a nuestros científicos e ingenieros. Es hora de invertir, de verdad en I + D. Es una necesidad para el desarrollo del país, pero también un asunto de seguridad nacional. Esta pandemia lo demuestra.