Hay que cambiar los golpes y los gritos por razones

Autor: Redacción
4 octubre de 2019 - 06:28 PM

El castigo humillante tiene repercusiones en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de Niños, Niñas y Adolescentes, y a futuro se convierte en un generador de más violencia.

Medellín, Antioquia

El castigo físico y humillante provoca tristeza, rabia, miedo y sentimientos de culpa y odio, lo que de acuerdo con los estudios internacionales es el origen de múltiples problemas emocionales y psicológicos en la adolescencia y la adultez, que luego se traducen especialmente en hechos de violencia e inclinaciones suicidas.

Y esa no es la misión de los papás, ni puede ser la tarea de quienes tienen el privilegio de ser cuidadores de un Niño, Niña o Adolescente (NNA). Por eso es hora de aceptar el verdadero reto, el de avanzar en ese cambio cultural que permita erradicar la violencia, además arraigada en muchos de los hogares colombianos como equivocada estrategia de educación y formación.

Lea: Esfuerzo para desnaturalizar la violencia contra la niñez

Según el informe Forensis del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en 2018 se conocieron 10.794 casos de violencia intrafamiliar contra NNA, además de un preocupante aumento de las conductas suicidas en menores de edad entre los 5 y 17 años, con un total de 284 casos de suicidio; además de que se practicaron 22.794 exámenes médico legales por presunto delito sexual, que representan el 87,45% del total de la violencia sexual denunciada en el país, y 710 homicidios contra este mismo grupo de personas, lo que pone en evidencia la desprotección y el riesgo en que viven muchos niños en el territorio colombiano. Pero el informe va más allá, porque además señala que en los hechos de violencias contra NNA existe un subregistro de por lo menos 70%, lo que quiere decir que la mayoría de esos casos no se conocen.

Por eso el reto es apostar, desde el hogar, por un cambio que en vez de castigos físicos y humillantes, de golpes y palmadas, gritos y palabras ofensivas y degradantes, esté enfocado en buscar mecanismos y herramientas que les muestren a los papás y en general a los adultos porqué no es aceptable ningún tipo de violencia y que les enseñen que sí es posible y mucho mejor  educar a un NNA sin ejercer ningún tipo de violencia”, expone Rocío Mojica, oficial de protección de Unicef, al referirse a la importancia del radicado Proyecto de Ley que prohíbe toda forma de castigo físico y tratos crueles, humillantes o degradantes hacia NNA.

Herramientas, explica la oficial, “que van desde la solución de conflictos hasta el respeto mutuo, porque cuando se hace eso no es perder autoridad, por el contrario, cuando el niño ve que las diferencias y los conflictos se pueden resolver de forma no violenta, el niño aprende a respetar mucho más esa autoridad, no a tenerle miedo. Así es como se gana el respeto de los hijos y las hijas”.

“Lo más difícil de la crianza no es controlar a los niños y a las niñas a través de medidas coercitivas violentas que no logran un cambio de actitud de fondo, ni un aprendizaje real para la vida. Lo verdaderamente difícil, es aprender a controlar nuestras emociones como padres y madres. Criar hombres y mujeres de bien se hace con amor, paciencia, expresiones de afecto, dedicación de tiempo de calidad para el aprendizaje, la recreación, el respeto en su dignidad humana y en cada uno de sus derechos”, sostiene Gloria Carvalho, secretaria ejecutiva de Alianza por la Niñez Colombiana, que junto a organizaciones de la sociedad civil y en coordinación con la academia y otros sectores, unieron esfuerzos con el Gobierno Nacional desde el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) para radicar esa iniciativa legislativa que conduzca a la prohibición del castigo físico y humillante en los diversos entornos en los que transcurre la niñez y la adolescencia.

“Llegó la hora de cambiar la forma en que nos relacionamos con nuestras niñas, niños y adolescentes. La evidencia nos ha mostrado que el castigo físico y humillante y los tratos degradantes son ineficientes, no modulan las conductas, nos distancian de nuestros hijos, y además tienen graves consecuencias físicas y psicológicas en el corto, mediano y largo plazo”, dijo a su vez Juliana Pungiluppi, directora general del Icbf.

 

Saber corregir

La Convención de los Derechos del Niño ya había recomendado a los Estados adoptar legislaciones que prohibieran castigos físicos y humillantes en contra de NNA y estuvieran enfocadas a proteger sus derechos humanos. Cuando Colombia aprobó la Ley de Infancia y Adolescencia reconoció a los NNA como sujetos de derechos, pero faltaba ese paso que ya habían dado 56 países más en todo el mundo, nueve de ellos en Latinoamérica.

“Este proyecto de ley nos pone a la vanguardia de la defensa de los derechos de NNA, y por eso es un gran avance para el país”, destaca Alejandro Ruiz Caicedo, abogado, asesor y consultor de derechos de infancia y adolescencia y docente de la Universidad Nacional.

Según Ruiz Caicedo, “hay evidencia científica de que los niños se alteran en su comportamiento, en la concentración, en sus sentimientos, en su desarrollo cognitivo y en su desarrollo mental, cuando son víctimas de castigos físicos y humillantes. Muchas veces las personas piensan que un coscorrón es lo más normal y que no hace daño, pero los estudios muestran que los niños sienten rabia, frustración y odio hacia los padres y que ese castigo, contrario a lo que los adultos piensan, no corrige sino que crea situaciones de rebeldía y de descontento en NNA”.

Agrega que  “los NNA son personas en desarrollo y simplemente lo que necesitan son razones para comportarse de x o y manera, pero no lo aprenden con los golpes, lo aprenden con la palabra, con el diálogo, y principalmente con el ejemplo”.

Argumento que refuerza la señora Mojica: “Este es un mensaje clarísimo de cero tolerancia a cualquier tipo de violencia contra NNA. Ellos son sujetos de derechos, no son propiedad de los adultos, son iguales en dignidad y los adultos tenemos la obligación de proteger su integridad, física, emocional y psicológica. Es un compromiso ineludible del Estado y la sociedad”.

Como el mismo informe de Medicina Legal revela que la mayoría de las violencias contra NNA se presentan en el entorno familiar, es necesario empezar este compromiso en casa: “Porque vivimos en un país donde no hay una cultura de protección, se normaliza el castigo y el golpe en contra de NNA y encima decimos que es por el bien de ellos, para corregirlos y para que se formen”, añade el abogado Ruiz Caicedo.

Y no es que los hijos no se puedan corregir, que es lo que se ha malinterpretado, o lo que ha generado algún temor: “No, lo que hay es que saber corregir, hay que superar la creencia de que hay que causar dolor para aprender y para cambiar, los seres humanos tenemos que aprender a que nos equivocamos, a que podemos aprender de los errores, a que podemos hacerlo mejor, a que no van a dejar de querernos o de amarnos si cometemos errores. Ese es un mensaje que transmite seguridad y que se le puede dar a un bebé desde recién nacido”, anota la oficial de protección.

Y acepta que “la Ley no cambia la práctica”, por lo que insiste en que “hay que empezar con la formación y la educación de los papás, para que entiendan que un principio maravilloso de la vida, que hace seres humanos mucho más felices, es tener un sitio adonde llegar sin miedo, donde puedan sentirse tranquilos, confiados, y ese lugar debe ser la casa”.

 

Eliminar la justificación

La Convención de los Derechos del Niño, que cumple 30 años este noviembre, indica que el niño, niña y adolescente, como persona, es titular pleno de sus derechos; por tanto, resalta la obligación de los Estados de eliminar de la legislación toda justificación del uso de los castigos físicos como una corrección “razonable” en cualquier entorno e incluir la prohibición expresa en la legislación.

A la luz de esta observación, el Comité de los Derechos del Niño (CDN) ha exhortado en sus observaciones al Estado colombiano a derogar el artículo 262 del Código Civil Colombiano sobre la “facultad de vigilancia, corrección y sanción” y a asegurar que la legislación prohíba el castigo corporal en todos los ámbitos, incluida la niñez indígena, además de crear formas de crianza positiva, no violentas y formas participativas de crianza de niñas y niños.

 

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