Expertos relojeros

Autor: Luis Felipe Dávila
3 diciembre de 2018 - 09:01 PM

Se puede comparar a los juristas colombianos con expertos relojeros (con el perdón de los relojeros).

Quien rompe las reglas en otros lugares del mundo es visto como un marginal, como un ser atípico. Aquí, el atípico es el ciudadano cabal que se rige por las normas tanto del derecho como de la moral. El justo es el hombre incómodo. A los colombianos nos cuesta seguir instrucciones, presentamos generalmente una disociación entre el ser y el deber ser. Se nos dificulta decidir y nos mantenemos en un estado de incertidumbre constante, pues, la impunidad, el desprestigio de las instituciones y la corrupción son los fenómenos más cotidianos. Por lo general destrozamos la indecisión con el incumplimiento de la ley, es decir, pasamos de la duda a la trasgresión, o de la pasividad a la violencia, cerrando así el circulo vicioso.

Lea también: Protocolo contra homicidios no ha ayudado a reducir ese delito

¿Pero cuál es el papel de los abogados (y constructores de leyes y productores de justicia) en todo esto?

Para comprender mejor la situación se puede comparar a los juristas colombianos con expertos relojeros (con el perdón de los relojeros), que desarman y arman la maquinaria con extrema habilidad y pulcritud, que están en sintonía con todas las vanguardias del mundo en cuanto a sincronía digital, y reparación de instrumentos de cuerda. Importan piñones de oro y plata de las mejores fábricas del mundo, e incluso son capaces de escribir tratados enciclopédicos sobre el uso eficiente de las baterías y de los segunderos. Pero no son capaces de darnos la hora.

Especialidad y dogma son sus reglas. Cada vez más técnicos, cada vez más precisos. Siguiendo fielmente el dictado de los grandes relojes. ¡Cuidado con retrasarnos un segundo! ¡atentos a la salida del cucú! Se sabe que mueven interminablemente sus mágicos instrumentos y que son hábiles en su técnica, nadie lo niega. Pero tanta cercanía con las partes separadas, lleva al desconocimiento del todo, y el todo es más que la suma de las partes -para darle un toque aristotélico a la cuestión-.

Tenemos tantos relojes en distintas horas, o simplemente quietos, porque no se sabe qué contar; a veces parece que los del gremio están tan engolosinados con los engranajes, que olvidan que su función es fijar la hora para encausar los obreros a la construcción, y a los oficinistas al despacho. Dejaron de ser un medio para convertirse en una cosa en sí misma. Su fetichismo del piñón, tiene a muchos paralizados, incluso los relojeros más importantes del país parecen estar dando su propio tiempo, a espalda de los demás. Pero quizá olvidan que, también ellos, tienen compromisos con el tiempo y con su país, o con el país del tiempo.

Lo invitamos a leer: Prevenir para castigar menos

Este desconcierto favorece a los relojeros más testarudos que imponen las ocho de la mañana a las cuatro de la tarde, o el medio día a las diez de la noche. Sin importar que la luna redonda y fija tenga otra versión del asunto. Relojeros que imponen su hora, y luego, con toda certeza lo aseguran mostrando su propio instrumento de pulsera.  Expertos que olvidan que, aunque el pueblo no tenga reloj, sabe mirar al cielo, contar con los dedos y diferenciar el amanecer del atardecer.

 

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Artículos relacionados

Colombia es un país joven
Columnistas

Colombia es un país joven

Colombia derrocha a sus jóvenes por falta de plata, pero también por falta de norte.

Lo más leído

1
Columnistas /

Cinco cosas a favor y cinco en contra sobre el comunismo extinto

Los comunistas son tan enfáticos en su convicción que con la mayoría resulta imposible hacer un diálogo
2
Población /

Sofía Gaviria recibe reconocimiento como Canciller de Paz Mundial

La senadora recibió dos nuevos reconocimientos internacionales a su labor humanitaria.
3
Columnistas /

¿Dulcecito o dulcesito?

El elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo… Este sufijo...
4
Religión /

Los signos de la muerte y el espíritu

Cualquier cosa que aprisione la vida como el coronavirus puede ser removida por la fe en Jesús. Homilía...
5
Columnistas /

Cómo expresar los años y los siglos

No es correcto decir: el año veinte veinte. La RAE recomienda la modalidad española: año dos mil veinte.
6
Palabra & Obra /

Don Marco Fidel Suárez, paladín de nuestra lengua española

Existir es haber estado antes en la palabra.