Después de 22 meses de gestión, Juan David Valderrama dejó la dirección del Instituto de Deportes y Recreación de Medellín, Inder, cargo en el que fue sucedido desde el lunes pasado por el politólogo Daniel Palacios Mejía, quien asume el reto de guiar los destinos de un instituto descentralizado que, según la Encuesta de Percepción Ciudadana realizada por Medellín Cómo Vamos en 2017, está entre las tres entidades públicas con mejor calificación en conocimiento, favorabilidad y buena gestión, con el 87,6%.

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Próximo a cumplir 25 años desde que se creara, por Acuerdo Municipal 270 del 5 de marzo de 1993, el Inder se ha consolidado como referente institucional en el desarrollo de programas para el fomento del deporte, la actividad física, la recreación y el aprovechamiento del tiempo libre, para lo cual las distintas Administraciones Municipales que se han sucedido en estos cinco lustros, han desplegado cuantiosas inversiones para la construcción y el aprovechamiento de infraestructura física. Los resultados, en el plano competitivo, se pueden medir, por ejemplo, con los 14 títulos consecutivos que el municipio ha obtenido en los Juegos Departamentales, producto del trabajo de las escuelas populares del deporte. En el plano recreativo, tiene para mostrar la creciente demanda de espacios como las ciclovías (bautizadas por la actual administración como Vías Activas Saludables), o los Puntos Activos, que llevan la actividad física a los barrios. En los últimos años, la entidad ha convocado la realización de eventos que han permitido dar a conocer a la ciudad en el ámbito internacional, como son, por ejemplo Adrenalina Urban Bike y, más recientemente, incursionó en la creación de un equipo continental de ciclismo que, por cierto, acaba de ganar el título por equipos de la recién concluida Vuelta a San Juan, en Argentina. En esta aventura ciclística, valga aclarar, el municipio ha contado con socios privados, algo apenas lógico cuando de una inversión tan cuantiosa se trata.

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Es difícil encontrar en la ciudad una entidad pública con tantos pergaminos y tal vez la explicación esté en el hecho de que las políticas fundamentales se han mantenido a lo largo del tiempo, a pesar de los cambios de Administración. No podría, pues, ningún alcalde adjudicarse todo el crédito ni tampoco se puede decir que alguno haya pasado en blanco, por lo cual las palabras del entrante director, en el sentido de que el Inder “es una de las instituciones más bonitas que tenemos” y que “es una institución que hay que cuidar” adquieren sentido.

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Más allá de los percances propios de los cambios de Administración en la programación de eventos o de la legalización pendiente de algunos títulos de propiedad que han impedido que se hagan intervenciones en varios escenarios deportivos, tarea que debe seguir adelantando la nueva Administración, los resultados hablan de una entidad que ha logrado consolidar una gestión con vistas a superar sus indicadores y cuyo impacto es reconocido por la ciudadanía. Damos, pues, la bienvenida al nuevo director, quien desde antes de tomar posesión de su cargo puso a hablar a la ciudad de sus “refuerzos”, para emplear un término apropiado en el deporte. Se trata de los asesores Juan Carlos de la Cuesta y Eduardo Silva Meluk, expresidentes de los equipos Atlético Nacional e Independiente Medellín, respectivamente, quienes tienen amplios logros para mostrar y quienes se unieron desde sus orillas para trabajar por la construcción de una cultura de convivencia entre las barras de ambos equipos de fútbol, tarea que tuvo como punto culminante que seguidores de ambos equipos pudieran volver a presenciar los partidos clásicos.

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Aunque no tienen experiencia en el sector público, De la Cuesta y Silva Meluk tienen entre los ciudadanos una credibilidad similar a la de la entidad a la que llegan, por lo que es de esperar que su labor sea fructífera. Un primer logro podría exponerse desde ya: mostrarle a quienes han polarizado la simpatía por un equipo, que es posible empujar para el mismo lado en procura de un bien común. Al nuevo equipo de trabajo, nuestros mejores deseos.