El desafío de la ética

Autor: Ricardo Ernesto Torres Castro
2 junio de 2019 - 11:03 PM

La ética es algo práctico. Está en el adn en tanto que nos ayuda a formar nuestra conciencia para así poder discernir y optar por lo que es bueno y por lo que es malo

Medellín

Ricardo Ernesto Torres Castro

Desde hace mucho quería escribir esta columna. Hay una huella de los valores que le garantizan a la sociedad dejar de lado lo que por años hemos traído como un lastre. ¿A qué me refiero? En particular a esa cultura mafiosa, poco rigurosa, dejada llevar por el deseo de dinero fácil, rápido y abundante, esta que nos enseñó a hacer la trampa para sentirnos ganadores, la del papá que le decía al hijo que si se dejaba pegar él le daba más duro, o la de la mamá orgullosa porque el niño le cuenta como engañó con la tarea a la profesora o se copió del compañerito. Es frecuente, inclusive, en los colegios ver cómo hay docentes que engañan a sus estudiantes dejándoles abundante trabajo en clase para justificar su mediocridad no dictando su clase, simplemente porque no la preparó. Finalmente, cuando nos detenemos a mirar con mayor detalle los grandes problemas de cualquier sector de la producción en Colombia, o de cualquier sector social, coincidimos en que es un problema de ética. O sea, que es precisamente por la insuficiente conciencia ética que tenemos prácticas corruptas, desgaste técnico, humano, financiero, sin contar el desgaste de la familia, de los valores, de lo que es bueno, en fin… ¿qué hacer? Para todos es sabido los esfuerzos permanentes que la educación viene planteando en este campo, sin embargo, la integración para que sea plena, debe desarrollarse desde y para la familia, por eso nos encontramos acá, queriendo que juntos, ustedes como familia y nosotros como institución construyamos un modelo de ejecución confiable, que, ajustado al espíritu de las necesidades de la sociedad, redundará en beneficio de todos. Es que, si ya ser pilo no paga tanto, siempre ser bueno lo va a pagar todo. Cuando una persona empieza a formar su conciencia ética, ¡ganamos todos! Gana la sociedad, el país, las empresas, los trabajadores y sus familias y como consecuencia, gana uno mismo. La ética nos hace más creíbles, más confiables, más verídicos. La ética, en definitiva, nos hace generar valor y hoy este es el activo más importante para la sociedad.

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¿Ustedes se han preguntado por su dimensión ética? ¿Ustedes se han preguntado por qué tan éticos son? Si se tratara de responder de uno a diez, ¿Qué número le pondrías a tu dimensión ética? Estas preguntas son importantes porque nos ayudan a establecer un diagnóstico, muy personal, que logrará, por lo menos así lo espero, al final de esta columna construir más asertivamente nuestra visión ética y esta nos preguntará por la forma como llevamos la misma vida, ¿Honradamente? Sigamos utilizando nuestra imaginación. ¿Será que esas clases que hemos recibido en nuestros colegios y universidades sobre humanidades, ética, ciencias sociales, ha producido en nosotros un cambio relevante para nuestro ser? Se trata en particular, y en el mejor de los casos, que este tiempo realmente nos sirva para algo. La pregunta de la ética, ese por qué, es el fundamento de la conducta moral. Siempre que las conductas de una persona pasan por el filtro de las preguntas, entonces se dice que allí hubo un discernimiento ético, cuando ese discernimiento se hace consiente en la propia vida, entonces entra en el plano de lo moral. Así es que nuestra ética nos lleva a la moralidad de las cosas y este es el fin más bueno al que debemos aspirar. En este orden de ideas, la ética es algo práctico. Está en el ADN en tanto que nos ayuda a formar nuestra conciencia para así poder discernir y optar por lo que es bueno y por lo que es malo. Está muy al corriente de nuestros actos humanos, ya que ellos nos definen fundamentalmente. Para esto, necesitamos de cargarnos de una buena dosis de valores, esto son, el combustible que mueven nuestra vida, ¿será que nuestras decisiones están basadas en esos valores? Pensemos en uno. La honestidad. Dice Tulio, en su Rhetorica, que lo honesto es aquello que se busca por sí mismo. Santo Tomás de Aquino, vincula la honestidad con la virtud de la templanza. La honestidad es la condición fundamental para que, en un proceso de formación, un ciudadano pueda mirar al otro a los ojos, reconocerlo y fijamente, sin fingimiento, asumir su realidad como parte constitutiva de lo que es.

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Pero bueno, lejos de parecer, inclusive, repetitivo con lo que ya hemos oído, sin duda las cosas están cambiando y para bien. Hoy hay mayor conciencia del crecimiento y el desarrollo personal, hay más cultura cívica, nos falta mucho sin duda, pero al menos hoy vemos en la agenda de los académicos y de algunos buenos políticos que el urbanismo como la civilidad son herramientas de construcción de una ética para todos. Pensar en que nuestra sociedad abre sus puertas al desarrollo, compromete también, pensar en un pueblo que de hecho se ha desarrollado mentalmente en orden a un código de convivencia y ciudadanía que nos permite a todos desenvolvernos en la sociedad. Se trata, en última instancia, de ser éticos. Es muy difícil innovar, ser competitivos cuando no tenemos los mínimos requeridos: educación y disciplina. Estas dos, son las herramientas que posibilitan la formación de una conciencia ética. Muchas veces creemos tener la educación, sabemos que hablar mal del otro está mal, que hacer lobby donde no me corresponde está mal, sabemos que las campañas de desprestigio, tan comunes en nuestro país, son éticamente deplorables, sabemos que pasar por encima de los demás no es la mejor forma de convivencia, sabemos que sobornar un policía o un funcionario público es un principio de corrupción, sabemos que contratar personas a ojo o hacer procesos de contratación buscando comisiones son igualmente corrupción. Aunque sepamos todo esto y tengamos la educación suficiente, muchas veces dejamos pasar o nosotros mismos caemos en esto. Ahí es donde se necesita la suficiente disciplina que nos ayude a conducir nuestro obrar.

 

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Comentarios:

Arturo
Arturo
2019-06-03 12:02:23
Muchas personas "caen" en conductas antiéticas, porque su entorno, se aprovecha de su débil entendimiento y de su baja formación en estos temas; el corrupto, siempre relativiza o ridiculiza la norma, y la interpreta a su amaño, ejerciendo su poder subordinante, para hacer que sus colocados o contratistas, incurran en sus perversos propósitos. La baja capacidad de juzgar y la versatilidad de la voluntad, son el terreno abonado para que los supuestos líderes o aquellos dirigentes y gobernantes, hagan de las suyas. Horror!

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