Cuidado con los precedentes

Autor: José Gregorio Hernández Galindo
26 julio de 2020 - 12:02 AM

En la medida en que los tribunales y órganos de control acepten o permitan la elusión de las reglas, se sientan precedentes y se debilita la estructura jurídica.

Bogotá

El Estado Social de Derecho es propio de la democracia y se entiende que no es establecido como formulación teórica de principios vacíos, sino como postulado esencial e indispensable para configurar una forma de convivencia social concebida en términos de justicia, igualdad, libertad, solidaridad, respeto a la dignidad de las personas y a los derechos individuales y colectivos; sistema de mutuo control entre quienes ejercen el poder público, y sujeción de todos –gobernantes y gobernados- a principios y reglas establecidas por órganos competentes y verificadas por tribunales imparciales.

Lea también: Difícil coyuntura

Ese es el ideal. ¿Se cumple entre nosotros?

Si algo preocupa hoy en Colombia a la comunidad jurídica –y debería preocupar a toda la sociedad- es, además de la rampante corrupción, la paulatina pero creciente pérdida del poder del Derecho, y en concreto, la censurable práctica oficial de proclamar de labios hacia fuera el acatamiento a las normas, mientras en realidad se las desobedece y se las burla. Una conducta contraria a la ética, pero cada vez más extendida, que la sociedad no puede aceptar porque conduce no solamente a la grave prevalencia del poder sobre las reglas a las que debería estar sometido sino al implacable deterioro de los fundamentos jurídicos del Estado social y democrático de Derecho.

Ha tomado fuerza –de tiempo atrás, pero últimamente a raíz de la expansión del covid-19-, la corruptora idea según la cual todo es válido si produce resultados de corto o cortísimo plazo en el campo económico o social, en la seguridad y en el orden público, o en la justicia, sin que importe pasar por encima de las normas que integran el ordenamiento jurídico y de las garantías, que muchos consideran inútiles formalismos. Se observa una tendencia colectiva a no resistir, a no oponerse, a no preguntar, a no escrutar, a no vigilar, a no controlar. Un generalizado comportamiento pasivo –que no es lo mismo que pacífico-, que todo lo acepta sin reaccionar, sin entender, sin captar lo que significa, y, por tanto, sin reflexionar acerca del impacto que la indolencia y la tesis del “todo vale” habrán de causar hacia el futuro.

No cabe duda sobre el peligro que semejantes criterios representan para la supervivencia de la democracia y para la preservación de un Estado garantista y respetuoso de los derechos, puesto que, en la medida en que los tribunales y órganos de control acepten o permitan la elusión de las reglas, se sientan precedentes y se debilita la estructura jurídica. Los precedentes. Mucho cuidado con los precedentes.

Le puede interesar: Convivencia, derecho y solidaridad

Si en Colombia, como tributo a la inmediatez de los resultados, se impusieran tales premisas y, en consecuencia, la juridicidad tuviera que ser sacrificada en aras de la eficacia, de manera que el futuro del sistema -tras la crisis del coronavirus- sea la de un gobierno omnipotente, habremos perdido doscientos diez años de vida republicana. De una sociedad civilizada y libre, pasaremos a ser un simple rebaño que marcha a ciegas, sin controvertir ni discutir nada, dirigido por lemas y proclamas oficiales repetidas hasta el cansancio por los medios de comunicación.

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Artículos relacionados

Diario Oficial
Columnistas

Indispensables precisiones

La jefatura del Estado –y esto no parece entenderlo el actual gobierno- no significa, en el Estado de Derecho, que el presidente de la República sea el superior o...

Lo más leído

1
Columnistas /

¿Dulcecito o dulcesito?

El elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo… Este sufijo...
2
Columnistas /

¿Glorieta, rompoi o romboi?

@ortografiajuanv explica las interrelaciones de culturas y la formación de nuevas palabras
3
Columnistas /

Cinco cosas a favor y cinco en contra sobre el comunismo extinto

Los comunistas son tan enfáticos en su convicción que con la mayoría resulta imposible hacer un diálogo
4
Columnistas /

Bendeciste mi alma, ¿o bendijiste?

Como la lengua es del pueblo, no hay que apedrear al que, por alguna razón, se desvía de aquella ruta...
5
Palabra & Obra /

Aprendiz de brujo en Luciano de Samosata, Goethe, Dukas y Walt Disney

Recorrido por la historia del personaje Aprendiz de brujo en la literatura, la música y el cine.
6
Salud /

Clínica Medellín se va del centro luego de 70 años

Desde el 1 de octubre esta histórica clínica abandonará su sede para concentrar sus servicios en...